25 de Noviembre: Día contra la Violencia de Género
Leía el otro día un reportaje en el que se recogían las conclusiones de
una encuesta realizada a adolescentes sobre la influencia que sobre ellos
pueden causar los roles machistas de las series de televisión. Pues bien,
resulta que a las jóvenes les gustan los malos de las pelis, los turbios algo canallas,
los atormentados a los que finalmente salva el amor, lo que, llevado a la vida
real, se traduce en que te atraiga más el repetidor desgreñado y espatarrado de
la última fila que el buen chico y amigo eterno que se sienta a tu lado. Nada
nuevo, como tampoco lo es que muchas niñas sigan pensando que no es malo que el
noviete controle cómo te vistes, o se crea con derechos para leer tus mensajes
en el móvil, considerando que los celos o el control son una prueba de amor. Al
fin y al cabo, como todos sabemos, el ser amado es casi perfecto, y si tiene
algún defectillo, es corregible y además lo hace interesante. Pues bien,
chicas, va a ser que no. Si algo hemos aprendido en mi generación, es que aquí
no cambia nadie. Sólo se empeora. Y en esto no hay excepciones. No pasa nada
por enamoraros de un chico feo, pero, tenedlo claro: con el tiempo, se hará aún
más feo, y encima, viejo. Pues bien, esto vale para todo. Asume que esa
introspección que te hace verlo como un chico misterioso y taciturno, puede convertirlo
en un par de años en un ser aburrido al que no lograrás despegar de la pantalla
del ordenador, y ese juerguista y ligón al que crees que apaciguarás cuando lo
metas en tu cama, se acabará escapando de farra en cuanto te des la vuelta, a
no ser que lo aceptes como es o te conviertas en su compañera de parranda. Al
tiempo y verás... Si ahora es antipático con tu familia, en un tiempo dejarán
de hablarse. Si en las primeras citas se resiste a acompañarte al cine, da por
hecho que jamás lo hará. Si no es detallista, no te canses insinuándole lo
feliz que te haría que te regalara flores por tu cumpleaños porque te las
regalará una vez, y al año siguiente te llevarás un berrinche. En fin, que en
la vida real, las ranas, por mucho que las beses, siguen siendo ranas, y el que
es borde, grosero, vago o egoísta seguirá siéndolo hasta que se muera...
Y por favor, dale puerta ya a ese imbécil que te controla los mensajes
del móvil, te grita si te ve con otro chico y te obliga a abrocharte un botón
más de la camisa. Con el tiempo, si no lo frenas, se creerá tu dueño y esas
"muestras de amor" que ahora hasta te halagan, te pueden acabar
llevando a las portadas de los periódicos. El que es machista, violento y
posesivo a los 20 años, acabará, si le dejas, maltratándote a los 30 y maldita
la gracia que tiene eso.
Isabel Vicente, Información, 06/03/2011
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