Es un montaje dirigido por Yayo Cáceres
y coproducido por la Compañía Nacional de Teatro Clásico y Ron Lalá, que podemos
en el Teatro de la Comedia de Madrid, hasta el día 6 de febrero.
Se trata de las
adaptaciones “ronlaleras” de una selección de fragmentos de las siguientes
obras de Cervantes: El celoso extremeño, El coloquio de los perros, El hospital
de los podridos, El licenciado Vidriera, El retablo de las maravillas, Don
Quijote de la Mancha, El viejo celoso, La Galatea, La gitanilla, prólogo de
Novelas ejemplares, Persiles y Segismunda, Rinconete y Cortadillo y Viaje del
Parnaso. Vamos a encontrar mujeres libertarias, viejos celosos, pícaros
caballerescos, perros que hablan, y hasta un licenciado que cree ser de vidrio.
La compañía comparte con los espectadores, a través del permanente juego del
teatro, la alegría amarga, la sonrisa aguda, la belleza del idioma
desencadenado y sobre todo, la resistencia del pensamiento libre, a pesar de
los prejuicios sociales de un país al borde de la(s) ruina(s).
Cervantes deja que sus
personajes hablen. No los filtra; por eso incomodan. No los juzga; por eso son
rebeldes. No los condiciona; por eso son libres y él, Miguel de Cervantes, es
libre con todos ellos.
Cervantes fue libre en la cárcel
a través de sus personajes. Libre en la esfera de su obra, en su universo de
infinitos círculos concéntricos que alguien abordará una vez y otra vez dentro
de quinientos años (y ojalá lea esta Cervantina).
¿Cómo se le ocurre a
nuestro buen Cervantes poner a los personajes leyéndose a sí mismos? ¿Cómo
puede hacer decir a una mujer que es libre hace cuatro siglos? ¿Cómo crea a dos
perros que hablan con discurso, a una gitana defendiendo a su pueblo o a un
licenciado que cree que es de vidrio?
La respuesta es: con imaginación,
que solo existe con libertad.
Cervantina es un juego en el que
jugamos a ser cervantinos, un malabarismo con sus palabras y las nuestras, una
esfera entre las suyas, música nacida entre sus palabras y humor ronlalero.
Para terminar diría lo que él dijera alguna vez: escritor divino si no fuera
tan humano.
Yayo Cáceres,
Director del Montaje
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