Robert abrió
un cajón de un armario, desplazó algunas prendas y sacó el ejemplar.
-Aquí está...
Ven, te lo enseñaré.
Los dos amigos
se situaron sobre el borde de la cama, uno al lado del otro.
-¿Un libro?
-dijo Isabelle, con cierta decepción.
-Si, es un
libro prohibido. Nadie más que yo lo tiene en toda Francia.
-¿Un libro
prohibido por los alemanes? ¿Por qué está prohibido?
-Lo escribió
un piloto francés y cuenta la historia de un niño que vive solo en un
asteroide... Un niño que se llama Principito. Mira, es este -dijo enseñándole
la portada, donde se veía a un niño rubio sobre un pequeño asteroide.
-¿Principito?
Me gusta... ¿Y qué hace?
-Ve cosas que
nadie más ve, como lo que le pasa a la gente o... Fíjate en este dibujo: parece
un sombrero, ¿verdad?, pero en realidad es una serpiente que se acaba de comer
a un elefante...
Isabelle abrió
los ojos al ver los dos dibujos.
-Vaaayaaa -musitó
alargando mucho las sílabas, estaba impresionada-. Creía que los dibujos de Alicia
en el País de las Maravillas eran los mejores, pero estos ganan.
-Hay más,
mira, mira...
Robert iba
pasando las hojas y mostrando los grabados que dejaron maravillada a Isabelle.
-Todos son de Saint-Exupéry
-explicó Robert.
-¿Dónde está?
-Nadie sabe
nada de él... Es un misterio... Solo se sabe que este libro está prohibido en
Francia y en los países invadidos por Alemania... Dicen que el mismísimo Hitler
ha mandado que lo quemen.
-¿Cómo habéis
conseguido este?
-Es un secreto
-alegó Robert-. He prometido que no se lo diría a nadie. Lo siento.
Santiago García Clairac, El Principito se Fue a la Guerra
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