¿Qué pueden tener en común una adolescente que sueña con ser
bailarina y una noble del siglo XIX que lucha contra el destino que la sociedad
y su familia le han impuesto? ¿Qué secreto ocultan los restos de un galeón
español hundido hace casi 200 años que puede afectar a la gente hoy en día?
¿Una pareja puede recuperar su amor tras tanto tiempo de desencuentros?… Ana
Alcolea nos presenta un libro lleno de misterios en el que se atraviesan
continentes y siglos, y que hará que el lector no pueda despegarse de él hasta
llegar a la última página.
La madre de Carlos, arqueóloga, está inmersa en la investigación
de los restos de un naufragio del siglo XVIII, y comienza a sentir que algo
raro pasa con los objetos rescatados que han llevado al museo: se encuentra mal
de repente, recibe extrañas llamadas al móvil… Por si esto fuera poco, su
exmarido, el arqueólogo que encontró los restos, va a ayudarla en la
catalogación, y eso complica aún más las cosas.
Mientras, su hijo se ilusiona con el regreso de su padre y sufre
sus propias complicaciones amorosas, ya que está totalmente encandilado con
Elena, la chica nueva de clase.
A la vez, somos testigos de los últimos días de navegación del
Buena Esperanza, el galeón en el que viaja Marina, junto a su madre, sus
hermanas y la esclava Ramira, una mujer extraña y con grandes y ocultos poderes
ancestrales. Ella no se parece en nada a sus hermanas: no piensa en casarse ni
en bordar su ajuar, solo desea vivir en el mar, convertirse en marinero; algo
del todo imposible. De sus pensamientos y anhelos sabe mucho su esclava Ramira.
Entre los restos que son llevados al museo aparece un broche con
un retrato de mujer; sorprendéntemente, el rostro de esta es igual al de Elena.
La chica, al descubrir este detalle, preguntará a sus padres sobre su familia y
la posible conexión con el barco hundido. Será su padre el que le desvele
ciertos detalles que ella no conocía, y quien al final dará con la clave que
desvelará el misterio del galeón.
La autora nos presenta a personajes en evolución rodeados de
símbolos y objetos mágicos; todo ello propiciado por la doble narración que se
va alternando; el pasado y el presente. Ambas historias confluyen gracias estos
restos: un broche con la imagen de una mujer, una estatuilla de origen africano
y una caja de música. Maneja con soltura las descripciones y nos sumerge en un
ambiente evocador, cuando nos traslada a alta mar, a bordo del galeón; para
ello emplea un estilo lírico y evocador, relacionado con el mar y sus misterios
más profundos; frente a él el coloquial, al referirse a las clases del
instituto. Entre los temas podemos
destacar: la liberación de la mujer (Marina que quiere no casarse, sino vivir
en el mar), la denuncia de la esclavitud (la historia de Ramira), acoso (la
persecución de Elena en las redes sociales) y problemas familiares (cuando el
padre de Elena se marchó de casa porque su padre no aceptó que fuese bailarín).
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