Después de la
guerra de Troya y de su largo viaje de regreso, Odiseo pasa algunos años feliz
en Ítaca hasta que un día oye hablar de Ulises, un guerrero desconocido al que
los bardos griegos adjudican sus hazañas y que, al parecer, todavía no ha
vuelto a casa. Penélope vuelve a coger los hilos mientras el fatigado héroe se
echa otra vez a la mar, en busca de un pasado que emerge en los escollos de
viejos peligros, los ecos de antiguas amantes —Circe, Calipso— y la sombra de
un enemigo inesperado y terrible.
David
Torres da voz a Penélope para que
dé su versión de los hechos, tejiendo desde sus telas una sorprendente
continuación de la Odisea, llena de escenas inolvidables. Esta novela nos muestra
el declive de un hombre que ha de vivir en un mundo real, no en el mundo épico
y heroico de Homero, mientras que
Penélope narra la historia a un hijo que todavía no ha nacido y teje con sus
hilos un relato en el que compadecemos a su marido, viejo y calvo, zarandeado por los años y el destino.
Mediante
los tapices, el lenguaje de Penélope, sugerentes y ricos en imágenes, asistimos
a la destrucción del mundo heroico griego evocador, donde ya no encontramos héroes
sino hombres corrientes, normales.
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