La escritora británica P.D. James, una de las grandes damas de la
novela negra murió ayer a los 94 años. Deja una obra que conquistó al público y
a la crítica con su retrato de la complejidad humana, servido por la
construcción meticulosa, casi forense, de las tramas y la elegancia en la
pluma.
Comenzó a escribir tarde y publicó su primera obra,
Cubridle el rostro, en 1963; en ella aparece por primera vez el policía Adam
Dalgliesh, su personaje más famoso. La popularidad de la autora, así como la de
su detective, crecieron con la adaptación de varias de sus obras en una famosa
serie de televisión: Un impulso criminal (1963), Muertes poco naturales (1967),
Mortaja para un ruiseñor (1971), Muerte de un forense (1977) e Intrigas y
deseos (1989).
También creó el personaje de Cordelia Gray, investigadora privada
que aparece en las novelas: No apto para mujeres (1972) y La calavera bajo la
piel (1982).
Su obra Hijos de los hombres (1992), es la primera que no
pertenece al género detectivesco, sino que es una novela futurista ambientada
en un mundo donde los humanos ya no pueden procrear, reflejando las
consecuencias de la caída de la fertilidad en Occidente.
Considerada por muchos como la sucesora de Agatha Christie, es la
gran renovadora del género policial, al que aportó dimensión humana y en no
pocas ocasiones mordaces críticas sobre la sociedad británica. James se
despidió de la literatura con La muerte llega a Pemberley, una secuela de la
comedia romántica Orgullo y Prejuicio, de Jane Austen con la que la escritora
quiso homenajear a una de sus autores de infancia favoritas.
La torre negra es un libro característico de P.D. James, dónde
demuestra sus habilidades para desarrollar la trama en un ambiente muy cerrado
y con pocos personajes. El detective poeta Adam Dalgliesh ha estado alejado del
servicio debido a una enfermedad, y ahora debe visitar a un antiguo amigo de la
familia, capellán en una casa de reposo, para intentar recuperar la energía
perdida. Sin embargo, apenas alcanzado su destino, deberá concentrar sus
fuerzas en desvelar qué se oculta tras una serie de muertes en apariencia
accidentales.
Con La muerte llega a Pemberley P.D. James rinde homenaje a Jane
Austen con una secuela de Orgullo y prejuicio y ha recibido el aplauso de la
crítica anglosajona por esta novela extraordinaria, que supone un giro radical
a su carrera literaria. La gran dama del crimen cumple así con su asignatura
pendiente: rendir un tributo literario a su autora preferida desde la infancia.
La acción se sitúa en 1803. Han pasado seis años desde que Elizabeth y Darcy se
casaran, creando un mundo perfecto que parece invulnerable. Pero de pronto, en
la víspera de un baile, todo se tuerce. Un carruaje sale a toda prisa de la
residencia, llevándose a Lydia, la hermana de Elizabeth, con su marido, el
desafortunado Wickham, que ha sido expulsado de los dominios de Darcy. Sin
embargo, Lydia no tarda en regresar, conmocionada, gritando que su marido ha
sido asesinado. Sin previo aviso, Pemberley se zambulle en un escalofriante
misterio. P.D. James homenajea a Jane Austen, su autora favorita, imaginando a
los protagonistas de su célebre novela enfrentados a la resolución del
asesinato. La muerte llega a Pemberley ha entrado en las listas de más vendidos
en EE.UU. e Inglaterra y ha sido adaptada como serie de televisión para la BBC.
Todo lo que sé sobre novela negra. Después de casi cincuenta años
a la vanguardia de la novela de misterio, P. D. James se encuentra en una
posición ideal para hablar acerca del arte de escribir relatos detectivescos.
Su admiración por muchos de sus predecesores y contemporáneos en el género se
deja ver en esta crónica personal que atrapa tanto como la mejor novela
policiaca. Desde personajes clásicos como Sherlock Holmes o el padre Brown,
pasando por maestros como Agatha Christie, Chandler, Hammett, hasta autores
contemporáneos como Sara Paretsky y Ruth Rendell, P. D. James explora el
desarrollo de un género apasionantemente adictivo. Un asesinato o un crimen
misterioso en torno al cual se centra toda la historia. Un círculo cerrado de
sospechosos (todos ellos, por supuesto, con un móvil). Un detective -ya sea
aficionado o profesional- y, al final una solución al caso que el lector llega
por sí solo por deducción lógica a partir de las pistas que le ha dado el
autor. Estas son las claves que da P. D. James para la narrativa detectivesca. A
partir de la novela La piedra lunar de Wilkie Collins, que la autora considera
"la primera historia de detectives" habla de los más grandes maestros
del género como son Arthur Conan Doyle, Edgar Allan Poe, Chesterton, Agatha
Christie o Chandler entre otros. Aunque partiendo del icono de Sherlock Holmes
que, para James continúa siendo único, el indiscutible Gran Detective también analiza
otros personajes míticos como Miss Marple que es única porque trabaja sin
ningún Watson.
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