Marina, una
joven maestra griega, recurre al poder del mito para ayudar a sus estudiantes a
sobrellevar los terrores de los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, por
la ocupación nazi y los bombardeos aliados, al haber un aeródromo alemán en el
pueblo.
Las bombas caen sobre el pueblo griego, y la
maestra lleva a sus alumnos a una cueva para refugiarse. Allí les cuenta sobre
otra guerra, cuando los griegos sitiaron a Troya. Día tras día, cuenta cómo los
griegos sufren de sed, calor y nostalgia, y cómo se enfrentan los oponentes:
ejército contra ejército, hombre contra hombre. Los cascos se cortan, las
cabezas vuelan, la sangre fluye. Ahora son otros los que invaden Grecia, el
ejército de la Alemania nazi. Pero los horrores son los mismos miles de años
después.
El narrador es
un muchacho de 15 años, cuyo padre, el antiguo maestro de la escuela municipal,
ha sido encarcelado por los alemanes. No tardará en sentirse enamorado de
Marina, la nueva maestra, a la que apodan la Bruja, aunque siempre va a todas
partes acompañado de Dimitra, su amiga de toda la vida y con la que tendrá su
primer beso, pues todo el mundo los considera una pareja. Se debate entre ese
amor que sabe que no va a ser correspondido y la angustia familiar por saber si
su padre estará vivo o no.
La verdadera
protagonista, la que lleva la voz cantante, es Marina, quien, por un lado tiene
amigos en la resistencia, por otro está enamorada de uno de los pilotos
alemanes y es a estos a quienes les debe su trabajo. Y ella, cual Scherezade,
embrujará a sus siete alumnos durante el primer bombardeo aliado, y ellos
querrán más, querrán saber cómo continua esa historia, esa guerra entre
troyanos y aqueos, los griegos.
Theodor
Kallifatides, a través de Marina, nos da una visión moderna de La Ilíada,
donde los dioses griegos no intervienen y nos muestra la personalidad de los
grandes personajes del mito, especialmente Aquiles, Helena y Agamenón,
incidiendo en sus dudas, sus deseos, su
orgullo. El relato que nos ofrece es ágil, nos atrapa enseguida, e imágenes,
cuyos originales homéricos a veces nos pueden parecer pesados, nos llaman
poderosamente la atención. Incide en detalles de la vida cotidiana, al margen
de la guerra, y otras veces se recrea en los aspectos violentos de la contienda
(por ejemplo, la escena de la muerte de Patroclo o la posterior venganza de Aquiles),
Kallifatides
nos propone un acercamiento a la Ilíada, que le ha fascinado desde
sus años de instituto, pero considera que a muchísimas personas les resulta
difícil leerla, por diferentes motivos,
e incide en su valor antibelicista, pues son los que no combaten, sobre
todo mujeres y niños, las víctimas de cualquier guerra.
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