Los editores acaban de lanzar una campaña para fomentar la lectura.
Hacen bien: Al parecer, en este país sólo lee a diario un 18% de la población,
mientras que todos los días se aceporran con la televisión el 84%. Y casi la
mitad de los españoles mayores de 18 jamás leen nada. Me pregunto sinceramente
cómo se las arreglan para sobrevivir sin los libros, la existencia se me arroja
mucho más gris y más mezquina.
Éste es un artículo apasionado. Una carta de amor a la literatura.
Las novelas son como los sueños de la Humanidad: ponen palabras a lo que no
tiene nombre, dan forma a ese rugiente magma que los habita. No hay ningún
libro, ningún amor imprescindible. Si Shakespeare, si Cervantes no hubieran
existido, el devenir del mundo hubiera sido probablemente idéntico. Pero los
libros en su conjunto, sí son imprescindibles. Si se les impide soñar, las personas
enloquecen: está comprobado. De la misma manera, sin novelas, la Humanidad
sería mucho más triste y más enferma.
Hay algo sustancial que nos une a la narrativa. Quizá sea, como dice
Vargas
Llosa, porque la novela pone un simulacro de orden en nuestras azarosas
y caóticas existencias; porque restaría, por tanto, la herida del vivir, el mal
oscuro. Pero no quiero ponerme trascendente; lo que sí sé es que las novelas me
han dado muchas vidas. He visitado cientos de mundos, he sido dama victoriana,
rey medieval y bucanero. He conocido el odio y el amor, la aventura y el vértigo.
Todos tenemos un libro que nos espera, de la misma manera que a
todos nos aguarda un amor en algún sitio: la cosa es descubrirlo. Los que no
disfrutan con la lectura son aquellos que no han encontrado aún ese libro, esa
obra que les atraparía y les dejaría temblorosos y exhaustos como siempre dejan
las grandes pasiones. Lo siento por ellos.
Rosa Montero
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