Tenía ya la historia ideal y
nadie podía decir que el argumento estuviera demasiado «trillado». Era una
historia arrolladora de amor y pérdida, de vida y muerte, y por encima de todo,
de redención. Era la historia de una pasión grandiosa que se prolongaba durante
más de cuarenta años…
Ruth
Hogan nos trae una bella
historia sobre objetos perdidos y segundas oportunidades a partir de dos tramas
distintas:
La primera, la
historia de Laura, que trabaja como asistente personal de Anthony Peardew,
célebre autor de relatos que se acerca al final de sus días, quien ha pasado la
mitad de su vida coleccionando objetos extraviados, tratando de expiar una
promesa rota años atrás. Tras la muerte del
escritor, Laura heredará su casa y todos los tesoros perdidos (los
cuales han inspirado muchos de sus cuentos que podremos leer; al principio con
finales felices, luego no), para que cumpla su promesa y reúna los objetos
perdidos con sus legítimos dueños. Con la casa, en el mismo paquete, vienen
Freddy, un atractivo jardinero, que le hará romper su soledad como divorciada,
Sunshine, la joven vecina con síndrome de Down e ideas muy curiosas, y las
maledicencias de las vecinas del pueblo.
La segunda es
la historia de Eunice, la ayudante de Bomber, un editor londinense, que se
convertirá en el amor de su vida, un amor inalcanzable. Junto a ellos, los
perros de este y su hermana Portia, personaje que se nos hace odioso por la
forma en que trata a los demás y por sus ínfulas en querer ser un gran
novelista cuando, más que homenajear, plagia a los grandes de la literatura
inglesa (Orgullo y Perjuicio de Jane Austen, Jane Eyre de Charlotte
Bronte, entre otros; curiosamente alcanza el éxito, gracias a un editor
rival de Bomber, con su obra Harriet Hotter y el teléfono de las peladillas,
que sería una parodia de nuestro mago preferido).
Con estas dos
tramas, Ruth Hogan escribe una
historia arrolladora de amor y pérdida, de vida y muerte y, sobre todo, de
redención. Es una historia intrascendente, que nos atrapa enseguida con
pequeños detalles que la autora va dejando caer a lo largo del libro; sería una
historia tipo feelgood, tal y como lo define Mónica Gutiérrez en su
novela La Librería del Señor Livingstone. El libro está lleno de humor, y de
referencias literarias (esos plagios de Portia, ¡son divinos) y
cinematográficos (por ejemplo, Cuatro Bodas y un Funeral presente
en el entierro-boda de Anthony y Therese, con el inolvidable poema de W. H.Auden en labios de Sunshine, o en el funeral de Bomber).
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