Querido lector:
El libro que tienes entre
las manos es un relato contado por mí. Vivo en París y soy amigo cercano de
Chevalier Auguste Dupin, el primer detective de ficción, creado por el escritor
Edgar Allan Poe. De mí poco más puedo decir, así lo quiso el señor Poe, aunque me
gustaría añadir que soy un narrador anónimo, pero siempre objetivo y fiel a la
historia que relato.
El caso de la carta
robada sucedió hace mucho, muchísimo tiempo, allá por el siglo XIX. El asunto
involucró a personas de la más alta posición social, de ahí que me vi en la
obligación de utilizar términos como «el ministro D…», «el gobernador G…», «la
persona a quien fue robada la carta», «una tercera persona», «una dama», etc.
para mantener en secreto su identidad. Si se descubría quiénes eran en
realidad, se hubiera puesto en peligro el honor de una persona importantísima
dentro de la monarquía francesa.
El gobernador de la
policía de París acudió al gran detective Dupin para que le ayudara a
resolver
el misterio. Con su método de investigación, basado en ponerse en la mente del
delincuente, y combinando la observación con la lógica y la imaginación, sin
olvidar el análisis, Dupin encontró la carta robada. Te confieso que soy un
admirador incondicional del detective. A lo largo de su vida, le he visto
resolver casos increíblemente complicados. No es de extrañar que, con el
tiempo, Dupin sirviera de inspiración para otros investigadores, como el famoso
Sherlock Holmes o Hércules Poirot. Puedo afirmar, sin miedo a equivocarme, que
éstos deben su existencia a Dupin, algo de lo que me alegro enormemente.
Estoy seguro de que eres
un ávido lector y que, pese a los personajes anónimos y la complicación del
caso, seguirás perfectamente el hilo de esta historia. Espero que te guste
tanto como a mí y, por supuesto, que te sorprenda.
¡Feliz lectura!
En Chevalier Auguste Dupin y la Carta Robada, Rosa Moya adapta el
célebre cuento de Edgar Allan Poe con unas magníficas ilustraciones de Roger
Olmos. La historia es sobradamente conocida: el robo de un carta, con
Intrigas políticas, alta sociedad, un ministro ladrón y un policía
incansable... pero, por encima de todos, el sorprendente personaje de Chevalier
Auguste Dupin, un investigador que sabe razonar con una lógica distinta, que se
plantea las siguientes preguntas: ¿Cuál es la clave para resolver un misterio?
¿Dónde hay que buscar un objeto que alguien ha escondido para que nadie lo
encuentre? ¿Por qué los policías a menudo no consiguen dar con la respuesta? ¿Son
adecuados sus métodos de investigación? ¿Qué es mejor: pensar con la razón,
como un matemático, o con el corazón, como un poeta?
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