Será mejor que me presente para que sepas con quién tienes que
vértelas. Soy Cornelius Delano Tuckerman Cuarto. En nuestra familia todos están
convencidos de que van a convertirse en alguien importante. Yo también lo
pienso. A lo mejor seré director de circo, o presidente. O quizá habrá un
Tuckerman que salve el mundo, o que invente una bicicleta con la que se pueda
volar. Por eso nos ponen nombres que suenan de maravilla; por si alguien quiere
ponerle nuestro nombre a una escuela o a la plaza más bonita de la ciudad.
Una pitonisa se lo predijo al primer Tuckerman y él lo escribió
hace casi doscientos años en nuestro libro de familia. Hasta ahora, la
predicción de la pitonisa no se ha cumplido, porque no hay ningún Tuckerman que
se haya hecho realmente famoso, pero nosotros no nos rendimos fácilmente.
Antes que nada, puedes llamarme Tucker. Tengo diez años y soy
experto en HIQNLPANMPQSA113%V¡LJ!
El problema es lo del 113%. Para ser más exactos, lo del 13%. Ya
que tanta franqueza (sobre todo, en el sitio equivocado) puede traerle grandes
complicaciones a un chico de diez años.
Ah, ¿que no hay quien me entienda? Entonces tendré que explicar lo
que significa HIQNLPANMPQSA113%V¡LJ! Muy sencillo: Historias increíbles, que no
le pasan a nadie más, pero que son al 113% verdaderas. ¡Lo juro!
Alcanzar el 113% de verdad es algo de lo que alegrarse; muchos no
llegan ni al 100. Sin embargo, yo acabo teniendo problemas cada dos por tres
porque tanta verdad tampoco es buena. Por este motivo me he convertido ahora en
escritor, si sabes lo que es eso. ¿No? Te lo cuento.
Los escritores son gente que escribe libros sobre cosas que no son
ciertas, pero nadie les critica y les dice: «¡Eso te lo has sacado de la manga!».
Una frase de lo más inocente, por cierto. También les podrían decir: «¡Mientes
como un bellaco!». Pero si te lo dicen en el colegio, se arma una buena y
vuelves a casa con una nota para tus padres en la mochila en la que pone que
tienen que ir urgentemente al colegio porque hay algo que no funciona
(CHORRADAS) con el chico (ESE ERES TÚ). En cambio, a un escritor le creen todo
y, encima, gana dinero con sus cuentos. Así que a partir de ahora he decidido
hacerme escritor. Me he conseguido un cuaderno en blanco y voy a escribir mis
HIQNLPANMPQSA113%V¡LJ!
Tuve la idea cuando vino a mi colegio un hombre con la nariz
torcida y zapatos verdes. Traía su libro y consiguió que mi profesora, la
señorita Blufiddle, se volviera completamente loca.
Frank M.
Reifenberg
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