viernes, 28 de diciembre de 2018

TRES ILUSIONES ¡DE CINE!


                El Museo ABC nos presenta tres historias cuya narrativa ha mutado a través de diferentes artes. La muerte en Venecia, Los girasoles ciegos y Seda nacieron como libros, pasaron al cine y evolucionaron hasta esta exposición. Sus historias se visten una y otra vez para crear la ilusión de que habitamos otro tiempo, otro lugar. Pero, ¿podemos asegurar que se trata de un engaño? Si fuera un espejismo la obsesión del protagonista ideado por Thomas Mann, el dolor de los derrotados descrito por Alberto Méndez o la pasión de Hervé Joncour —el personaje principal de Seda—, ¿por qué, al conocerlos, algo nos punza el corazón? ¿Acaso la inquietud que nos habita al adentrarnos en estas historias no es cierta? Hay un espacio profundo donde el arte nos encuentra.

Muerte en Venecia, Seda y Los Girasoles Ciegos son relatos que forman parte de nuestra cultura popular. Nacieron como novelas y se convirtieron en referencias de la literatura contemporánea, directores europeos de renombre adaptaron sus guiones al cine, y, ahora, de la mano de grandes ilustradores actuales vuelven a ser editados en papel por Edelvives.

Los Girasoles Ciegos (escrita por Alberto Méndez y dirigida por J. L. Cuerda) se edita con ilustraciones de Gianluigi Toccafondo. Fotocopias de fotografías y pintura se reúnen en un collage de una apabullante fuerza expresiva, donde reina un clima tan apesadumbrado como ensordecedor.

Este libro es el regreso a las historias reales de la posguerra que contaron en voz baja narradores que no querían contar cuentos sino hablar de sus amigos, de sus familiares desaparecidos, de ausencias irreparables. Son historias de los tiempos del silencio, cuando daba miedo que alguien supiera que sabías. Cuatro historias, sutilmente engarzadas entre sí, contadas desde el mismo lenguaje pero con los estilos propios de narradores distintos que van perfilando la verdadera protagonista de esta narración: la derrota.

Un capitán del ejército de Franco que, el mismo día de la Victoria, renuncia a ganar la guerra; un niño poeta que huye asustado con su compañera niña embarazada y vive una historia vertiginosa de madurez y muerte en el breve plazo de unos meses; un preso en la cárcel de Porlier que se niega a vivir en la impostura para que el verdugo pueda ser calificado de verdugo; por último, un diácono rijoso que enmascara su lascivia tras el fascismo apostólico que reclama la sangre purificadora del vencido.

Todo lo que se narra en este libro es verdad, pero nada de lo que se cuenta es cierto, porque la certidumbre necesita aquiescencia y la aquiescencia necesita la estadística. Fueron tantos los horrores que, al final, todos los miedos, todos los sufrimientos, todos los dramas, sólo tienen en común una cosa: los muertos. Pero los muertos de nuestra posguerra ya están resueltos en cifras oficiales, aunque ya es hora de que empecemos a recordar que sabemos.

PREMIO NACIONAL DE LITERATURA 2005
PREMIO DE LA CRÍTICA 2005




La obra Seda (escrita por Alessandro Baricco y llevada al cine por François Girard) vuelve al papel con ilustraciones de Rébecca Dautremer, a través de escenarios que rozan lo onírico y que nos invitan a indagar en el ánimo de sus personajes.

Ésta no es una novela. Ni siquiera es un cuento. Ésta es una historia. Empieza con hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour. El lago, no se sabe. Se podría decir que es una historia de amor. Pero si solamente fuera eso, no habría valido la pena contarla. En ella están entremezclados deseos, y dolores, que se sabe muy bien lo que son, pero que no tienen un nombre exacto que los designe. Y, en todo caso, es nombre no es amor. (Esto es algo muy antiguo. Cuando no se tiene un nombre para decir las cosas, entonces se utilizan historias. Así funciona. Desde hace siglos).

Todas las historias tienen una música propia. Ésta es una música blanca- Es importante decirlo porque la música blanca es una música extraña, a veces te desconcierta: se ejecuta suavemente y se baila lentamente. Cuando la ejecutan bien como oír el silencio y a los que la bailan estupendamente se les mira y parecen inmóviles. La música blanca es algo rematadamente difícil.


La Muerte en Venecia (escrita por Thomas Mann y dirigida por Luchino Visconti) es ahora ilustrada por el artista Ángel Mateo Charris. Con un singular estilo en el que tienen cita pintores clásicos y contemporáneos, brinda una importancia especial al ambiente y la atmósfera en la que se desarrolla esta historia.

Gustav von Aschenbach, un reconocido escritor alemán, decide visitar Venecia para pasar allí los meses de verano. Coincide en el hotel con una familia polaca y descubre el ideal de belleza en el joven hijo de la familia, Tadzio. Aschenbach observa cada vez más al chico y cae en una especie de enamoramiento que le sirve para reflexionar sobre temas como la verdad y la belleza. A medida que crece la fascinación por el joven, sobre Venecia se cierne una epidemia de cólera.

PREMIO NOBEL LITERATURA 1929

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