Tengo que explicaros cómo David
y yo contamos una historia. Primero yo se la cuento a él y luego él me la
cuenta a mí, con el acuerdo de que es una historia completamente distinta.
Luego se la vuelvo yo a contar con lo que él ha añadido, y así seguimos hasta
que ninguno de los dos es capaz de reconocer de quién es la historia que estamos
contando. En esta historia de Peter Pan, por ejemplo, la narración cruda y dura
y la mayoría de las reflexiones morales son mías, aunque no todas, pues este
muchacho puede llegar a ser a veces un severo moralista. Pero los detalles más
interesantes sobre los modos y costumbres de los niños en la fase de pájaros
son, sobre todo, recuerdos de David, traídos a la memoria mediante un intenso
esfuerzo por recordar apretando las sienes con sus manos.
J. M. Barrie, Peter Pan en los Jardines de
Kensington
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