Oxford. Década
de los sesenta.
El profesor de
literatura Henry Lytten, antiguo miembro del servicio secreto británico,
intenta escribir una nueva historia de fantasía que supere la obra de sus
predecesores, J. R. R. Tolkien y C. S. Lewis. Y encuentra una confidente en su
vecina Rosie, una adolescente de quince años.
Un día, mientras persigue al gato del
profesor, Rosie encuentra una puerta en su bodega que le llevará a un mundo
idílico, conocido como Anterworld (el universo creado por Lytten en su
historia), una tierra bañada por el sol de los narradores, las profecías y los
rituales. Pero ¿es este acaso un mundo real? ¿Y qué pasa si ella decide
quedarse?
A la vez, en
un futuro, más o menos lejano, una científica rebelde está tratando de probar
que el tiempo (pasado, presente y futuro) no existe, con consecuencias
potencialmente devastadoras.
La novela de Iain
Pears tiene lugar en tres épocas, mundos o situaciones bien
diferenciadas (tanto por la ambientación, como por la forma de hablar), que le
permiten ir mezclando géneros: novela de ciencia ficción, novela de fantasía,
novela de espías, novela de intriga, novela de tesis mostrando diversas
posturas políticas y económicas, junto a homenajes a diferentes autores, pero
todo ello bien engarzado, y, conforme avanzamos en la historia, se nos va
ampliando cada situación y vemos como se relacionan.
Cada capítulo
está narrado desde la perspectiva de cada uno los diferentes personajes, con lo
cual fácilmente accedemos a los diferentes puntos de vista. Es curioso que la
figura de Henry aparezca en los tres momentos. Y son constantes las referencias
literarias de todo tipo.
Por una parte,
tenemos ese mundo futuro, donde los científicos son la clase dominante (y con
ellos, las grandes corporaciones), y donde las emociones son reprimidas. Un
mundo con problemas de población y falta de recursos. Aquí, la matemática Angela
Meerson trabaja en un proyecto que permitiría viajar o bien en el futuro o bien
a universos paralelos. Ante el temor de que una gran corporación se apodere de
su trabajo, decide huir en un prototipo viable con todos los dato. Termina en
la Alemania anterior a la II Guerra Mundial.
Por otra
parte, nos encontramos en la Inglaterra de 1960. Allí, el profesor de
literatura Henry Lytten quiere escribir una historia de fantasía que supere la
de sus amigos Lewis y Tolkien; para ello crea un mundo nuevo, Anterworld. A
Lytten, que perteneció al servicio secreto británico, se le pide que averigüe
quién es el topo de la organización; a través de sus recuerdos, vemos como
conoce en 1939 a Angela, cuya amistad perdura en esos momentos. Gracias a esa
amistad, Angela guarda en el sótano de Henry unos viejos trastos y armatostes,
que, en realidad, constituyen un portal de entrada a Anterworld.
Por ultimo,
Anterworld, una sociedad parecida a la medieval, donde el poder lo tienen los
señores y los narradores. A este mundo van a parar Rosie, esa adolescente
vecina de Henry, por accidente, y Alex Chang, antiguo subordinado de Angela en
el futuro, que llega aquí huyendo de Scotland Yard, pues le confunden con un
espía ruso.
Todo esto, y
mucho más lo encontramos en la primera mitad de la novela y vemos como se unen
estas tramas. ¿Cómo se va a resolver? Leed la novela.
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