Nueve eran las musas, nueve las
inspiradoras, las creadoras.
Después de su
exitosa y celebrada primera novela, La Casa de las Miniaturas, Jessie Burton
ha creado una historia igualmente vibrante sobre las vidas de cuatro mujeres
extraordinarias. Así, dos dramáticos episodios ocurridos en épocas muy
distintas conducen al lector a un apasionante y vertiginoso recorrido a través
del amor y la obsesión, la verdad y la impostura.
Andalucía,
1936. Con la guerra civil a punto de estallar, Olive Schloss, hija de un
marchante de arte vienés y una heredera inglesa, vive con sus padres en las
afueras de un pueblo apartado. A la muchacha le encanta la pintura, y quiere
emular a las grandes artistas de su época. Allí traba amistad con la joven
criada, Teresa Robles, y con su hermanastro Isaac, un pintor idealista que da
clases en Málaga. Al poco tiempo, Olive consigue burlar la voluntad de sus
padres urdiendo un plan que desatará una cadena de mentiras y secretos.
Londres, 1967.
Odelle Bastien, una joven llegada de Trinidad, aspirante a escritora, ha conseguido por fin un trabajo
de mecanógrafa en el augusto Instituto de Arte Skelton bajo la tutela de la
codirectora, Marjorie Quick. A pesar de que ésta le otorga toda su confianza,
Odelle percibe en ella cierto halo de misterio, que se intensifica con la
aparición de una obra maestra perdida durante la guerra civil española, un
enigmático cuadro cuyo autor podría ser el desaparecido Isaac Robles.
Las
dos tramas se unen por un cuadro Rufina y el león, por el tema de la creación
del artista, pues tanto Olive como Odelle conciben su obra como una forma de
expresión, y por un personaje común a ambas historias, que se desarrollan de
forma paralela, pero, para mí, la narración que presenta más peso, desde el
punto de vista dramático, es la de Olive, no sólo por la situación
sociopolítica que recrea, sino por las relaciones que se establecen entre
Isaac, Olive y la madre de ésta, además de los tejemanejes del padre de Olive
para rentabilizar lo que él cree que son las pinturas de Isaac. Otro tema que
subyace en ambas tramas es la escasa importancia que se da a la mujer como
artista.
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