Había una vez
una niña que vivía en Londres y que creó su propio periódico sobre su familia.
Esa niñita se llamaba Virginia.
Virginia era
ingeniosa, culta y muy sensible. Siempre que algo malo pasaba, se sentía
sumamente triste durante semanas. Cuando estaba contenta, era la niña más
alegre del planeta.
«Vivo
intensamente», escribió Virginia en su diario.
Virginia
padecía una enfermedad llamada depresión, y los cambios de humor la afectaron
siempre. Sin embargo, sin importar su estado de ánimo, siempre escribía.
Llevaba un diario y escribía poemas, novelas y reseñas. Escribir le permitía
ver sus propios sentimientos con más claridad y de ese modo alumbrar las emociones
humanas en general.
Había alguien
a quien Virginia amaba tanto como la escritura: a su esposo Leonard.
Virginia y
Leonard eran inmensamente felices juntos y se amaban con locura, pero a veces
la depresión de Virginia le hacía difícil sentir alegría. En ese tiempo, no
había tratamientos efectivos para la depresión, además de que mucha gente no
creía que fuera real.
Hoy en día, la
depresión tiene tratamiento. Ya sea que estés feliz, triste o algo intermedio,
siempre es buena idea registrar tu estado de ánimo en un diario. Podrías convertirte
en una gran escritora como Virginia y ayudar a otras personas a entender sus
emociones y a llevar vidas llenas de sueños.
Elena Favilli y Francesca Cavallo,
Cuentos de Buenas Noches para Niñas Rebeldes
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