13 de julio
Día internacional
del rock
Pero
Samarkanda es, además, el nombre de un grupo de rock de los años 90 del siglo
pasado. Desde su origen, sus componentes han ido cambiando y el grupo ha evolucionado,
a pesar de que en algún momento estuvo a punto de desaparecer. Las letras de
las canciones de Samarkanda fueron una mezcla de poesía y arte callejero, pero
sus raíces están en el rock.
La primera vez
que vi actuar a Samarkanda fue en agosto de 1992, en el estadio de fútbol
Vicente Calderón de Madrid. Fue un concierto memorable en el que actuaron media
docena de grupos. El plato fuerte fueron Samarkanda y Rosendo Mercado. Cómo
olvidar aquel concierto. Por aquella época yo todavía soñaba con ser crítico
musical y publicar reseñas y entrevistas en la revista Rolling Stone. Después
la vida me llevó por otros caminos y, aunque mi trabajo siempre ha estado
relacionado con la escritura, nada de lo que he publicado en este tiempo tiene
que ver con la crítica musical y apenas con el periodismo. Pero eso es otra historia,
o a lo mejor no lo es y todo forma parte de la misma historia.
Samarkanda,
con dos discos publicados ya en 1992, se había convertido en un referente
musical y tocaba en los festivales más importantes del país. Tenía tanta fuerza
que sus canciones terminaban sirviendo de inspiración para otros grupos. Sus
letras eran magistrales. El guitarrista y cantante del grupo se llamaba Jimi, y
cuando lo vi por primera vez en el escenario me pareció el hombre más feo del
mundo. Era realmente feo, pero derrochaba un torrente de voz que ponía los
pelos de punta y elevaba la temperatura en el estadio.
Jimi era como
un terremoto en el escenario. Tenía entonces veintidós años y ya había dejado
de ser una joven promesa. Con su fuerza y su magnetismo llegaba a anular en
algunos momentos al resto de la banda, que se hacía invisible. Se movía de un
lado a otro del escenario como si tuviera alas. Saltaba, cantaba y rasgaba la guitarra
con una energía brutal. Todo a la vez. De todos los músicos que he visto actuar
en directo a lo largo de mi vida, no hay ninguno que se pueda comparar con él. Desde
aquel lejano verano de 1992 me convertí en un seguidor incondicional de
Samarkanda y, sobre todo, de Jimi, su líder.
El final de
aquel concierto fue apoteósico. Jimi y Rosendo subieron juntos al escenario y
cantaron la mítica canción Maneras de vivir, que con el paso de los años se
convirtió en uno de los diez mejores temas de rock de todos los tiempos, casi
un himno. Todavía me parece escuchar el griterío y los aplausos del público, que
se prolongaron cuando los artistas habían bajado ya del escenario y quizás
incluso habían abandonado el estadio.
Luis
Leante, Maneras de vivir
PREMIO EDEBE LITERATURA JUVENIL 2020
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