Enviado por Mar
Martina es una joven que, nacida en un pueblo de Santander, vive
en Madrid por exigencias de su formación académica. Un día, la muchacha se ve
sometida a una leve intervención quirúrgica. En el hospital en que la
intervienen conoce a Igor, un joven de su misma edad, lleno de problemas. El
muchacho ha intenta resolverlos por medio del suicidio. La visión de Igor en un
estado aparentemente comatoso produce en Martina una terrible impresión. Y es
que, además del hecho en sí, esto le recuerda una tragedia sufrida en carne
propia: la muerte de su hermano Toni, a quien adoraba, en un misterioso
accidente ocurrido en Madrid. Poco a poco va naciendo una profunda amistad
entre Martina e Igor que luego se transforma en un amor juvenil, donde la
necesidad del otro tiene imperativos de encuentro por encima de todas las
dificultades. Más tarde, Martina se impone el deber de averiguar que sucedió
realmente con su hermano, bajo qué circunstancias murió y en qué ambiente se
desenvolvía. Finalmente descubre la verdad y la joven tiene que enfrentarse
ante la cruda realidad de los caminos de la delincuencia que había seguido su
hermano Toni y que le costaron la vida. Al terminar el curso escolar regresa,
un tanto desencantada, a su pueblito de la montaña. Parece ser que sus lazos
con Igor se han roto para siempre. El reencuentro es prácticamente imposible.
El único dato que Igor conoce de la aldea donde Martina está pasando el verano
con su familia es que está cerca de un pueblo que huele a galletas. Sin
embargo, este hecho no amilana al enamorado, quien comienza una peregrinación
para encontrarla. Con aquella información elemental y el fuego que ha puesto en
su interior Igor empieza a andar el camino del encuentro consigo mismo y la
razón de su regeneración.
En la investigación llevada a cabo por Martina para conocer las
circunstancias de la muerte de su hermano Toni, se plantean, entre otros, los
siguientes temas: el descubrimiento de los bajos mundos de la pornografía y la
droga en el que los jóvenes pueden
quedar atrapados; la soledad que lleva a Igor a tomar la decisión del suicidio,
debido a su falta de coraje y a la escasa comunicación que mantiene con sus
padres; el tránsito a la madurez, etc…
La concepción de la novela como estructura dialogada hace que
conozcamos a los personajes por aquello que dicen: no hay mucha narración, y
los personajes actúan y dialogan, expresan lo sienten y lo que piensan. Así
conocemos a los dos principales: Martina es una joven alegre, con mucha
determinación, quien se acusa de ser algo precipitada cuando debiera
reflexionar más sus actuaciones, pero, como ella dice, se deja llevar por la
intuición. Desde un pueblo de Santander ha llegado a Madrid para estudiar en un
instituto e incorporarse a la Universidad. Mientras tanto, vive con su tía
Carmen, frecuenta la casa que dejó su hermano Toni y entrena para las
competiciones de atletismo. Está empeñada en conocer quién fue realmente su
hermano, pues sospecha que su muerte fue algo extraña. Posee un magnetismo y
cierta gracia natural. Igor es un joven que vive en su mundo de soledad, ajeno
por completo a la convivencia natural entre padres e hijos, sale con Lola, una
joven que conoce desde la infancia hacia quien la rutina parece haberle llevado,
es algo depresivo y le cuesta exteriorizar sus sentimientos. Posee un rico
mundo interior, le gusta la música, y aunque recae en ocasiones, siente que al
lado de Martina vale la pena luchar.
La novela de Alfredo Gómez Cerdá está narrada mayormente en 3ª persona; se advierte un
claro predominio de la parte dialogada sobre el plano narrativo, que lo utiliza
el autor para mostrarnos en un estilo indirecto libre las impresiones que
sienten los personajes.
Un pueblo que huele a
galletas, y que nos trae a un clásico de la literatura juvenil.
PREMIO CERVANTES CHICO 2008
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