viernes, 30 de abril de 2021

NEWROPÍA

                Nos encontramos en una Europa distópica, donde los combustibles fósiles han desaparecido, donde hay multitud de microestados, cada uno con características muy distintas y peculiares, que da lugar a distopías de diferente tipo,  y el poder está manos de dos gobiernos coordinados, el Sistema Simpático, capitalista y tecnológico, y el Parasimpático, ecologista y prosocial.

Nuestros protagonistas son: Elliot, que ha vivido la mejor de las infancias. Libertad, hamburguesas, bicicletas, walkie-talkies, videojuegos, helados nuevos cada verano y una radio en la que suenan los mejores temazos de la historia. Sin embargo, existe la posibilidad de que esa vida idílica no sea tan auténtica como él ha creído. Verbena, una bruja entrenada desde la cuna para combatir a las empresas e instituciones que destruyen el planeta. Su sociedad, exclusivamente femenina, se enorgullece de vivir en armonía completa con la naturaleza, y para ello han aprendido a alimentarse de todo tipo de plantas silvestres, convirtiéndose en criaturas del bosque.

                Ambos tendrán que subir a un fastuoso tren hotel, que recorre los lugares más codiciados de Europa por los turistas para intentar convencer o detener a Raner, el diseñador de un nuevo parque de atracciones, pues creen que tras este proyecto una gran corporación planea atentar contra una gran parte de la población. Lo malo es que no saben quién es el diseñador, pues hay siete jóvenes parecidos que tienen la misma identidad para ocultar al real; aparte, la pobre Verbena tiene que mezclarse entre las acompañantes (prostitutas de lujo). Y por si fuera poco, otra persona comienza a matar a los falsos Rainers.

                Sofía Rhei va alternando en cada capítulo el punto de vista de cada personaje, y en seguida encontramos pequeños detalles que nos llaman la atención. Elliot vive en un lugar muy parecido a los años 80 de los Estados Unidos, que hemos visto en las comedias de televisión de la época (el comienzo con Elliot en la bicicleta por la noche me ha hecho recordar a E.T.). Verbena es radicalmente ecologista y feminista, en una sociedad donde solo hay mujeres, con un lenguaje basado en palabras de género femenino. Encontramos personajes memorables entre los secundarios: Segismundo, que sólo habla en verso; Roxana, esa acompañante siempre rodeada de drones, que tanto encandila al joven Elliot, y que nos depara más de una sorpresa.

                A lo largo de las páginas de la novela, vamos a encontrar mucha crítica, soterrada y abierta: ecología, la crítica anticapitalista, el feminismo, los avances tecnológicos… Todo ello con un sentido de humor que no nos abandona desde la primera página.

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