Reina Gené
tiene un marido, un exmarido, un amante, un hijo adolescente, un buen sueldo y
un trabajo que le apasiona y al que se dedica en cuerpo y alma. A Reina le
gusta su vida. Aparentemente lo tiene todo, o por lo menos eso piensa ella.
Hasta que, durante un viaje de trabajo a Bucarest, el intento de suicidio de su
hijo repente le demostrará de la peor manera hasta qué punto es vulnerable.
Así es como
empieza para Reina un largo camino de regreso a casa, en el que lo peor que
tendrá que afrontar no es la extenuante espera en un aeropuerto cerrado por una
ola de frío siberiano, sino el vértigo que le provoca revisar su vida en busca
de la verdad y tener que enfrentarse a ciertas preguntas incómodas: ¿Cuáles son
las personas de verdad imprescindibles en nuestra vida? ¿Qué consecuencias
tienen las malas decisiones? ¿Qué seríamos capaces de hacer en las
circunstancias más terribles? ¿Conocemos realmente a nuestros hijos? ¿Nos
conocemos lo suficiente a nosotros mismos?
Esta novela,
que continuará en Seguiré tus pasos, es sin duda una de las novelas más
ambiciosas y valientes que ha escrito Care Santos, en la que nos muestra
la frágil telaraña de nuestras relaciones familiares y personales, y lo
complicado que resulta mirarse al espejo
El ritmo es
ágil, gracias a los capítulos cortos que recogen la larga espera de reina en el
aeropuerto y los continuos flashbacks sin orden donde repasa su vida y la de su
círculo íntimo (marido, hijo, madre, exmarido). Sus historias, junto con las de otros
personajes (Ulf Everink o la ex de su exmarido), se entrecruzan creando una
trama que nos atrapa enseguida. Lo malo es que las historias no quedan cerradas
y tenemos que esperar al siguiente libro.
Toda la novela
gira sobre Reina, una aparente triunfadora hasta que descubrimos su punto débil,
Alberto, su hijo. Mientras da vueltas a lo sucedido, tratando de comprender el
porqué del suicidio, conocemos mediante los flashbacks a su exmarido Félix y a su
actual marido Samuel, dos personajes muy distintos en su forma de ser y
carácter. A partir de ellos se tratan temas cercanos como el empoderamiento,
las relaciones familiares, los abusos, el suicidio, la infidelidad…
Como música de
fondo, encontramos ese viejo bolero que de vez en cuando recuerda Reina: Es la
historia de un amor // como no hay otro igual, // que me hizo comprender // todo
el bien, todo el mal…
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