Ypsilon, año
10 del Nuevo Orden.
El país se
prepara para el Aniversario del Incendio que lo cambió todo.
Diez años de
censura, represión y felicidad impuesta.
Diez años
huyendo de los Cíclopes y siguiendo las huellas de los Dos Ejes.
Pero ahora los
Rebeldes cuentan con un arma secreta.
Su nombre es
Ariadna. Y tiene un don.
Nando
López nos presenta la primera parte de una trilogía sobre un mundo
distópico donde la tecnología ha avanzado a niveles aún desconocidos para
nosotros. En esta sociedad, toda muestra de cultura (libros, películas...) ha
sido eliminada, y todo aquel que guarde una copia de manera clandestina, será
juzgado como un rebelde, y, por si fuera poco, la censura y la manipulación de
la información.
Ariadna, la protagonista,
es una niña de 12 años que posee un ejemplar muy especial de La Odisea y, al
concentrarse, es capaz de invocar a las criaturas que habitan en sus páginas.
Esto es descubierto por los mandamases de El Nuevo Orden, por lo que deberá
huir para evitar ser capturada y ejecutada. Cuando sus padres son encarcelados,
Ariadna decide buscar a Dédalo, uno de los jefes rebeldes y conocido de su
familia.
En esta
búsqueda le ayudará T, un misterioso joven, que posee otro enigmático don, que
no termina de controlar. Con él se introduce en la novela el componente LGTB,
pues vive con sus padres adoptivos, Orión y Layo.
Frente a
ellos, tenemos a Némesis, la gobernante de Ypsilon, hija de los antiguos
gobernantes Pigmalión y Galatea, contra
cuyo recuerdo quiere competir. Está secundada por Argos, que controla los ejércitos
de robots (rastreadores, cazadores, ejecutores...), y Moira, la Arquitecta, que
crea los prodigios tecnológicos; entre ellos existe bastante rivalidad y cada
uno disfruta con el fracaso del otro.
En la novela,
el autor combina la ciencia ficción con la mitología griega en un resultado
sorprendente. A todo esto hay que añadir las ilustraciones de David Benzal,
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