Hacia el final de la Guerra de Troya, Aquiles, furioso por la
muerte de su compañero Patroclo a manos de Héctor, hijo de Príamo, rey de
Troya, lo mata y profana su cadáver arrastrándolo con su carro alrededor de las
murallas de Troya durante once días. Príamo decide rebajarse como ningún rey lo
había hecho antes: arrodillarse ante su enemigo, el asesino de su hijo, y
suplicarle que le devuelva el cuerpo de su hijo a cambio de un rescate.
En esta historia del encuentro entre Príamo y Aquiles, dos hombres
poderosos devastados por la pena, que apenas ocupa unos versos de la Ilíada,
David Malouf descubre una de esas «historias no contadas que encontramos en los
márgenes de escritores anteriores», como reconoce él mismo al final del libro.
En su primera novela después de diez años, David Malouf, uno de los
más prestigiosos escritores australianos contemporáneos, recupera esta
conmovedora escena de la Ilíada para volver sobre temas como la guerra, el
azar, el destino, la camaradería o el amor filial que siguen hoy tan vigentes
como hace tres mil años.
“Es otra clase de
encuentro entre los antagonistas; es una batalla diferente. Aquiles es forzado
a escoger entre ser un guerrero o ser un hombre como Príamo, un hombre que
también sufre pérdidas. Y Príamo juega un rol especial, no solo como rey, sino
que lo ve como el padre que quiere hacer el funeral del hijo. Príamo está muy
viejo para hacer el último acto de su vida en el campo de batalla. Escoge
actuar en privado, con coraje, y una vez fuera del código, recuerda qué es ser
un hombre. He querido usar este punto de la escena del poema como una pieza que
puede estar sola, pero antes voy creando a Aquiles y Priamo con suficientes
detalles para que el lector moderno pueda ver de dónde vienen ellos.”
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