El jurado del
galardón ha destacado que el libro es “una
obra singular en la que se combina la actualización de una acertada selección
de mitos clásicos con poemas sobre los mismos temas refrendando la validez
universal de los mitos. El libro muestra la posibilidad de que los protagonistas
sigan ofreciendo en la actualidad una imagen en la que reconocerse o en la que
percibir el reflejo de quien se conoce”. También comenta que “resuena la tradición de la lírica clásica en
la métrica y recursos retóricos de los poemas, de gran belleza. Estos crean un
contrapunto con la narración por el que los jóvenes lectores serán capaces de
reconocer a su vez en otras voces, o en otras artes, las referencias a los
mitos que constituyen uno de los pilares de la cultura occidental. Este libro
en el que se entreveran lírica y narración es una propuesta de alto vuelo y
altísima calidad literaria”.
Beatriz
Giménez de Ory parte de la idea de que los dioses siguen existiendo,
que los ve todos los días en su vida cotidiana, en los alumnos de su instituto,
por ejemplo: «Es verdad que están llenos
de defectos (pueden ser más coléricos que el propio Zeus, más celosos que Hera,
brutotes como Polifemo, un verdadero incordio como Eros, vengativos como
Némesis, indiscretos como Pandora o siniestros como Hades), pero también poseen
la inteligencia de Atenea, la rapidez de Mercurio, la osadía de Prometeo».
Los hilos a menudo
son tan leves
que viajan por el
aire inadvertidos.
Son las briznas de
hierba, los caminos,
las cuerdas de un
laúd, la vida breve,
las hormigas que
marchan como deben,
los versos alineados
en un libro,
tus venas, tus
cabellos... todos hilos.
También la lluvia que
la tierra bebe.
No sueltes esta hebra
que te tiendo
y a mí gentes más
viejas me dejaron.
Eres porque otros
fueron en el tiempo.
Que este hilo es la
voz de antiguos cantos.
Si nadie los
recuerda, van muriendo.
Un presente te doy:
nuestro pasado.
Cada
mito se abre con un poema, sencillo, con unos esquemas métricos que pertenecen
a nuestra tradición literaria, que nos introduce en la historia, contada de una
forma amena y que nos hace ver que esos dioses, héroes, ninfas no son tan
diferentes a nosotros. A lo largo del libro nos encontramos con Midas, Orfeo y
Eurídice (¡Ah, el amor!), Ariadna y Teseo, Aracne, Eco y Narciso, Ícaro,
Pandora… que en sus historias esconden virtudes y defectos que podemos
reconocer: la avaricia, el amor obsesivo que conduce al acoso, la curiosidad…
Luego
tenemos las desenfadad ilustraciones de Paloma Corral, que adapta la
esencia de los relatos al mundo moderno con sus anacronismos, así vemos a Teseo recorriendo el laberinto con una bicicleta:
– Tomad esta arma sin
filo-
– ¡Un hilo!
– Porque todo cuanto
os diga…
– Me liga.
– Y me jurasteis
amor.
– ¡A vos!
– Pues venceremos los
dos.
Sostened este
ovillejo:
sabed que, aunque
estemos lejos,
un hilo me liga a
vos.
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