Hace
dos años nos reunimos en este mismo lugar: estabais pletóricos, habíais
terminado una etapa de vuestra vida e ilusionados estabais a punto de comenzar
otra. A lo largo de estos dos años he visto cómo ha dado fruto vuestro trabajo
y esfuerzo (el de unos más que otros).
Este
año me he quedado con las ganas de deciros “nos vemos en septiembre”.
Nunca
fue una amenaza, aunque alguno así lo entendiera, ¿verdad, Pablo y Javi? ¡Qué cinco años hemos pasado juntos.
Ahí
estáis las triunfadoras de las Olimpiadas científicas, Patricia
y Ángela, qué puedo decir de
vosotras, ¡arrasasteis campeonas! Si os lo proponéis nada os podrá detener.
Juan Diego, me sigo acordando “cómo
caigas conmigo el curso que viene…”, ¿aún te sigue asustando la mala bestia del
de lengua?
Noelia, mi pequeña hormiguita, qué
trabajazo el tuyo este curso. Me descubro ante ti, cual caballero de pasados
siglos ante las damas.
Antonio y Jorge, siempre queriendo pasar desapercibidos como si la cosa no
fuera con vosotros, yéndoos al final.
Nerea, Lourdes y Cari, cómo os habéis crecido este año, dando lo mejor de
vosotras; en dos palabras, im-presionante; simplemente, seguid así.
Juan Alfonso, un pajarito me ha
comentado el texto que os va a caer en la EVAU, un poema de Rafael Albertí:
Balada del que nunca fue a Granada
María, María Martín-Maestro Almansa (en
tu caso los apellidos completos para diferenciaros), eres viva, inquieta, con
ganas de comerte el mundo.
Alicia, si no te sale lo de
veterinaria, en la guardia de la noche necesitan personal; las condiciones parecen
buenas: clima excelente, sobre todo en invierno, el trabajo, poco y sencillo,
la paga buena, si llega y… sobrevives
Rodolfo, tú y tu música, creyendo que
lo tienes todo bajo control.
Laura y Almudena, siempre juntas, inseparables, tanto que durante una
temporada os confundía y no sabía quién era quién.
Andrea, a principio de curso creías que
no ibas a poder llegar, ¿te has dado cuenta de cómo estabas equivocada?
Mado, ahí atrás, siempre agazapada,
queriendo pasar desapercibida, pero eres como una princesa siempre escoltada
por tu caballero andante
Manuel, casi siempre con esa eterna
sonrisa en labios y ojos; ¿a cuántas te habrás ligado así?
Me
queda otra María, María Fiel, que
debería sumar al pelotón de los que “que no me vea, que no estoy aquí, que
pregunte a otro”
Isa, parecías en un principio, tímida,
de mal genio; la verdad… ¡has sido una agradable sorpresa!
Se
me ha quedado uno en el tintero; lo siento, Lale, pero como ni se te ve, ni se te oye… Gracias por estar ahí.
Espero no
haberos defraudado durante todo el tiempo que hemos estado juntos.
¡A vosotros,
chicos, hasta siempre!
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