Enviado por Alicia
Los
perceptores corrientes son personas que tienen uno de los cinco sentidos
desarrollados al máximo, pero los Alfas disfrutan de un control total sobre sus
percepciones. Excelentes guerreros, con una visión que les permite atravesar
paredes, un olfato y un oído que los hace percibir a sus enemigos a kilómetros
de distancia, y un gusto que los convierte en excelentes envenenadores, los
Alfas son los perceptores más poderosos y, por eso, reclaman a los más débiles
para formar sus familias y mover los hilos del mundo de los humanos como si
fuesen simples marionetas.
Nos situamos
en Málaga, donde están establecidos dos clanes, los Galán y los Beltrán. Allí vive
Kate, una alfa libre que no forma parte de ninguna familia, junto con su tío
Mateo, y que, tras años de huida, quiere llevar una vida normal con gente de su
edad. Y sus problemas comienzan la noche que se va a un concierto con un
compañero. Estando allí reacciona ante un ruido que solo ella pueda oír (la
muerte de otro alfa), y será descubierta
por Óliver, quien la reclamará para su familia y se convertirá en una
Galán contra su voluntad. Deseando encontrar la manera de volver junto a su
tío, Kate fingirá adaptarse a la familia mientras los Alfas de Málaga sufren
los ataques de un poderoso perceptor que los está aniquilando.
Con
esta novela se inicia la última trilogía de Patricia García-Rojo,
donde encontramos intriga, romance, desarrollo personal… La autora se luce
mostrándonos como se manifiestan o funcionan los sentidos de los preceptores.
Al poco de comenzar el libro se nos cuenta qué son los perceptores, qué pueden
hacer, cómo está organizada su sociedad; luego vendrá toda la intriga con los
asesinatos que se van sucediendo. Todo en capítulos cortos, que nos atrae más.
Me
llama la atención cómo Kate de ser libre pasa a resignarse a vivir con los
Galán, quienes le ayudarán a desarrollar y potenciar sus habilidades como alfa,
la envolverán en una vida de lujos y glamour, y podrá dedicarse a su pasión, la
pintura.
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