Dirigido tanto a alumnos de Secundaria (que pueden encontrar reseñas -algunas hechas por ellos- y fragmentos de libros, o cuentos y poemas) como a padres (incidiendo en diversos aspectos sobre bibliotecas o animación a la lectura).
miércoles, 31 de mayo de 2017
martes, 30 de mayo de 2017
LA ISLA DE ALICE
Enviado por
María (B2C)
Cuando Chris
muere en un accidente de coche sospechosamente lejos de donde debía estar, la
vida de su mujer, Alice, con una niña de seis años y otra en camino, se
desmorona. Incapaz de asumir la pérdida y con el temor de que tal vez su
relación perfecta haya sido una mentira, se obsesiona con descubrir de dónde
venía Chris y qué secreto escondía.
Reconstruye el
último viaje de su marido con la ayuda de las cámaras de seguridad de los
establecimientos por donde este había pasado, hasta llegar al epicentro del
misterio: Robin Island, en Cape Cod, Massachusetts, una pequeña y, solo en
apariencia, apacible isla que modificará profundamente a Alice mientras busca
respuesta a la pregunta: ¿Qué hacía Chris en la isla?
La isla de
Alice oscila entre el thriller y el viaje emocional. Una historia de superación
y una peripecia absorbente y cautivadora.
El libro de Daniel
Sánchez Arévalo me ha gustado mucho. Primero, su forma de narrar los
acontecimientos y de situarlos en un sistema cronológico particular (d.C-
después de Chris), lo veo un detalle muy original e ingenioso por parte del
autor. Me ha gustado también la forma de presentar al personaje de Alice como
narradora de su propia experiencia y de sus pensamientos, la forma en la que
están descritos los diálogos internos, monólogos, críticas a sí misma, dudas y
quebraderos de cabeza por los que pasa la protagonista es muy realista, con
ellos nos identificamos con Alice y con sus pensamientos, muchos de los cuales
hemos sentido nosotros mismos alguna vez, nos hace entenderla y encontrar un
cierto sentido a sus acciones, incluso a las menos lógicas o morales. Queremos
al personaje y queremos que todo le salga bien y consiga su propósito. Por otro
lado, también se presenta muy bien al personaje de Olivia, ya que tiene un
papel esencial en la novela y también le cogemos cariño y nos ponemos en su
piel, y es muy difícil hacer que una niña de seis años tenga un papel tan
logrado como el suyo frente a otros personajes adultos. También me ha gustado
el ambiente y los lugares en los que desarrolla la novela, que el autor
describe con mucho detalle. Después de su descripción, Robin Island es un lugar
al que yo viajaría sin duda.
Desde su
comienzo esta novela te intriga a querer saber el final, por lo que pasas toda
la lectura intrigado por saber cuál será la razón por la que Chris estaba en la
isla, a quién conocía y cómo lo resolverá y digerirá Alice.
Como puntos
negativos, diría que a esta novela le sobran unas cuantas páginas y personajes;
te presenta y se detiene en la vida de cada uno de los vecinos de la isla,
personajes y vidas que no tienen ninguna importancia relevante en la historia,
solo la de enfatizar la obsesión de Alice por el control, además de que al ser
tantos, se crea confusión entre ellos y si llevan mucho tiempo sin salir en la
novela, no nos acordamos ni de quién era, así que desde mi punto de vista, casi
mitad de personajes que aparecen en la novela sobran, al igual que muchas
descripciones demasiado detalladas de lugares de la isla, que al final se te
hace muy pesado leer. También muchas reflexiones en las que Alice se va por las
nubes, y acaba reflexionando sobre cosas que no tienen nada que ver con el
objeto inicial de su reflexión ni con la trama narrativa, que no son, por
tanto, nada relevantes. También, decir que del final tenía unas expectativas
mayores de lo que después ha sido. Exceptuando esta pega, la novela y el viaje
que recorre su protagonista me han gustado mucho y me han parecido muy
originales y conmovedores, es un libro que probablemente volvería a leer.
FINALISTA PREMIO PLANETA 2015
lunes, 29 de mayo de 2017
NI UNA MENOS
(IN MEMORIAM VICTIMAS 28 DE MAYO DE 2017)
Micaela tenía
12 años. Un tipo de 26 la mató porque la niña no quiso tener sexo con él. Pero
bueno, ella tenía varios Facebook y subía ahí fotos “provocativas”, qué querés.
Una chica en Brasil fue drogada y luego violada por más de 30 hombres, todo
organizado por su novio, en venganza por una supuesta infidelidad de ella. Se
filmó el hecho y se subió a distintas redes sociales para el disfrute de
muchos. Pero mirá, la muchacha con 16 años ya tenía un hijo y además se
drogaba, una putita…
¿Y Melina? ¿Te
acordás de ella? ¡Qué fichita que era! Los culpables de su violación y muerte
no fueron los cuatro violadores y asesinos, sino ella, porque le gustaban los
bares y no estudiaba. O Daiana, que fue a una entrevista de trabajo de noche y
vestida con short, a quién se le ocurre, pécora.
A Serena el
novio le dio 49 puñaladas por haberlo dejado, pero era reputa la tipa. Marina y
María José… ¡viajaban solas! ¡Dos mujeres solas! Ellas también, ¿qué esperaban?
Rosa, de 74 años, sufrió una golpiza brutal en manos de su novio, pero seguro
algo hizo, lo debía tener harto… y era buscona la vieja, andaba de coqueta en
el centro de jubilados.
Mailén fue
violada por Migue, dos veces, en la casa de él. Pero bien, ella eligió ir a la
casa del muchacho, ¿qué pretendía que pase? Tremenda puta. A Cintia el exmarido
la mató a puñaladas frente a sus tres hijos porque lo había dejado. Pero ella
ya andaba con otro en vez de ocuparse de los niños, la muy bárbara.
A Macarena el
exnovio le cortó el cuello también porque lo dejó. Pero ella era reina de
belleza, se mostraba mucho la chica. A Josselyn la violó su tío durante dos
años, y jamás dijo nada. ¿Qué si solo tenía 10 años? Dos años y ella seguía
llegando, y todavía agarraba el dinero que le daba el hombre para que no
contara, seguro le gustaba.
Y qué decir de
Andrea, que salió acusando de violación a su maestro del instituto, cuando
todos sabían que era una coqueta y buscona, que le gustaba provocar a los
profesores y se les ofrecía para ir pasando las materias. ¿Qué quería? El
hombre es hombre y no aguantó tanto.
En un cantón
de San Marcos, José Luis, siervo del Señor, tuvo que dejar su ministerio como
pastor de la iglesia porque Margarita lo acusó de haberla violado y ser el papá
del niño que iba a tener. La muchachita fue una piedra de tropiezo, sin duda.
Y podríamos
seguir por un rato largo, porque la lista de víctimas de la violencia machista
es eterna. Y la sarta de basura también machista para justificar cada caso,
también. Ángeles. Araceli. Lola. Una cada menos de 30 horas. ¿En Brasil? Una
violación cada 11 minutos. Y a todas, pero todas, les pasó “por putas”. A todas
se les acusa, se les señala, se les culpa, se pone en duda hasta el último
minuto su calidad de víctimas.
Mañana puedo
ser yo la puta muerta/violada/golpeada del día. Pero estas son tonterías por
las que se preocupan las feminazis nomás, que son unas exageradas. Y unas
putas. Siempre, siempre putas.
Por favor: Ni
una menos.
Este texto es la adaptación de un post
compartido por la periodista mexicana Lydiette
Carrión en su cuenta personal de Facebook.
domingo, 28 de mayo de 2017
MUCHAS COSAS HAY PORTENTOSAS,
pero ninguna tanto
como el hombre;
él, que ayudado por
el viento tempestuoso
llega hasta el otro
extremo de la espumosa mar,
atravesándola a pesar
de las olas que rugen, descomunales;
él que fatiga la
sublimísima divina tierra,
inconsumible,
inagotable,
con el ir y venir del
arado, año tras año,
recorriéndola con sus
mulas.`
Con sus trampas
captura
a la tribu de los
pájaros incapaces de pensar
y al pueblo de los
animales salvajes
y a los peces que
viven en el mar,
en las mallas de sus
trenzadas redes,
el ingenioso hombre
que con su ingenio
domina al salvaje
animal montaraz;
capaz de uncir con un
yugo
que su cuello por
ambos lados sujete
al caballo de poblada
crin y
al toro infatigable
de la sierra;
y la palabra por si
mismo ha aprendido
y el pensamiento,
rápido como el viento,
y el carácter que
regula la vida en sociedad,
y a huir de la
intemperie desapacible
bajo los dardos de la
nieve y de la lluvia:
recursos tiene para
todo,
y, sin recursos, en
nada se aventura hacia el futuro;
solo la muerte no ha
conseguido evitar,
pero si se ha
agenciado formas de eludir las enfermedades inevitables.
Referente a la sabia
inventiva,
ha logrado
conocimientos técnicos más allá de lo esperable
y a veces los
encamina hacia el mal,
otras veces hacia el
bien.
Si cumple los usos
locales
y la justicia por
divinos juramentos confirmada,
a la cima llega de la
ciudadanía;
si, atrevido, del
crimen hace su compañía,
sin ciudad queda:
ni se siente en mi
mesa
ni tenga pensamientos
iguales a los míos,
quien tal haga.
Sófocles, Antígona
viernes, 26 de mayo de 2017
EL GIGANTE ENTERRADO
Inglaterra en
la Edad Media.
Del paso de
los romanos por la isla sólo quedan ruinas, y Arturo y Merlín –amados por unos,
odiados por otros– son leyendas del pasado. Entre la bruma todavía habitan
ogros, y británicos y sajones conviven en unas tierras yermas, distribuidos en
pequeñas aldeas.
En una de
ellas vive una pareja de ancianos –Axl y Beatrice– que toma la decisión de
partir en busca de su hijo. Éste se marchó hace mucho tiempo, aunque las
circunstancias concretas de esa partida no las recuerdan, porque ellos, como el
resto de habitantes de la región, han perdido buena parte de la memoria debido
a lo que llaman «la niebla».
En su periplo
se encontrarán con un guerrero sajón llamado Wistan; un joven que lleva una
herida que lo estigmatiza; y un anciano Sir Gawain, el último caballero de
Arturo vivo, que vaga con su caballo por esas tierras con el encargo, según
cuenta, de acabar con un dragón hembra que habita en las montañas. Juntos se
enfrentarán a los peligros del viaje, a los soldados de Lord Brennus, a unos
monjes que practican extraños ritos de expiación y a presencias mucho menos
terrenales. Pero cada uno de estos viajeros lleva consigo secretos, culpas
pendientes de redención y, en algún caso, una misión atroz que cumplir.
Sumando el viaje iniciático, la fábula y la
épica, Kazuo Ishiguro ha construido una narración bellísima, que
indaga en la memoria y el olvido acaso necesario, en los fantasmas del pasado,
en el odio larvado, la sangre y la traición con los que se forjan las patrias y
a veces la paz. Pero habla también del amor perdurable, de la vejez y de la
muerte. Una novela ambientada en un pasado remoto y legendario que vuelve sobre
los grandes y eternos temas que inquietan a los seres humanos.
Un
extraño y, a veces, irónico narrador (al final descubrimos que es quien menos
pensábamos) nos cuenta el viaje de dos ancianos que parten de viaje con la
excusa de visitar a su hijo en su pueblo. Digo excusa porque al haber perdido
la memoria, sus recuerdos, no saben con exactitud dónde vive ese hijo. A lo
largo del viaje irán recobrando atisbos de lo que han olvidado, y querrán, con
la ayuda o sin ella de sus curiosos compañeros de viaje, recuperar su memoria,
pues necesitamos nuestros recuerdos para saber lo que hemos hecho, pues
nuestros hechos nos hacer ser quienes somos, y, sin nuestros recuerdos, no
seriamos nada. Para ello, deberán matar a
la dragón hembra Querig, cuyo aliento alienta el olvido. Lo malo es que
el olvido oculta las rencillas, las traiciones, las venganzas, los castigos
inmisericordes, el odio…
Mediante un
lenguaje claro y un estilo sobrio, Ishiguro va transmitiéndonos su
historia con unos personajes bien construidos. La pareja de ancianos, Axl y
Beatrice: ella es para él su princesa, a la que ama y a la que siempre va a
proteger; él, como descubriremos a lo largo de la novela, un viejo caballero de Arturo que
ha sufrido una doble traición. Wistan, el guerrero sajón, que oculta sus
secretos, que aparece como salvador en ese pueblo sajón (nos recuerda a
Beowulf, aunque su final marcado por el destino no será trágico); sus hazañas
nos las contarán otros, pues a él sólo le veremos desenvainar su arma tres
veces, tres veces que preferiríamos que no lo hiciera. Sir Gawain, el sobrino
de un rey Arturo ya muerto, un viejo caballero con una armadura vieja y
oxidada, que tiene una misión que cumplir; misión, que, si nos fijamos en sus parlamentos,
le ha llevado a un estado próximo a la locura. Y en medio de todos, la niebla,
la niebla producida por el aliento de Querig, que alimenta el olvido, pues los
recuerdos no sólo nos traen los momentos agradables, sino también aquello que
nos gustaría que permaneciera oculto en nuestro interior.
¡HASTA SIEMPRE!
Hace
dos años nos reunimos en este mismo lugar: estabais pletóricos, habíais
terminado una etapa de vuestra vida e ilusionados estabais a punto de comenzar
otra. A lo largo de estos dos años he visto cómo ha dado fruto vuestro trabajo
y esfuerzo (el de unos más que otros).
Este
año me he quedado con las ganas de deciros “nos vemos en septiembre”.
Nunca
fue una amenaza, aunque alguno así lo entendiera, ¿verdad, Pablo y Javi? ¡Qué cinco años hemos pasado juntos.
Ahí
estáis las triunfadoras de las Olimpiadas científicas, Patricia
y Ángela, qué puedo decir de
vosotras, ¡arrasasteis campeonas! Si os lo proponéis nada os podrá detener.
Juan Diego, me sigo acordando “cómo
caigas conmigo el curso que viene…”, ¿aún te sigue asustando la mala bestia del
de lengua?
Noelia, mi pequeña hormiguita, qué
trabajazo el tuyo este curso. Me descubro ante ti, cual caballero de pasados
siglos ante las damas.
Antonio y Jorge, siempre queriendo pasar desapercibidos como si la cosa no
fuera con vosotros, yéndoos al final.
Nerea, Lourdes y Cari, cómo os habéis crecido este año, dando lo mejor de
vosotras; en dos palabras, im-presionante; simplemente, seguid así.
Juan Alfonso, un pajarito me ha
comentado el texto que os va a caer en la EVAU, un poema de Rafael Albertí:
Balada del que nunca fue a Granada
María, María Martín-Maestro Almansa (en
tu caso los apellidos completos para diferenciaros), eres viva, inquieta, con
ganas de comerte el mundo.
Alicia, si no te sale lo de
veterinaria, en la guardia de la noche necesitan personal; las condiciones parecen
buenas: clima excelente, sobre todo en invierno, el trabajo, poco y sencillo,
la paga buena, si llega y… sobrevives
Rodolfo, tú y tu música, creyendo que
lo tienes todo bajo control.
Laura y Almudena, siempre juntas, inseparables, tanto que durante una
temporada os confundía y no sabía quién era quién.
Andrea, a principio de curso creías que
no ibas a poder llegar, ¿te has dado cuenta de cómo estabas equivocada?
Mado, ahí atrás, siempre agazapada,
queriendo pasar desapercibida, pero eres como una princesa siempre escoltada
por tu caballero andante
Manuel, casi siempre con esa eterna
sonrisa en labios y ojos; ¿a cuántas te habrás ligado así?
Me
queda otra María, María Fiel, que
debería sumar al pelotón de los que “que no me vea, que no estoy aquí, que
pregunte a otro”
Isa, parecías en un principio, tímida,
de mal genio; la verdad… ¡has sido una agradable sorpresa!
Se
me ha quedado uno en el tintero; lo siento, Lale, pero como ni se te ve, ni se te oye… Gracias por estar ahí.
Espero no
haberos defraudado durante todo el tiempo que hemos estado juntos.
¡A vosotros,
chicos, hasta siempre!
jueves, 25 de mayo de 2017
miércoles, 24 de mayo de 2017
ZARA Y EL LIBRERO DE BAGDAD
Enviado por María
Max y Zara provienen de guerras distintas, la guerra
de Irak y la guerra civil española, acaecidas en tiempos diferentes; pero son
igualmente víctimas de la violencia y el dolor. Un escritor se cruza en su camino
y se embarca en una emocionante historia que engloba casi todo el siglo veinte
y recorre de punta a punta el planeta. Él hace de nexo de unión entre Max, el
anciano cuya autobiografía revela las últimas palabras de Machado antes de
morir en Colliure, y Zara, la sobrina de su vecino iraquí.
Un periodista recibe un e-mail de un extraño
personaje, Max Barreras Gautier, que le cita por un artículo suyo que tenía
como protagonistas a Goya y a Machado. Max afirma que conoció a Machado durante
su último mes de vida, y que escuchó las cinco últimas palabras que pronunció
el poeta antes de morir. Max sufre una recaída y el periodista se lo lleva a su
casa, pues no piensa abandonarlo en la calle. Además, siente una gran
curiosidad por las últimas palabras del poeta, por lo que pasa la noche en vela
leyendo la biografía de Max, que tiene que corregir para su posterior
publicación. Unas páginas que le transportan en el tiempo a la Barcelona de la
Guerra Civil, donde un inspector de policía persigue a un peligroso asesino, el
asesino de las horas. Esa misma noche y en el mismo edificio, el destino querrá
que los dos hombres conozcan también la historia de un librero iraquí y de su
hija, Zara, que han huido de su país en guerra y de la amenaza que se ceba en
su familia, en particular, debido a ciertos delitos que cometió el padre de la
joven para sobrevivir y una mala amistad que quiere cobrarle factura. Pero el
pasado del librero lo ha seguido hasta Madrid, y un ambicioso asesino lo busca
por las calles pidiendo venganza
Con esta novela, Fernando Marías nos hace conscientes
del sufrimiento de las víctimas de cualquier guerra y de la soledad de los
protagonistas de cualquier exilio, época y país, sea cual sea su ideología.
Mediante una narración ágil, te empuja a seguir leyendo para descubrir el
pasado que rodea a Max, Zara y su padre. Juega con los saltos temporales
alternando el encuentro entre el periodista, Max y Zara y su padre, con las
voces de los tres últimos personajes sobre cómo la guerra cambia sus vidas
empujándoles a hacer cosas que nunca antes se habían planteado y arrebatándoles
de la noche a la mañana todo cuanto tenían, entrelazando las dos tramas
mediante los sentimientos y las reacciones que la guerra provoca en los
personajes, y con ellas el exilio de Machado.
PREMIO GRAN ANGULAR 2008
martes, 23 de mayo de 2017
PRUEBAS DE IMPRENTA
—Mira esto
antes de nada. —El padre se llevó la mano al regazo, sacó varias hojas plegadas
y las dejó sobre la mesa—. Tú míralo y ya verás cómo me entiendes.
La mano —cinco
hojas plegadas y anidadas— era de un pergamino de calidad media. Parte de un
libro escolar, a juzgar por la forma cuadriculada. Peter reconoció al instante
la gramática latina de Donato: había copiado miles de veces esas declinaciones.
Un trabajo ordinario y mal hecho; alzó la vista horrorizado.
—Tócalo —le
urgió el padre, que pasó hasta la última página en blanco.
Le cogió el
dedo a Peter y le hizo repasar el espacio vacío. Notó un relieve, una especie
de rugosidad sobre el pellejo, como si el pergaminero no hubiera frotado bien
la piel. Pasó otro dedo, y luego otro, y de pronto sintió una extraña y notoria
simetría. Volvió la página para ver la parte escrita. La sangre le bulló por dentro
y se le humedecieron las palmas de las manos. Los caracteres repujados eran
achaparrados y feos, pero el flujo de letras tenía una regularidad increíble, a
lo largo de toda la línea; a su vez cada línea acababa con una armonía absoluta
y escalofriante, a justo la misma distancia del margen. ¿Qué mano podía escribir
una línea tan recta y que acabara justamente debajo de la de arriba? ¿Qué mano
humana podía lograr semejante rareza? Sintió que se le atenazaba el corazón y
que un pavor abrumador le invadía el alma.
—¿Ves ahora
por qué he tenido que llamarte? —Fust hablaba en un tono alto.
—¿Quién ha
hecho esto? ¿Qué mano lo ha escrito?
—Ninguna. —El
padre volvió a cogerle la yema del dedo—. ¿Notas cómo se hunde?, ¿que la tinta
no está por encima sino en un hueco de la piel?
Peter cerró
los ojos para sentirlo con más claridad. Era tal y como decía Fust: el
pergamino parecía ceder, no estaba suave bajo la tinta, como al escribir con su
pluma.
—¿Quién ha
hecho esto? —repitió.
La gruesa cara
de Fust estaba radiante.
—Ese hombre,
al que llaman Gutenberg, ha encontrado una manera de hacer letras de metal. Les
pone tinta encima y luego las estampa en la página.
Peter se
acercó la hoja a los ojos, tanto que logró ver la fina depresión, una
inclinación tan ligera que era casi imperceptible: desde la superficie hasta el
surco de cada trazo. El espacio en que los ángeles —o seguramente el Diablo—
bailaban sobre la cabeza de un alfiler. Se quedó sin palabras, tal era su conmoción.
—Me abordó un
hombre que sabía que comerciaba con libros. —El padre se enjugó la frente, como
si lo aliviara compartir por fin la experiencia—. Me dijo que Gutenberg estaba
buscando un inversor, así que fui a verlo y me enseñó esto (…). Pensé, al igual
que tú —dijo apretando la mano de Peter— que no era más que una de tantas
gramáticas cutres. Pero el tal Gutenberg me dijo entonces que lo había hecho
con una técnica nueva. «Ars impressoria», la llama. Y pensar que ha estado
trabajando en esto, en secreto, a un par de calles de aquí… Tú conoces la casa.
—Peter apenas oía las palabras en el rumor de su cerebro convulsionado—. El Hof
zum Gutenberg, en la calle de los remendones.
—Yo tengo un
oficio —dijo pesaroso, y dejó los pliegos en la mesa.
Para entonces
Fust, sin embargo, estaba de pie, yendo de un lado a otro, sin dar la menor
señal de haberlo escuchado.
—No es solo la
uniformidad, ¡eso no es nada! —Hablaba en voz alta y se le habían encendido las
mejillas. Tenía la mirada ladina inherente a su cara de comerciante, aunque se
le unía una expresión extraña que Peter no creía haberle visto nunca, una
especie de embeleso, de exaltación. Fust se volvió y le lanzó una pregunta—:
¿Cuánto tiempo te llevaría: una semana, dos…, copiarlo?
—Cuatro días
como mucho. —Peter era rápido, joven y orgulloso.
—En cuatro
días el amigo Gutenberg puede, «imprimiendo», como él lo llama, hacer media
docena de ejemplares, todos idénticos entre sí. —El mercader rodeó la mesa y le
cogió la muñeca a Peter—. Sin necesidad de desollarse los dedos.
El hijo estaba
paralizado, inmóvil. Fust parecía cernirse sobre él, tapando las estrellas
brillantes del cielo.
—¡Figúrate!
Dios mío, tienes que entender lo que esto significa. Podemos multiplicar por
diez, por veinte, el número de copias de un libro: en el mismo tiempo y por el
mismo coste. —El padre estaba haciendo aspavientos con las manos—. Un libro
así…, o uno más grande. No tiene límites. —La mirada alucinada pasó a ser de
triunfo. Dejó caer una mano sobre el hombro de Peter y se lo sacudió con
fuerza—. En cuanto lo vi, lo tuve claro: es el milagro para el que el Señor
lleva preparándonos todo este tiempo.
—Una
blasfemia, más bien, o un truco de mal gusto. —Peter se zafó de la mano de su
padre y volvió a coger las hojas impresas.
El libreto era
realmente rudimentario, sin alma. Las letras eran tan bastas como las de las
tallas de madera baratas que pregonaban los holandeses; las líneas estaban emborronadas
y los márgenes manchados de tinta.
Alix Christie, El Discípulo de
Gutenberg
lunes, 22 de mayo de 2017
MI PADRE Y LOS POLÍTICOS
Excuso
decir que era vegetariano. Una vez más, su ética particular lo impulsaba a
razonar, que si tenía derecho a comerse un cerdito inofensivo, que nunca le
había hecho daño, no veía por qué no podía comerse a alguno de los políticos
que tanto fatigaban el televisor: ellos sí que le producían un deterioro
irreparable. Primero, por haber derrumbado una inocencia y una fe tan
laboriosamente construidas; más tarde, por las repetidas ofensas a su
inteligencia. Y así, detestaba las “pretensiones artísticas” de la política,
que según él se había convertido en el arte de engañar de modo más o menos
convincente, sonsacar y esquilmar al pueblo, y desde luego no cumplir nunca las
promesas electoralmente vociferadas.
Emilio Pascual, Días de Reyes Magos
domingo, 21 de mayo de 2017
ERA EL MEJOR DE LOS TIEMPOS
era el peor de
los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las
creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la
primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos,
pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos
por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la
actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que
se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado
superlativo.
En el trono de
Inglaterra había un rey de mandíbula muy desarrollada y una reina de cara
corriente; en el trono de Francia había un rey también de gran quijada y una
reina de hermoso rostro. En ambos países era más claro que el cristal para los
señores del Estado, que las cosas, en general, estaban aseguradas para siempre.
Era el año de Nuestro Señor, mil setecientos setenta y cinco. En período tan
favorecido como aquél, habían sido concedidas a Inglaterra las revelaciones
espirituales. Recientemente la señora Southcott había cumplido el vigésimo
quinto aniversario de su aparición sublime en el mundo, que fue anunciada con
la antelación debida por un guardia de corps, pronosticando que se hacían
preparativos para tragarse a Londres y a Westminster.
Incluso el
fantasma de la Callejuela del Gallo había sido definitivamente desterrado,
después de rondar por el mundo por espacio de doce años y de revelar sus
mensajes a los mortales de la misma forma que los espíritus del año anterior,
que acusaron una pobreza extraordinaria de originalidad al revelar los suyos.
Los únicos mensajes de orden terrenal que recibieron la corona y el pueblo
ingleses, procedían de un congreso de súbditos británicos residentes en
América, mensajes que, por raro que parezca, han resultado de mayor importancia
para la raza humana que cuantos se recibieran por la mediación de cualquiera de
los duendes de la Callejuela del Gallo.
Francia, menos
favorecida en asuntos de orden espiritual que su hermana, la del escudo y del
tridente, rodaba con extraordinaria suavidad pendiente abajo, fabricando papel
moneda y gastándoselo. Bajo la dirección de sus pastores cristianos, se
entretenía, además, con distracciones tan humanitarias como sentenciar a un
joven a que se le cortaran las manos, se le arrancara la lengua con tenazas y
lo quemaran vivo, por el horrendo delito de no haberse arrodillado en el fango
un día lluvioso, para rendir el debido acatamiento a una procesión de frailes
que pasó ante su vista, aunque a la distancia de cincuenta o sesenta metros. Es
muy probable que cuando aquel infeliz fue llevado al suplicio, el leñador
Destino hubiera marcado ya, en los bosques de Francia y de Noruega, los añosos
árboles que la sierra había de convertir en tablas para construir aquella
plataforma movible, provista de su cesta y de su cuchilla, que tan terrible
fama había de alcanzar en la Historia. Es también, muy posible que en los
rústicos cobertizos de algunos labradores de las tierras inmediatas a París,
estuvieran aquel día, resguardadas del mal tiempo, groseras carretas llenas de
fango, husmeadas por los cerdos y sirviendo de percha a las aves de corral, que
el labriego Muerte había elegido ya para que fueran las carretas de la
Revolución. Bien es verdad que si el Leñador y el Labriego trabajaban incesantemente,
su labor era silenciosa y ningún oído humano percibía sus quedos pasos, tanto
más cuanto que abrigar el temor de que aquellos estuvieran despiertos, habría
equivalido a confesarse ateo y traidor.
Charles
Dickens, Historia de dos Ciudades
viernes, 19 de mayo de 2017
POR TRECE RAZONES
Enviado por
Cari:
No se puede
detener el presente, ni tampoco rebobinar el pasado. El único modo de llegar a
conocer el secreto… es darle al PLAY.
Clay Jensen es
un adolescente como cualquier otro que encuentra, al llegar un día a casa, una
misteriosa caja sin remitente dirigida a su nombre. El contenido no es otro que
una serie de cintas de grabación, siete en total, que parece haberle enviado
Hannah, una compañera de clase que no hace ni dos semanas que se ha suicidado.
A pesar del desconcierto que supone volver a oír la voz de Hannah, Clay
descubrirá que son trece las razones por las cuales ha decidido quitarse la
vida, trece caras de cassete y que, por ello, son trece las personas que deben
escucharlas. Él es una de ellas. “Es un juego muy sencillo: primero las
escuchas, luego las pasas” dice Hannah en la primera cara.
¿Qué razones
son esas y qué tiene que ver él con ellas? A lo largo del día, Clay se irá
obsesionando con las grabaciones y hasta recorrerá la ciudad con un mapa que
ella misma le ha proporcionado. Pero he aquí un viaje distinto del esperado, un
viaje donde el punto de llegada es precisamente el mismo que el de partida y en
el que solo hacen falta unos nuevos ojos para verlo todo como por vez primera.
Hannah irá desgranando poco a poco su vida en un intento de poner de manifiesto
las consecuencias, grandes o pequeñas, de las cosas que hacemos y dejamos de
hacer, y que cambian el mundo a veces sin darnos cuenta.
La novela de Jay
Asher es un relato duro, estremecedor, que aborda temas como el
suicidio, el acoso, los abusos sexuales, la falta de ayuda o empatía, los
rumores... pues trece van a ser las razones o los culpables, aunque crean que sus
acciones son inofensivas, que han conducido a Hannah al suicidio.
El libro viene
narrado a dos voces, y a ello ayuda las dos tipografías distintas: por una
parte, Clay, con quien nos situamos en el presente, y que quiere saber por qué
está en esa lista de culpables, qué hizo él para empujar al suicidio a una
compañera que le atraía, pues le parecía dulce y divertida; por otra, Hannah,
es voz de ultratumba que nos habla desde el pasado y comienza con su “yo te
acuso”, su lista de acciones, mentiras, rumores que le llevaron a su trágico
final. Además están muy trabajadas las dos voces dotando de personalidad a sus
personajes: Clay, triste, intentando encontrar una lógica donde no la hay;
Hannah, dura, cínica, de vuelta de todo, deprimida…, que nos quiere dar su
versión de los hechos, de lo que hay tras esos rumores y mentiras.
Os dejo con el
trailer de la serie basada en el libro:
jueves, 18 de mayo de 2017
ANIMACIÓN A LA LECTURA CON DAVID VIROSTA
Este martes,
gracias a la editorial Edebé, ha estado en nuestro centro el actor y
cuentacuentos David Virosta, para llevar a cabo una jornada de animación
lectora.
Hemos podido
comprobar como David proviene del teatro, pues en cada dinamización se metía en
la piel de un personaje distinto, para, de esa forma, interactuar con los
alumnos y darles a ello el protagonismo. Veamos como lo ha hecho.
Con los
alumnos de 3º ESO ha asumido el rol de un productor de televisión que quiere
rodar Bajo el Fuego de las Balas Pensaré en Ti, la novela de Santiago
García-Clairac y Roberto Santiago; les ha preguntado
qué rodarían si una película o una serie de televisión; si fuera una película
que escenas eliminarían al considerar que no es indispensable para la trama
principal; si tuvieran que hacer un tráiler o un cartel para promocionar la
película con que elementos los harían; dónde buscarían localizaciones. Y a
partir de aquí también hemos pasado a hablar de otros libros.
Con los de 2º
ESO, David se ha metido en la piel de un periodista que quiere investigar los
sospechosos y las pistas de Erik Vogler en Muerte en el Balneario,
la historia de Beatriz Oses, con ese personaje que a veces se nos hace un
tanto repelente y nos recuerda a Sheldon Cooper.
Alumnos y
profesores hemos disfrutado con su actuación, con sus preguntas, con su forma
de indagar, de actuar, como su voz y sus gestos nos iban guiando.
Etiquetas:
Beatriz Osés,
Lectura,
Novela de intriga y suspense,
Novela histórica,
Novela Infantil,
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Novela Romántica,
Roberto Santiago,
Santiago García-Clairac
miércoles, 17 de mayo de 2017
MANUAL DE REMEDIOS LITERARIOS
Este libro es
un manual de medicina, solo que algo diferente de los demás.
Para empezar,
en él no se hace distinción entre dolor físico y dolor emocional; en sus
páginas es tan fácil encontrar un remedio para la pérdida del apetito como lo
es hallar la cura para la pérdida de la esperanza. También incluye situaciones habituales
en las que puede encontrarse el lector, como tener muchas cosas que hacer,
estar buscando a tu media naranja o pasar por la crisis de los cuarenta. Los
episodios más difíciles de la vida, como perder a un ser querido o criar a tus
hijos solo, también aparecen recogidos. Tanto si tienes hipo como si tienes
resaca, si sufres de miedo al compromiso o si tienes la sensación de que te
falta sentido del humor, para nosotras se trata de una dolencia que merece un
remedio.
Pero además
hay otra diferencia. Nuestros medicamentos no son cosas que vayas a encontrar
en la farmacia, sino en las librerías, las bibliotecas o descargándotelas con
tu lector de libros electrónicos. Somos biblioterapeutas y las herramientas de
nuestro oficio son los libros. Nuestra botica contiene bálsamos beckettianos,
torniquetes tolstoianos, los calmantes de Calvino y las purgas de Proust y
Perec. Para crearla, hemos recorrido dos mil años de literatura en busca de las
mentes más brillantes y las lecturas más reconstituyentes, desde Apuleyo y El
asno de oro, del siglo II, hasta los tónicos contemporáneos de Jonathan Franzen
y Haruki Murakami.
La
biblioterapia ha gozado de popularidad durante décadas en forma de libros de
autoayuda. Pero los amantes de la literatura llevan usando las novelas como
bálsamos —consciente o inconscientemente— desde hace siglos. La próxima vez que
necesites algo que te estimule, o que requieras ayuda con algún embrollo
emocional, recurre a una novela. Nuestra creencia en que las obras de ficción
ofrecen la mejor biblioterapia, además de la más pura, está basada en nuestra
propia experiencia con nuestros pacientes y reforzada por una enorme cantidad
de casos de los que tenemos conocimiento. A veces lo que funciona es el
argumento de la novela; otras veces es el ritmo de la prosa lo que tiene un efecto
calmante o estimulante sobre el alma. En ocasiones es una idea o una actitud
sugerida por un personaje que se encuentra en un dilema o un aprieto parecido.
Sea como sea, las novelas tienen la capacidad de transportarte a otra vida y
hacerte ver el mundo desde otra perspectiva. Cuando estás enfrascado en una
novela, incapaz de despegar la mirada de sus páginas, estás viendo lo que ve un
personaje, tocando lo que toca, aprendiendo lo que aprende. Quizá creas que
estás sentado en el sofá de tu salón, pero las partes más importantes de tu ser
—tus pensamientos, tus sentidos, tu espíritu— se encuentran en un lugar completamente
distinto. «Para mí leer a un autor no es solamente entender lo que dice, sino
ponerme en marcha con él y viajar en su compañía», dijo André Gide. Nadie
regresa de un viaje como ese siendo la misma persona.
Sea cual sea
tu dolencia, nuestras recetas son muy sencillas: una novela (o dos) que deberás
leer a intervalos regulares. Algunos tratamientos te curarán por completo.
Otros simplemente te ofrecerán consuelo, mostrándote que no estás solo. Todos
ellos calmarán temporalmente tus síntomas, debido al poder de la literatura
para distraernos y transportarnos. A veces es mejor administrar el remedio en
forma de audiolibro, o leído en voz alta con un amigo. Como con cualquier
medicamento, para obtener los mejores resultados es recomendable seguir el
tratamiento hasta el final. Además de los remedios, ofrecemos consejos sobre
algunos problemas relacionados con la lectura, como no tener tiempo para leer o
qué leer cuando no puedes dormir, así como las diez mejores novelas para leer
en cada década de tu vida y los mejores acompañamientos literarios para algunas
etapas de transición importantes, como tener un hijo... o encontrarte en tu
lecho de muerte.
Te deseamos el
máximo placer con nuestras píldoras y pomadas literarias. Con ellas ganarás en
salud, en felicidad y en sabiduría.
Ella Berthoud y Susan Elderkin
martes, 16 de mayo de 2017
EL PADRE QUIJOTE
El padre
Quijote había ordenado su almuerzo solitario a su ama de llaves y se puso en
camino para comprar vino en una cooperativa del lugar, a ocho kilómetros de El
Toboso, en la carretera general de Valencia. Era un día en que el calor
gravitaba, trémulo, sobre los campos secos, y no había aire acondicionado en el
Seat 850 que había comprado, siendo ya de segunda mano, ocho años antes.
Mientras conducía, pensaba con tristeza en el día en que tendría que buscar un
coche nuevo. Hay que multiplicar por siete la edad de un perro para que
equivalga a la de un hombre. Y, según este cálculo, su coche estaría aún
entrando en la edad mediana, pero notaba que sus feligreses empezaban ya a
considerar casi senil a su Seat 850. “No puede fiarse de él, Don Quijote”, le advertían,
y él sólo podría responder: “Hemos pasado juntos muchos malos ratos, y pido a
Dios que pueda sobrevivirme.” Tantas plegarias suyas habían quedado sin
respuesta, que sustentaba esperanzas de que ésta se hubiese incrustado como
cera permanente en el oído Eterno.
Distinguía el
trazado de la carretera general gracias a las nubecillas de humo levantadas por
los coches en tránsito. Al volante del Seat, le inquietaba la suerte del
vehículo al que, en memoria de su antepasado, llamaba “mi Rocinante”. No soportaba
la idea de que su cochecito se oxidase sobre un montón de chatarra. Había
pensado a veces en comprar una pequeña parcela para dejarla en herencia a uno
de sus feligreses, a condición de que éste reservase un rincón abrigado para el
descanso de su automóvil, pero no había ninguno a quien pudiese confiar el
cumplimiento de este deseo, y, de todos modos, era inevitable una muerte lenta
por oxidación, y quizá la trituradora de un cementerio de coches sería un final
más misericordioso. Pensando en todo esto por centésima vez, casi embistió
contra un Mercedes negro que estaba estacionado, inmóvil en la curva de la
carretera general. Supuso que la figura vestida de negro que se hallaba al
volante estaba descansando del largo trayecto entre Valencia y Madrid, y siguió
su camino, sin hacer un alto, para comprar una garrafa de vino en la
cooperativa; hasta la vuelta no reparó en un alzacuello blanco, como un pañuelo
que pidiese socorro. ¿Cómo era posible, se preguntó, que uno de sus hermanos
sacerdotes pudiese costearse un Mercedes? Pero al parar vio por debajo del
cuello un peto morado que delataba la dignidad de monseñor, como mínimo, si no
de obispo.
El padre
Quijote tenía motivos para temer a los obispos; era muy consciente de la gran
antipatía que sentía por él su propio obispo, quien le consideraba poco más que
un campesino, pese a su eminente antecesor.
Así pues, fue
agitadamente como el padre Quijote se presentó a la encumbrada figura clerical
del elegante Mercedes.
—Me llamo
padre Quijote, monseñor. ¿Puedo servirle en algo?
—Naturalmente
que puede, amigo mío. Soy el obispo de Motopo.
Hablaba con un
fuerte acento italiano.
— ¿Obispo de
Motopo?
—In partibus
infidelium, amigo mío. ¿Hay algún garaje por aquí? Mi coche se niega a seguir
viaje, y si hubiese un restaurante... Mi estómago está impaciente, pide ya
comida a gritos.
—Hay un garaje
en mi pueblo, pero está cerrado por un entierro: la suegra del dueño ha muerto.
—Descanse en
paz —dijo el obispo automáticamente, asiendo la cruz pectoral—. Qué condenado fastidio
—añadió.
—Volverá
dentro de unas horas.
— ¡Unas horas!
¿Hay un restaurante cerca?
—Si quisiera
honrarme compartiendo mi humilde almuerzo, monseñor... El restaurante de El
Toboso no es recomendable, ni por la comida ni por vino.
—Un vaso de
vino es vital en mi situación.
—Puedo
ofrecerle un buen vinito del país, y si se conformara con un simple filete... y
una ensalada. Mi ama de llaves siempre me prepara más de lo que como.
—Amigo mío,
indudablemente usted demuestra ser mi ángel de la guarda disfrazado. Vamos.
La garrafa de
vino ocupaba el asiento delantero del Seat, pero el obispo, que era un hombre
muy alto, insistió en acurrucarse en el asiento de atrás.
—No podemos
molestar al vino —dijo.
—No es un vino
extraordinario, monseñor, y usted estará mucho más cómodo...
—No hay vino
que no sea extraordinario, amigo mío, desde las bodas de Caná.
El padre
Quijote se sintió reprendido, y guardaron silencio hasta llegar a su pequeña
vivienda cercana a la iglesia. Sintió un gran alivio cuando el obispo, que tuvo
que agacharse al cruzar la puerta que llevaba directamente a la sala, comentó:
—Es un honor
para mí ser huésped de la casa de Don Quijote.
—Mi obispo no
aprueba el libro.
—La santidad y
el buen gusto literario no siempre van de la mano.
Graham Greene, Monseñor Quijote
lunes, 15 de mayo de 2017
VENCERÉIS, PERO NO CONVENCERÉIS
Apenas nos queda una semana de curso en 2º
de Bachillerato, y esta mañana, trabajando textos de Unamuno, ha salido lo de Venceréis, pero no convenceréis. Muchos de
ellos no sabían en ese momento de que estábamos hablado. Para ellos, la versión
que recoge Hugh Thomas en La Guerra Civil Española.
Situaros. 12 de Octubre de 1936, Se va a inaugurar
el curso en la Universidad de Salamanca,
de la que Unamuno es rector. El tema principal del acto era la exaltación
nacional, el Imperio, la raza y la Cruzada. Las críticas y amenazas proferidas
a todos los que no compartían los ideales de la sublevación, suscitaron el
rechazo de Miguel de Unamuno. Las frases de este discurso improvisado difieren
según los distintos testigos, cronistas e historiadores, ya que no se dispone
de ningún registro grabado o escrito del mismo:
Estáis
esperando mis palabras.
Me conocéis
bien, y sabéis que soy incapaz de permanecer en silencio. A veces, quedarse
callado equivale a mentir. Porque el silencio puede ser interpretado como
aquiescencia.
Pero ahora
acabo de oír el necrófilo e insensato grito, “Viva la muerte”. Y yo, que he
pasado mi vida componiendo paradojas que excitaban la ira de algunos que no las
comprendían, he de deciros, como experto en la materia, que esta ridícula
paradoja me parece repelente. El general Millán Astray es un inválido. No es
preciso que digamos esto con un tono más bajo. Es un inválido de guerra.
También lo fue Cervantes. Pero desgraciadamente en España hay actualmente
demasiados mutilados. Y, si Dios no nos ayuda, pronto habrá muchísimos más. Me
atormenta el pensar que el general Millán Astray pudiera dictar las normas de
la psicología de la masa. Un mutilado que carezca de la grandeza espiritual de
Cervantes, es de esperar que encuentre un terrible alivio viendo cómo se
multiplican los mutilados a su alrededor.
Este es el
templo de la inteligencia. Y yo soy su sumo sacerdote. Estáis profanando su
sagrado recinto. Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no
convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis
algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que
penséis en España.
He dicho.
Miguel
de Unamuno
domingo, 14 de mayo de 2017
EL MENDIGO
Mío es el mundo: como
el aire libre,
otros trabajan porque
coma yo;
todos se ablandan si
doliente pido
una limosna por amor
de Dios.
El palacio, la cabaña
son mi asilo,
si del ábrego el
furor
troncha el roble en
la montaña,
o que inunda la
campaña
El torrente asolador.
Y a la hoguera
me hacen lado
los pastores
con amor.
Y sin pena
y descuidado
de su cena
ceno yo,
o en la rica
chimenea,
que recrea
con su olor,
me regalo
codicioso
del banquete
suntüoso
con las sobras
de un señor.
Y me digo: el viento
brama,
caiga furioso
turbión;
que al son que cruje
de la seca leña,
libre me duermo sin
rencor ni amor.
Mío es el mundo como
el aire libre...
Todos son mis
bienhechores,
y por todos
a Dios ruego con
fervor;
de villanos y señores
yo recibo los favores
sin estima y sin
amor.
Ni pregunto
quiénes sean,
ni me obligo
a agradecer;
que mis rezos
si desean,
dar limosna
es un deber.
Y es pecado
la riqueza:
la pobreza
santidad:
Dios a veces
es mendigo,
y al avaro
da castigo,
que le niegue
caridad.
Yo soy pobre y se
lastiman
todos al verme
plañir,
sin ver son mías sus
riquezas todas,
qué mina inagotable
es el pedir.
Mío es el mundo: como
el aire libre...
Mal revuelto y
andrajoso,
entre harapos
del lujo sátira soy,
y con mi aspecto
asqueroso
me vengo del
poderoso,
y a donde va, tras él
voy.
Y a la hermosa
que respira
cien perfumes,
gala, amor,
la persigo
hasta que mira,
y me gozo
cuando aspira
mi punzante
mal olor.
Y las fiestas
y el contento
con mi acento
turbo yo,
y en la bulla
y la alegría
interrumpen
la armonía
mis harapos
y mi voz:
Mostrando cuán cerca
habitan
el gozo y el padecer,
que no hay placer sin
lágrimas, ni pena
que no traspire en
medio del placer.
Mío es el mundo; como
el aire libre...
Y para mí no hay
mañana,
ni hay ayer;
olvido el bien como
el mal,
nada me aflige ni
afana;
me es igual para
mañana
un palacio, un
hospital.
Vivo ajeno
de memorias,
de cuidados
libre estoy;
busquen otros
oro y glorias,
yo no pienso
sino en hoy.
Y do quiera
vayan leyes,
quiten reyes,
reyes den;
yo soy pobre,
y al mendigo,
por el miedo
del castigo,
todos hacen
siempre bien.
Y un asilo donde
quiera
y un lecho en el
hospital
siempre hallaré, y un
hoyo donde caiga
mi cuerpo miserable
al espirar.
Mío es el mundo: como
el aire libre,
otros trabajan porque
coma yo;
todos se ablandan, si
doliente pido
una limosna por amor
de Dios.
José de Espronceda
sábado, 13 de mayo de 2017
EL MAR EN RUINAS
Después de la
guerra de Troya y de su largo viaje de regreso, Odiseo pasa algunos años feliz
en Ítaca hasta que un día oye hablar de Ulises, un guerrero desconocido al que
los bardos griegos adjudican sus hazañas y que, al parecer, todavía no ha
vuelto a casa. Penélope vuelve a coger los hilos mientras el fatigado héroe se
echa otra vez a la mar, en busca de un pasado que emerge en los escollos de
viejos peligros, los ecos de antiguas amantes —Circe, Calipso— y la sombra de
un enemigo inesperado y terrible.
David
Torres da voz a Penélope para que
dé su versión de los hechos, tejiendo desde sus telas una sorprendente
continuación de la Odisea, llena de escenas inolvidables. Esta novela nos muestra
el declive de un hombre que ha de vivir en un mundo real, no en el mundo épico
y heroico de Homero, mientras que
Penélope narra la historia a un hijo que todavía no ha nacido y teje con sus
hilos un relato en el que compadecemos a su marido, viejo y calvo, zarandeado por los años y el destino.
Mediante
los tapices, el lenguaje de Penélope, sugerentes y ricos en imágenes, asistimos
a la destrucción del mundo heroico griego evocador, donde ya no encontramos héroes
sino hombres corrientes, normales.
jueves, 11 de mayo de 2017
ENGANCHADO A LA RED
De: Imi (Hideki@Hideki.Otuma.com)
Para: Kevin Dexter (Dexterkid@hotmail.com)
Enviado: Jueves, 16 de julio de 2009,
00:03:26
Asunto: Gracias
Estimado
Kevin:
Sé que apenas
hemos tenido trato personal, pero ahora que eres un héroe no me resisto a
escribirte para confesarte mi admiración. Dejo Fabuland. Dejo esta vida.
Después de ver lo que has hecho y ahora que Imi ha muerto, no encuentro motivos
para continuar viviendo de esta manera. Buscaré otro trabajo, saldré de casa y me
enfrentaré al mundo, como has hecho tú.
Dicen que la
realidad supera la ficción.
Yo me mostré
en desacuerdo con esa frase durante todo el tiempo que pasé en Fabuland. Fueron
dos años en los que mi alma estuvo viva mientras mi cuerpo engordaba en una
silla de madera, frente a un ordenador portátil, con una cama deshecha, una
puerta que sólo abría para ir al baño, y la ventana a mis espaldas para que las
vistas de Tokio no me distrajeran. Dos años en los que mi mente, mi alma y mi
espíritu vivieron en ese mundo mágico y maravilloso donde todos los problemas
se reducían a que un orco te cortara la cabeza o un dragón te asara vivo.
Problemas sencillos, que podían resolverse con el arma apropiada o con una
mezcla de tesón, valor y buena suerte. ¡Qué felicidad! Dentro de Fabuland mi
inteligencia superior y mis kilos de más no eran un obstáculo. Los complejos,
la enfermedad, el fracaso escolar… todo eso eran asuntos de otro mundo.
Tú lo sabes
mejor que nadie. En Fabuland uno no se muestra como es, sino como quiere ser. Y
lo más importante, uno jamás se encuentra solo. No sé si estás al tanto, pero
según el último censo de población, cuenta con tres millones de usuarios
inscritos. En el bloque donde vivo hay cuarenta vecinos y ninguno de ellos
tiene nada que ver conmigo. Por el contrario, no tardé en ganarme tu confianza
y tu amistad, igual que la de Chema y la de otros muchos. No ignoro que siempre
me habéis respetado y ayudado sin pedir nada a cambio. Quiero que sepáis que es
mutuo.
Ahora que Imi
ha muerto quiero hablarte con mi propia voz y darte las gracias por cambiar mi
forma de ver el mundo. Sé que vives a miles de kilómetros de mí, que jamás he
oído tu voz y que nunca hemos pisado el mismo suelo; pero te considero mi amigo
y el hecho de haber podido contribuir a tu proeza hace que me sienta orgulloso
de haberte conocido.
Siempre admiré
a Rob McBride, pero ahora prefiero a Kevin Dexter.
Un abrazo de
corazón,
HIDEKI
Jorge Magano, Fabuland
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