Nunca he contado esta historia, y dudo mucho que vuelva a
contarla. Antes de empezar, debes recordar que soy del Edena Ruh. Nosotros ya
contábamos historias antes de que ardiera Caluptena. Antes de que hubiera
libros donde escribir. Antes de que hubiera música que tocar. Cuando prendió el
primer fuego, nosotros, los Ruh, estábamos allí contando historias en el
círculo de su parpadeante luz.
Conozco tu reputación de gran coleccionista de historias y
cronista de sucesos. Ahora bien, ni se te ocurra cambiar ni una sola palabra de
lo que voy a decir. Si te parece que me voy por las ramas, si te parece que
divago, recuerda que las historias reales pocas veces toman el camino más
recto.
Pero ¿qué pensaría mi padre si me oyera contar una historia así?
“Empieza por el principio.”Muy bien, si vamos a contar una historia, contémosla
bien.
Me llamo Kvothe, que se pronuncia «cuouz». Los nombres son
importantes porque dicen mucho sobre la persona. He tenido más nombres de los
que nadie merece.
Los Adem me llaman Maedre, que, según cómo se pronuncie,puede
significar la Llama, el Trueno o el Árbol Partido.
La Llama es obvio para todo el que me haya visto. Tengo el pelo de
color rojo intenso. Si hubiera nacido hace un par de siglos, seguramente me
habrían quemado por demonio. Lo llevo corto, pero aun así me cuesta dominarlo.
Si lo dejo a su antojo, se me pone de punta y parece que me hayan prendido
fuego.
El Trueno lo atribuyo a mi potente voz de barítono y a la
instrucción teatral que recibí a temprana edad.
El Árbol Partido nunca lo he considerado muy importante. Aunque
pensándolo bien, supongo que podríamos considerarlo al menos parcialmente
profético.
Mi primer mentor me llamaba E’lir porque yo era listo y lo sabía.
Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. También me
han llamado Shadicar, Dedo de Luz y Seis Cuerdas. Me han llamado Kvothe el Sin
Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me
los he ganado. Los he comprado y he pagado por ellos.
Pero crecí siendo Kvothe. Una vez mi padre me dijo que significaba
«saber».
Me han llamado de muchas otras maneras, por supuesto. La mayoría
eran nombres burdos, aunque muy pocos eran inmerecidos. He robado princesas a
reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y
he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la
que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de
los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses,
he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos.
Quizá hayas oído hablar de mí.
Viajé, amé, perdí, confié y me traicionaron.
Me llamo Kvothe... Esta es mi auténtica historia
Patrick Rothfuss, El Nombre del Viento
Kvothe: músico, mendigo, ladrón, estudiante, mago, trotamundos, héroe y asesino; sólo le entenderá quien haya sufrido como él , quien de veras haya amado a Denna, quien de veras haya sufrido la perdida.
Es mucho más que una bella historia... es una leyenda
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