martes, 13 de noviembre de 2018

MIRALEJOS



Daniel Hernández Chambers nos ofrece tres momentos distintos en la vida de Julio en Gorgos, el pueblo costero donde vive su abuelo.

                El primero, cuando tiene 7 años Julio y recibe un curioso regalo que marcará su existencia: un catalejo (o «miralejos», como él lo llama) con el que otea el horizonte e imagina que es el vigilante de Gorgos. Gracias a ello, traza un nuevo plano del pueblo cambiando nombres según lo que ha visto con su miralejos. Conocerá a Irene, una niña de su edad, descubrirá el mundo que lo rodea, y la leyenda de la granja de los Orgaz (cuyos habitantes desaparecieron sin dejar rastro) o la del Lepo, un monstruo conocido como el Señor de los Bosques, de la cual, en un primer momento, se ríe.

                El segundo, cuando Julio tiene 14 años. Viaja solo a casa de su abuelo, pues sus padres se han quedado en la ciudad para intentar salvar el matrimonio. En este momento, se intensifica la relación entre Julio e Irene (que sueña con volver a ver el cadáver de su padre, desaparecido en el mar); a la vez, se retoman las relaciones entre sus abuelos, que estuvieron a punto de ser novios en su juventud. Severina le cuenta a Gustavo la verdad sobre el origen de Irene y la maldición que pesa sobre su familia.

                El tercero, a los pocos meses Julio regresa por la muerte de su abuelo.

                Y en medio, siempre, ese bosque oscuro, misterioso…

                El autor nos ofrece una historia entretenida que nos atrapa enseguida con sus capítulos cortos y todo lo que va sugiriendo (el bosque, el mar, la granja de los Orgaz, la fotografía de los quintos del abuelo Gustavo…). El lenguaje es sencillo, en apariencia, pues en muchos momentos puede rozar lo poético o en otros, como cuando nos adentramos con Julio en el bosque, sentimos su desasosiego, su miedo…

                Parte del tópico de los recuerdos, de esa magia de la infancia, y a partir de aquí nos conduce a diferentes misterios, que poco a poco irá resolviendo para llevarnos a un final rápido, sorprendente, que en ningún momento nos esperamos

XVII PREMIO DE LITERATURA JUVENIL ALANDAR, 2017

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