En una era en
la que los libros están prohibidos, varias personas se esconden en un bosque
huyendo de la represión. Tratan de mantener viva la cultura y, para ello,
memorizan una historia que va más allá de la propia vida: son las
personas-libro. A grandes rasgos, esta es una parte del universo que crea el
escritor Ray Bradbury en una de sus obras más conocidas, Fahrenheit 451, un
texto de referencia en la ciencia ficción.
Hace unos
años, el profesor y dramaturgo Antonio Rodríguez se reencontró con la historia
de esa angustiosa sociedad en la que los libros acaban en la hoguera. Se
preguntó cómo sería si realmente esos salvadores que habían surgido de la
imaginación de Bradbury existieran de verdad. Así fue como nació el
proyecto Fahrenheit 451 ( las personas
libro ) que trata de que, al igual que ocurría en la novela, los individuos se
reconozcan en algún texto - no es necesario que sea el libro entero -, lo
memoricen y lo puedan recitar en voz alta para los demás.
"Se me
ocurrió que cualquiera pudiese elegir un texto, el fragmento del libro que más
les gustase con la idea de que cada uno aportase con lo suyo, crease una
actitud, un gesto simbólico.” El narrador se ha de implicar lo que dice para llegar
no sólo al oído, sino también al corazón de las personas que escuchan. De este
modo, el profesor ha ido difundiendo el proyecto por todo el mundo. Ha visitado
escuelas, centros penitenciarios, asociaciones de mujeres maltratadas... De
manera que cada persona se encontraba con un texto, una palabra, una idea.
La Biblioteca
de Babel es un signo del Proyecto Fahrenheit 451 (las personas libro). Cuando
el Proyecto dejó su legado en la caja 451 de la Caja de las Letras del
Instituto Cervantes el 22 de noviembre de 2007, Martín Carril narró “La
biblioteca de Babel” de Borges.
'Momo', 'Cien
años de soledad', 'El Principito', 'El lobo estepario', 'El guardián entre el
centeno'... Son sólo algunos de los relatos que, según Rodríguez, más éxito
tienen entre las personas-libro. De hecho, cuando se llevó este proyecto a los
alumnos de la Escuela de Escritores, la mayoría de ellos eligió alguno de esos
títulos.
Con el tiempo,
el proyecto ha ido creciendo, y hoy existen varios puntos del planeta que
acogen a estos seres literarios. “Hay varios grupos de personas-libro por el
mundo, que se reúnen con cierta asiduidad”, afirma el dramaturgo orgulloso. “En
Italia han surgido numerosas células en distintas ciudades y barrios que son
muy activas y en Andalucía, por ejemplo, hay un pueblo en el que quedan
alrededor de un cuarto de hora, dicen su texto y luego cada uno se va. No se
aplaude y no se hace ningún comentario. Sólo lo cuentas, escuchas y te vas”.
Para poder
reconocerse en esas quedadas, su distinción es muy simbólica: un paraguas
naranja que representa el fuego, el mismo que en la novela de Bradbury destruía
los libros.
Encontrarás más información en Proyecto Fahrenheit 451: las Personas Libro
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