De todas las
cosas que he hecho este año hasta ahora, creo que lo que más me ha gustado es
ir a ver el Rocky Horror Picture Show. Patrick y Sam me llevaron al teatro para
verlo la noche de Halloween. Es muy divertido, con todos esos chicos
disfrazados como la gente de la película, y representándola a la vez delante de
la pantalla. Además, el público grita cosas al escenario cuando recibe unas
señales especiales. Probablemente ya lo sabías, pero he pensado contártelo por
si acaso.
Patrick hace
de Frank ’N Furter. Sam de Janet. Es muy difícil ver la película porque Sam se
pasea en ropa interior cuando hace de Janet. Estoy intentando en serio no
pensar en ella de esa manera, pero se me hace cada vez más difícil.
Si te soy
sincero, quiero a Sam. Aunque no es como un amor de película. Solo la miro a
veces y me parece que es el ser más bonito y más amable del mundo entero. Es
también muy inteligente y divertida. Le escribí un poema después de verla en
The Rocky Horror Picture Show, pero no se lo he enseñado porque me da
vergüenza. Te lo copiaría, pero creo que sería una falta de respeto hacia Sam.
El caso es que
ahora Sam está saliendo con un chico llamado Craig.
Craig es mayor
que mi hermano. Creo que puede tener incluso veintiuno, porque bebe vino tinto.
Craig hace de Rocky en el espectáculo. Patrick dice que Craig está «más cachas
que un cruasán». No sé de dónde saca Patrick sus expresiones (...)
Cuando fui a
The Rocky Horror Picture Show esa noche, Mary Elizabeth estaba muy enfadada
porque Craig no había aparecido. Nadie sabía por qué. Ni siquiera Sam. El
problema era que no había nadie para reemplazar a Rocky, una especie de robot
musculoso (no estoy muy seguro de lo que es exactamente). Después de echar un vistazo
a todos a su alrededor, Mary Elizabeth se volvió hacia mí.
—Charlie,
¿cuántas veces has visto el espectáculo?
—Diez.
—¿Crees que
puedes representar a Rocky?
—Yo no estoy
más cachas que un cruasán.
—No importa.
¿Puedes hacer de él?
—Supongo que
sí.
—¿Lo supones o
lo sabes?
—Lo supongo.
—Me basta.
Lo siguiente
que supe es que no llevaba nada puesto aparte de unas zapatillas y un bañador,
que alguien había pintado de dorado. No sé cómo me pasan estas cosas a veces.
Estaba muy nervioso, sobre todo porque, en el espectáculo, Rocky tiene que
tocar a Janet por todo el cuerpo, y Sam hacía de Janet. Patrick bromeaba con
que iba a tener una «erección». Deseé con toda mi alma que no me ocurriera. Una
vez tuve una erección en clase y me hicieron salir a la pizarra. Fue un momento
terrible. Y cuando mi mente recuperó esa experiencia y le añadió un foco y el
hecho de que solo llevaría un bañador, me entró el pánico. Estuve a punto de no
salir a actuar, pero entonces Sam me dijo que ella quería realmente que yo representara
a Rocky, y supongo que aquello era lo que de verdad necesitaba oír.
No entraré en
detalles sobre el espectáculo entero, pero no me lo he pasado mejor en mi vida.
No bromeo. Tuve que fingir que cantaba, y tuve que bailar por el escenario, y
tuve que llevar una «boa de plumas» en la apoteosis final, a lo que yo no le
habría dado ninguna importancia porque es parte del espectáculo, pero Patrick
no podía dejar de hablar de ello.
—¡Charlie con
una «boa de plumas»! ¡Charlie con una «boa de plumas»! —era simplemente incapaz
de parar de reír.
Pero la mejor
parte fue la escena con Janet, donde tuvimos que tocarnos mutuamente. No fue la
mejor parte porque conseguí tocar a Sam y que ella me tocara. Todo lo
contrario. Sé que suena tonto, pero es verdad. Justo antes de la escena, pensé
en Sam, y pensé que si la tocaba de esa manera en el escenario y lo hacía en
serio, sería vulgar. Y aunque creo que algún día podría querer tocarla de esa
manera, no querría nunca que fuera vulgar. No quiero que seamos Rocky y Janet.
Quiero que seamos Sam y yo. Y quiero que ella de verdad me corresponda. Así que
solamente actuamos.
Cuando el
espectáculo terminó, todos hicimos una reverencia, y hubo aplausos por todas
partes. Patrick incluso me empujó delante de los demás actores para recibir mi
propio aplauso. Creo que así es la iniciación de los nuevos miembros del
reparto. Yo solo podía pensar en lo agradable que era que todo el mundo me
aplaudiese, y en cómo me alegraba de que nadie de mi familia estuviera allí
para verme hacer de Rocky con una «boa de plumas». Y menos mi padre.
Stephen Chbosky, Las Ventajas deSer un Marginado
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