viernes, 24 de noviembre de 2017

EL CIELO EN UN INFIERNO CABE


Una apasionante novela ambientada en nuestro Siglo de Oro, en la época de las brujas y las beatas, de los exorcismos y los milagros, cuando la mística y el fervor religioso convivían con la sensualidad y la magia.

Toledo, 1625. Una mujer se encuentra presa en la cárcel secreta del Tribunal de la Santa Inquisición, acusada de hechicería. Varias personas aseguran que causa enfermedades y desgracias con la sola imposición de sus manos desnudas. ¿Es una bruja o una santa? ¿O quizás solamente una farsante?

La testigo principal es Berenjena, una lavandera del Hospicio de la Santa Soledad de la Villa de Madrid. Su relato se remonta al día en que la acusada, entonces un bebé indefenso, llegó al hospicio envuelta en un chal azul con unos extraños bordados. Tenía una fiebre tan alta que enseguida se temió por su vida. Eran tiempos aciagos en los que la peste negra sembraba el terror. Berenjena quiso indagar en el misterioso origen de la niña pero, a medida que se acercaba a la verdad, más peligrosa era su investigación, y varias personas relacionadas con su nacimiento aparecieron muertas... Las revelaciones sobre su pasado decidirán el veredicto que sellará su destino.

Cristina López Barrio toma de un verso de Lope de Vega el título de su libro. Es más, cada una de las dos partes de su libro comienzan con los tercetos de dos sonetos que mejor reflejan el sentimiento amoroso en lengua castellana; la primera parte, con el de Lope (esto es amor, quién lo probó lo sabe); la segunda, con el de Quevedo (polvo serán, mas polvo enamorado).

                En la primera parte, Berenjena, movida por viejos rencores y malentendidos, cuenta ante el tribunal de la Inquisición la infancia de Bárbara y Diego, dos niños que ingresan en el orfanato, en un momento que la peste hace estragos en Madrid; cómo los pequeños se van a hacer inseparables; como las manos de la niña tienen el poder de curar las enfermedades o de emponzoñarlo todo, según su estado de ánimo, y todos los hechos extraños que rodean el nacimiento de Bárbara, que Berenjena intentará desentrañar a lo largo del tiempo.

                En la segunda parte, Berenjena es introducida en la celda de Bárbara como espía, y será ésta quien cuente a la vieja lavandera cómo huyo del hospicio junto con Diego, cómo los acoge una hermandad secreta herética, cómo, movida por los celos, rompe con Diego y se distancia de él, y vemos cómo la magia va adquiriendo un papel principal.

                Cada una de las tramas se va alternando con el proceso que tiene lugar en Toledo, ante esa tribunal Inquisitorial, donde destacan dos figuras: Iñigo, el joven y misterioso fiscal, y Pedro Gómez de Ayala, un segundón de familia noble que ha tenido que meterse en la Iglesia y espera encabezar una causa contra alguna corriente herética para catapultarse políticamente.

                A lo largo de las dos tramas, desfilan distintos personajes secundarios, todos ellos muy bien trabajados: la Blasa, la nodriza que amamantará a los dos niños; la hermana Ludóvica, que es más que la herbolaria y enfermera del orfanato; Tomás, el pilluelo de la calle que muchas noches velará los sueños de Bárbara; Berta, la leal criada de la madre de bárbara; Goliat, ese gigante-golem cuya aparición anticipa la muerte…

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