lunes, 7 de enero de 2019

VIRGINIA WOOLF



Había una vez una niña que vivía en Londres y que creó su propio periódico sobre su familia. Esa niñita se llamaba Virginia.

Virginia era ingeniosa, culta y muy sensible. Siempre que algo malo pasaba, se sentía sumamente triste durante semanas. Cuando estaba contenta, era la niña más alegre del planeta.

«Vivo intensamente», escribió Virginia en su diario.

Virginia padecía una enfermedad llamada depresión, y los cambios de humor la afectaron siempre. Sin embargo, sin importar su estado de ánimo, siempre escribía. Llevaba un diario y escribía poemas, novelas y reseñas. Escribir le permitía ver sus propios sentimientos con más claridad y de ese modo alumbrar las emociones humanas en general.

Había alguien a quien Virginia amaba tanto como la escritura: a su esposo Leonard.

Virginia y Leonard eran inmensamente felices juntos y se amaban con locura, pero a veces la depresión de Virginia le hacía difícil sentir alegría. En ese tiempo, no había tratamientos efectivos para la depresión, además de que mucha gente no creía que fuera real.

Hoy en día, la depresión tiene tratamiento. Ya sea que estés feliz, triste o algo intermedio, siempre es buena idea registrar tu estado de ánimo en un diario. Podrías convertirte en una gran escritora como Virginia y ayudar a otras personas a entender sus emociones y a llevar vidas llenas de sueños.

Elena Favilli y Francesca Cavallo, Cuentos de Buenas Noches para Niñas Rebeldes

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