ESPERO QUE NO
TE HA YAS OLVIDADO DE MÍ. ¿JUGAMOS?
Cuando Antonia
Scott recibe este mensaje, sabe muy bien quién se lo envía. También sabe que
ese juego es casi imposible de ganar. Pero a Antonia no le gusta perder.
Después de
todo este tiempo huyendo, la realidad ha acabado alcanzándola. Antonia es
cinturón negro en mentirse a sí misma, pero ahora tiene claro que si pierde
esta batalla, las habrá perdido todas.
La
acción comienza justo donde termina la anterior, Loba negra, con el
secuestro del inspector Jon Gutiérrez. A partir de aquí, la acción transcurre
rápidamente con un ritmo casi cinematográfico, toda la trama se desarrolla en
cuarenta y ocho horas, con esos capítulos cortos a los que ya estamos
acostumbrados y esos finales que nos deparan algo más en el siguiente. Es una
carrera contrarreloj para evitar que estalle la bomba que a Jon le han
implantado en la espalda y para capturar al misterioso señor White, el Moriarty
de Antonia.
En
esa trama saldrán a la luz traiciones, las de ahora y las del pasado, que nos
llevarán a esa situación límite final. Aparte los flashback, donde veremos cómo
se creó el proyecto Reina Roja y cuáles son los rasgos que se buscaban en
Antonia. Todos los flecos que quedaron abiertos en la primera novela de la serie,
Reina roja, se cerrarán ahora. Por medio, esas referencias a la realidad que
nos rodea, tanto sociales como políticas y económicas; una de las que más me
han gustado es esa escala gradual de las mentiras de “cero a Presidente del Gobierno”. Los personajes principales,
Antonia y Jon, siguen su línea coherente con las novelas anteriores; ella,
inteligente, terca; el, realista, más humano. Y los secundarios, muchos de
ellos, aún los conocidos, nos van a sorprender. Y los casos que tienen que
resolver, que cada uno da paso a otro, como las muñecas rusas, hasta llegar al
final esperado, el enfrentamiento entre Antonia y White, donde todo parece
perdido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario