Apenas nos queda una semana de curso en 2º
de Bachillerato, y esta mañana, trabajando textos de Unamuno, ha salido lo de Venceréis, pero no convenceréis. Muchos de
ellos no sabían en ese momento de que estábamos hablado. Para ellos, la versión
que recoge Hugh Thomas en La Guerra Civil Española.
Situaros. 12 de Octubre de 1936, Se va a inaugurar
el curso en la Universidad de Salamanca,
de la que Unamuno es rector. El tema principal del acto era la exaltación
nacional, el Imperio, la raza y la Cruzada. Las críticas y amenazas proferidas
a todos los que no compartían los ideales de la sublevación, suscitaron el
rechazo de Miguel de Unamuno. Las frases de este discurso improvisado difieren
según los distintos testigos, cronistas e historiadores, ya que no se dispone
de ningún registro grabado o escrito del mismo:
Estáis
esperando mis palabras.
Me conocéis
bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse
callado equivale a mentir. Porque el silencio puede ser interpretado como
aquiescencia.
Pero ahora
acabo de oír el necrófilo e insensato grito, “Viva la muerte”. Y yo, que he
pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las
comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula
paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es
preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra.
También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente
demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me
atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de
la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de
Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se
multiplican los mutilados a su alrededor.
Este es el
templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su
sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no
convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis
algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que
penséis en España.
He dicho.
Miguel
de Unamuno
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