Envíado por Ángela (B1C)
Europa 1920.
Todo comenzó con el
asesinato del marinero inglés Jeremiah Perkins en Havoysund, un pequeño puerto
noruego situado en el Ártico, y con el misterioso paquete que, antes de morir,
Perkins envió a Lady Elisabeth Faraday.
O quizá la historia
empezara antes, cuando se descubrieron unas extrañas reliquias en el interior
de una viejísima cripta medieval, pues fue precisamente una de esas reliquias
imposibles la causa de que el malhumorado profesor Ulises Zarco, director de la
sociedad geográfica SIGMA, se embarcara en una aventura inimaginable a bordo
del Saint Michel.
Tanto Zarco como su
ayudante, Adrián Cairo, han recorrido el mundo enfrentándose a toda clase de
peligros, igual que el capitán Verne y su tripulación, o el joven fotógrafo
Samuel Durango, e incluso las dos damas inglesas que les han solicitado ayuda;
pero ninguno de ellos estaba preparado para afrontar el temible misterio que
envuelve a la isla de Bowen, más allá del Círculo Polar Ártico.
Esta novela de César
Mallorquí me ha sorprendido gratamente, ya que la aventura no es un
género literario que me llame la atención de forma especial.
Lo que más me ha gustado es su
final. Me parece un modo inteligente de concluir la obra recurrir a la existencia
de la “mente”, que pueda explicar los extraños sucesos con los que se encuntran
los protagonistas a lo largo de su aventura (el titanio puro, el elemento nº 72
aún no descubierto en ese momento, los autómatas, el Edderkoppe Gud, un campo
electromagnético como arma de defensa, etc…)
Del mismo modo me encanta el
hecho que la mente capture a Kathy y a Sam para averiguar si son inteligentes.
Ademas, me parece elegante la manera de resolver todo el conflicto mediante una
partida de ajedrez (la variante Battambang). Es sorprendente que con algo tan
simple y complejo a la vez como el juego de ajedrez se pueda escribir cualquier
desenlace literario. Asímismo, me parece una oportunidad idónea para que Sam
recobre el protagonismo, pues es en el desarrollo de la novela se nos ha ido
mostrando como un personaje ausente, que no tiene voz.
Otro aspecto que me ha llamado
la atención es el sentido ético de la mente sintética al advertir a los dos
jovenes de la próxima erupción volcánica, reconociendo con ello la inteligencia
de estos dos bipedos y salvándolos. Con ello, el mensaje irónico-onírico que la
mente envia hacia el espacio: “En el tercer planeta de este sistema solar hay
tigres”. Lo hace antes de llegar a Marte, realizando un pequeño homenaje a Kubrik
y su 2001:
Una Odisea del Espacio, al que
habría añadir los homenajes a lo largo de toda la novela, como reconoce al final del libro, a Julio Verne, H G Wells o Conan
Doyle.
PREMIO EDEBÉ DE LITERATURA JUVENIL 2012
PREMIO NACIONAL DE LITERATURA JUVENIL 2013
PREMIO CERVANTES CHICO 2015
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