Algo parecido a esto os podría
caer en el examen del próximo día: como quiere ligar el arcipreste con su
inseguridad y sus miedos, pero aun así sigue adelante.
Advertencia: la versión cantada que tenís abajo con Javier
Bergía difiere un poco del original, pero vale la pena.
Suerte
AQUÍ DIZE DE CÓMO FUÉ FABLAR CON DOÑA
ENDRINA EL ARZIPRESTE
¡Ay, cuán fermosa viene doña Endrina por
la plaza!
¡Qué talle, qué donaire, qué alto cuello
de garza!
¡Qué cabellos, qué boquilla, qué color,
qué buenandanza!
Con saetas de amor fiere, cuando los sus
ojos alza.
Pero tal lugar non era para fablar de
amores:
a mí luego me vinieron muchos miedos y
temblores,
los mis pies y las mis manos non eran de
sí, señores:
perdí seso, perdí fuerza, mudáronse mis
colores.
Unas palabras tenía pensadas a ella decir;
el miedo de las compañias me fazen al
departir.
Apenas me conoszía nin sabía por do yr,
con mi voluntat mis dichos non se podían
seguir.
Fablar con muger en plaza es cosa muy
descubierta:
a veces mal atado el perro tras la
puerta.
Bueno es jugar fermoso, echar alguna
cobierta:
ado es lugar seguro, es bien fablar, cosa
cierta.
Baxé más la palabra, díxe en juego fablaba.
Porque toda aquella gente de la plaza nos
miraba;
desde vi que eran idos, que ome y non fincava,
comenze dezir mi quexa del amor, que m'
afyncava.
"Con la grant pena que paso, vengo
vos desir mi quexa:
vuestro amor y deseo, que me afinca y me aquexa,
non me tira, non me parte, non me suelta,
non me dexa:
tanto me da la muerte, quanto más se me
alexa.
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