Enviado
por Dani:
Guille, cuya
madre se ha marchado a trabajar fuera por problemas económicos, es un niño
introvertido con una sonrisa permanente, y es un lector empedernido con mucha
imaginación, tanta que de mayor quiere ser Mary Poppins, pues ella siempre
consigue que las cosas estén bien. Solo tiene una amiga, Nazia, su vecina
pakistaní. Hasta aquí, todo en orden. Pero tras esta máscara de tranquilidad se
esconde un mundo fragilísimo, como un castillo de naipes, con un misterio por
resolver. El rompecabezas lo configuran un padre en crisis, una madre ausente,
una profesora intrigada y una psicóloga que intenta armar el puzle que está en
el fondo. Una novela coral que respira sentimiento, ternura, vacíos, palabras
no pronunciadas y un misterio sobrecogedor
Más que los
hechos, en esta novela de Alejandro Palomas importan los
personajes que los protagonizan: Guille, su padre (deprimido por haber perdido
el trabajo, la ausencia de su mujer y no saber cómo relacionarse con su hijo),
su amiga Nazia, su maestra y la orientadora. Todos los personajes nos hablan en
primera persona con su perspectiva, y así se va formando el entramado que
conforma esta historia
El autor sabe
meterse en la piel de sus personajes y adaptarse a cada uno de ellos, adaptándose
al lenguaje y la forma de expresarse que esperaríamos de cada uno de los
personajes: infantil en un caso, profesional en otros, etc…
El abundante diálogo
hace que el libro se lea rápidamente, lo que favorece la narración ágil y
sencilla.
Cada capítulo está
narrado en primera persona desde el punto de vista de uno de los protagonistas,
y estos cambios de narrador sirven para dejar a medias las escenas en las que
uno se acerca a descubrir la verdad que esconde Guille, y, conforme avanza el
libro, vemos que nada es lo que parece.
PREMIO NACIONAL DE LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL 2016
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