Enviado por María:
Ambientada en el Japón del siglo XVIII, esta novela nos cuenta la
historia de Tomiko, una joven nacida fea y con una mancha de nacimiento en el
cuello que es menospreciada por sus padres. Siendo apenas una adolescente, se marcha
de su casa con el propósito de librar a su hermana pequeña, Chikako, que nació bellísima,
de un matrimonio de conveniencia con un hombre aborrecible, Shozo Masashi, un
rico comerciante de cuya crueldad llegaron los rumores hasta el pueblo.
En su camino, la muchacha encuentra un ser mágico que decide
ayudarla, aunque a cambio de entregarle el hombre del que se enamore. Tomiko, convencida
de que ningún hombre la querrá por su fealdad, accederá a ello. Para salvar a su hermana, la muchacha renuncia
a su identidad y se convierte en Susanô, el Samurai del Dragón. Como guerrero,
Tomiko vivirá innumerables aventuras y conocerá a dos hombres que marcarán su
destino: el valiente Shuzai y Hanzaburo, el hijo del zorro.
Teniendo en cuenta que la acción transcurre en el siglo XVIII en
Japón, un país con una mitología muy arraigada, la aparición de seres
fantásticos (los espíritus que ayudan a Tomiko, por ejemplo) nos parece algo
natural.
El libro está muy bien escrito: el lenguaje, la forma de construir
las frases, la fluidez de la narración, las descripciones, la delicadeza de los
personajes y de las situaciones, crean una forma de narrar muy especial que nos
recuerda a novelas anteriores de Blanca Alvárez, como El Puente de los Cerezos o Opalo (curiosamente, las dos con protagonistas de raza oriental).
Todos los personajes de están trazados con matices que nos
permiten comprenderlos, pues sus sentimientos y emociones juegan un papel
fundamental a lo largo de toda la trama. Así Shuzai, Hanzaburo, Kamakura…
Especial mención a Tomiko, por su complejidad y por la dualidad
masculino-femenino en la que se mueve, el intentar acallar los sentimientos
derivados de su lado femenino, y, sobre todo, la lealtad y amor hacia su
hermana.
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