domingo, 31 de mayo de 2015

CUÁNTO SE DIVERTÍAN

Margie lo anotó esa noche en el diario. En la página del 17 de mayo de 2157 escribió: “¡Hoy Tommy ha encontrado un libro de verdad!”.
Era un libro muy viejo. El abuelo de Margie contó una vez que, cuando él era pequeño, su abuelo le había contado que hubo una época en que los cuentos siempre estaban impresos en papel.
Uno pasaba las páginas, que eran amarillas y se arrugaban, y era divertidísimo ver que las palabras se quedaban quietas en vez de desplazarse por la pantalla. Y, cuando volvías a la página anterior, contenía las mismas palabras que cuando la leías por primera vez.
-Caray -dijo Tommy-, qué desperdicio. Supongo que cuando terminas el libro lo tiras. Nuestra pantalla de televisión habrá mostrado un millón de libros y sirve para muchos más. Yo nunca la tiraría.
-Lo mismo digo -contestó Margie. Tenía once años y no había visto tantos telelibros como Tommy. Él tenía trece-. ¿En dónde lo encontraste?
-En mi casa -Tommy señaló sin mirar, porque estaba ocupado leyendo-. En el ático.
-¿De qué trata?
-De la escuela.
-¿De la escuela? ¿Qué se puede escribir sobre la escuela? Odio la escuela.
Margie siempre había odiado la escuela, pero ahora más que nunca. El maestro automático le había hecho un examen de geografía tras otro y los resultados eran cada vez peores. La madre de Margie había sacudido tristemente la cabeza y había llamado al inspector del condado.
Era un hombrecillo regordete y de rostro rubicundo, que llevaba una caja de herramientas con perillas y cables. Le sonrió a Margie y le dio una manzana; luego, desmanteló al maestro. Margie esperaba que no supiera ensamblarlo de nuevo, pero sí sabía y, al cabo de una hora, allí estaba de nuevo, grande, negro y feo, con una enorme pantalla en donde se mostraban las lecciones y aparecían las preguntas. Eso no era tan malo. Lo que más odiaba Margie era la ranura por donde debía insertar las tareas y las pruebas. Siempre tenía que redactarlas en un código que le hicieron aprender a los seis años, y el maestro automático calculaba la calificación en un santiamén.
El inspector sonrió al terminar y acarició la cabeza de Margie.
-No es culpa de la niña, señora Jones -le dijo a la madre-. Creo que el sector de geografía estaba demasiado acelerado. A veces ocurre. Lo he sintonizado en un nivel adecuado para los diez años de edad. Pero el patrón general de progresos es muy satisfactorio. -Y acarició de nuevo la cabeza de Margie.
Margie estaba desilusionada. Había abrigado la esperanza de que se llevaran al maestro. Una vez, se llevaron el maestro de Tommy durante todo un mes porque el sector de historia se había borrado por completo.
Así que le dijo a Tommy:
-¿Quién querría escribir sobre la escuela?
Tommy la miró con aire de superioridad.
-Porque no es una escuela como la nuestra, tontuela. Es una escuela como la de hace cientos de años -y añadió altivo, pronunciando la palabra muy lentamente-: siglos.
Margie se sintió dolida.
-Bueno, yo no sé qué escuela tenían hace tanto tiempo -Leyó el libro por encima del hombro de Tommy y añadió-: De cualquier modo, tenían maestro.
-Claro que tenían maestro, pero no era un maestro normal. Era un hombre.
-¿Un hombre? ¿Cómo puede un hombre ser maestro?
-Él les explicaba las cosas a los chicos, les daba tareas y les hacía preguntas.
-Un hombre no es lo bastante listo.
-Claro que sí. Mi padre sabe tanto como mi maestro.
-No es posible. Un hombre no puede saber tanto como un maestro.
-Te apuesto a que sabe casi lo mismo.
Margie no estaba dispuesta a discutir sobre eso.
-Yo no querría que un hombre extraño viniera a casa a enseñarme.
Tommy soltó una carcajada.
-Qué ignorante eres, Margie. Los maestros no vivían en la casa. Tenían un edificio especial y todos los chicos iban allí.
-¿Y todos aprendían lo mismo?
-Claro, siempre que tuvieran la misma edad.
-Pero mi madre dice que a un maestro hay que sintonizarlo para adaptarlo a la edad de cada niño al que enseña y que cada chico debe recibir una enseñanza distinta.
-Pues antes no era así. Si no te gusta, no tienes por qué leer el libro.
-No he dicho que no me gustara -se apresuró a decir Margie.
Quería leer todo eso de las extrañas escuelas. Aún no habían terminado cuando la madre de Margie llamó:
-¡Margie! ¡Escuela!
Margie alzó la vista.
-Todavía no, mamá.
-iAhora! -chilló la señora Jones-. Y también debe de ser la hora de Tommy.
-¿Puedo seguir leyendo el libro contigo después de la escuela? -le preguntó Margie a Tommy.
-Tal vez -dijo él con petulancia, y se alejó silbando, con el libro viejo y polvoriento debajo del brazo.
Margie entró en el aula. Estaba al lado del dormitorio, y el maestro automático se hallaba encendido ya y esperando. Siempre se encendía a la misma hora todos los días, excepto sábados y domingos, porque su madre decía que las niñas aprendían mejor si estudiaban con un horario regular.
La pantalla estaba iluminada.
-La lección de aritmética de hoy -habló el maestro- se refiere a la suma de quebrados propios. Por favor, inserta la tarea de ayer en la ranura adecuada.
Margie obedeció, con un suspiro. Estaba pensando en las viejas escuelas que había cuando el abuelo del abuelo era un chiquillo. Asistían todos los chicos del vecindario, se reían y gritaban en el patio, se sentaban juntos en el aula, regresaban a casa juntos al final del día. Aprendían las mismas cosas, así que podían ayudarse a hacer los deberes y hablar de ellos. Y los maestros eran personas…
La pantalla del maestro automático centelleó.
-Cuando sumamos las fracciones 1/2 y 1/4…
Margie pensaba que los niños debían de adorar la escuela en los viejos tiempos. Pensaba en cuánto se divertían.

Isaac Asimov


viernes, 29 de mayo de 2015

DON QUIXOTE

Os dejo esta peculiar versión de Don Quijote y su letra en inglés:


I stand here soaked in wounded pride
My sanity tiptoes to the edge
Now I awake to wear this guise
It helps to mask all my regret, my regret, my regret

When I don this old, dull suit of armor
I convince myself, somewhere inside me, there is honor
Call me irrational right down to my core
I’m Don Quixote, this guitar is my sword
Because reality so often is a bore
As Don Quixote I can dream of so much more
So much…. more

On Rocinante into battle I ride
Against personal demons I must fight
Treacherous windmills in my way
See a hero’s reflection in my blade, in my blade, my blade

When I don this old, dull suit of armor
I convince myself, somewhere inside me, there is honor
Call me irrational right down to my core
I’m Don Quixote, this guitar is my sword
Because reality so often is a bore
As Don Quixote I can dream of so much more
So much… more

What do I see on the horizon?
The defeat of myself coupled with my arising
Come be my Sancho, you can join the story
We’ll tally victories and bask in the glory
Hallelujah

Call me irrational right down to my core
I’m Don Quixote, this guitar is my sword
Because reality so often is a bore
As Don Quixote I can dream of so much more
So much… more

jueves, 28 de mayo de 2015

YINN

Enviado por Pedro:

«Mi nombre es Akil y soy un yinn, un espíritu del otro lado del tiempo, una criatura de la eternidad. Soy muy poderoso, soy inmortal… y estoy aquí para serviros, mi señor».

YINN es una trilogía creada por Ana Alonso y Javier Pelegrin, que van a combinar el relato histórico con la novela fantástica y de aventuras.

El marco histórico nos sitúa en la Península a comienzos del siglo XII, poco antes del reinado de Alfonso VII de Castilla: una época convulsa en los reinos cristianos por los enfrentamientos nobiliarios; así como en al-Ándalus, donde, frente al esplendor cultural, los almorávides imponen un nuevo orden. «Yinn» nos introduce también en un universo fantástico donde se mezclan las tradiciones mágicas de las tres culturas que convivieron en la Península a lo largo de la Edad Media.

Cuatro jóvenes protagonizan esta historia: Diego, un noble leonés; Sahar, la hija de un célebre médico musulmán de Sevilla; Yehudá, un judío cabalista de Toledo; y Olaya, la heredera de un conde de Galicia. Los cuatro verán entrelazados sus destinos a través de un misterioso personaje llamado Akil, un yinn con enormes poderes y un corazón que, poco a poco, se irá volviendo más humano…

En el primer libro, FUEGO AZUL, encontraramos a Sahar, una joven musulmana que vive en Isbiliya (Sevilla) y que estudia en secreto con su padre, el médico Tareq, al que tendrá que auxiliar cuando le atrapan en Toledo. En ese viaje conoce a Diego, un joven leonés, que tiene que matar a Sahar y robar el manuscrito que ésta lleva a Toledo, para que el obispo de Compostela, Diego Gelmírez, le ayuda a recuperar el feudo que ha perdido. También se une a ellos Yehudá, un joven judío, orfebre, que estudia la cábala, y más tarde Olaya, una dama gallega que les ayuda en un momento complicado. El elemento fantástico viene introducido por Akil, un yinn, una criatura mágica, que ayuda con sus poderes a los jóvenes, pero por su amistad con Sahar, Diego y Yehudá, y el amor que siente hacia Olaya, perdera sus poderes. Como es de prever se inicia otra relación amorosa pues Sahar, comprometida con Nassar, se enamorara de Diego, pero no puede romper con Nassar, ya que Diego solo posee lo puesto.

En el segundo libro, LUNA ROJA, el argumento es el siguiente: Tras la toma de Saraqusta (Zaragoza) por Alfonso I de Aragón, el sabio Avempace se refugia en Sevilla, donde reside su colega, el médico Tareq. Sin embargo, muchos son los que quieren perturbar el retiro del anciano y uno de ellos es Nasser, antiguo prometido de Sahar. Nasser quiere usar las tablas astronómicas del sabio para demostrarse a sí mismo y a Sahar que puede ser tan valiente y decidido como Diego Tovar, el noble muchacho leonés que abandonó los reinos cristianos en pos de la muchacha. Sin embargo, Nasser no es el único interesado en las tablas. Una misteriosa y poderosa mujer llamada Lilith, también va tras ellas al igual que el rey Alfonso y los almorávides, ya que las tablas son una pieza clave en las futuras batallas que están por librar por la hegemonía de la Península Ibérica y que están recogidas en la profecía de la Luna Roja. Asistimos a tribulaciones de Akil, que se va haciendo más humano por su amor hacia Olaya y va perdiendo sus poderes, y el triángulo amoroso entre Sahar, Nasser y Diego. El fanatismo religioso hará que los protagonistas se separen y se dispersen por la península.

El tercer libro, ESTRELLA DORADA, comienza en tierras aragonesas; hasta allí viaja Akil para que Diego le ayude a impedir la boda de Olaya, para ello han de recuperar un cáliz sagrado que ha desaparecido del monasterio de San Juan de la Peña en extrañas circunstancias. Mientras tanto Yehudá y Sahar permanecen en Toledo, y allí se dirigiran los dos primeros para que Yehudá y sus contactos descifren  un manuscrito cabalístico que les ayudará a elaborar la estrella dorada, un objeto mágico que les permitirá obtener el Santo Grial. Esta vez, nuestros protagonistas comprenden que han de luchar por lo que aman.

Los personajes están bien trazados (aunque el cambio que experimenta Sahar, del primer libro al último, es notable y no muy convicente), la historia tiene acción además de ser una novela que está muy bien contada. Hay también dos tramas amorosas, aunque este no es el tema principal de la novela. A lo largo de toda la trilogía, los viajes son importantes en la trama de las novelas: Sevilla, Toledo, Zaragoza, San Juan de la Peña, Denia… estando muy cuidadas  las descripciones de las ciudades y los habitantes que viven en ellas. Conforme avanzan los viajes, también avanzan las relaciones entre los jóvenes del grupo, pues en Luna Roja los problemas de cada uno de ellos les llevarán a tomar caminos separados.

miércoles, 27 de mayo de 2015

ODA A UN RUISEÑOR

Siempre me ha llamado la atención este poema del autor romántico inglés John Keats. Últimamente he encontrado referencias a este autor y su poema en un libro que estaba releyendo (La Fuerza de su Mirada, de Tim Powers) y en otro que he leído para ver si podría ponerlo al curso que viene en clase (El Fantasma Anidó bajo el Alero, de Emilio Pascual). Más adelante ya hablaremos de estas novelas, pues esta temporada estoy dejando que sean mis alumnos quienes os los comenten.

Os dejo con el poema original en inglés:

ODE TO A NIGHTINGALE

MY heart aches, and a drowsy numbness pains
My sense, as though of hemlock I had drunk,
Or emptied some dull opiate to the drains
One minute past, and Lethe-wards had sunk:
’Tis not through envy of thy happy lot,   
But being too happy in thine happiness,
That thou, light-winged Dryad of the trees,
In some melodious plot
Of beechen green, and shadows numberless,
Singest of summer in full-throated ease.

O, for a draught of vintage! that hath been
Cool’d a long age in the deep-delved earth,
Tasting of Flora and the country green,
Dance, and Provencal song, and sunburnt mirth!
O for a beaker full of the warm South
Full of the true, the blushful Hippocrene,
With beaded bubbles winking at the brim,
And purple-stained mouth;
That I might drink, and leave the world unseen,
And with thee fade away into the forest dim:        

Fade far away, dissolve, and quite forget
What thou among the leaves hast never known,
The weariness, the fever, and the fret
Here, where men sit and hear each other groan;
Where palsy shakes a few, sad, last gray hairs,    
Where youth grows pale, and spectre-thin, and dies;
Where but to think is to be full of sorrow
And leaden-eyed despairs,
Where Beauty cannot keep her lustrous eyes,
Or new Love pine at them beyond tomorrow.

Away! away! for I will fly to thee,
Not charioted by Bacchus and his pards,
But on the viewless wings of Poesy,
Though the dull brain perplexes and retards:
Already with thee! tender is the night,   
And haply the Queen-Moon is on her throne,
Cluster’d around by all her starry Fays;
 But here there is no light,
Save what from heaven is with the breezes blown
Through verdurous glooms and winding mossy ways.   

I cannot see what flowers are at my feet,
Nor what soft incense hangs upon the boughs,
But, in embalmed darkness, guess each sweet
Wherewith the seasonable month endows
The grass, the thicket, and the fruit-tree wild;
White hawthorn, and the pastoral eglantine;
Fast fading violets cover’d up in leaves;
And mid-May’s eldest child,
The coming musk-rose, full of dewy wine,
The murmurous haunt of flies on summer eves.     

Darkling I listen; and, for many a time
I have been half in love with easeful Death,
Call’d him soft names in many a mused rhyme,
To take into the air my quiet breath;
Now more than ever seems it rich to die,       
To cease upon the midnight with no pain,
While thou art pouring forth thy soul abroad
In such an ecstasy!
Still wouldst thou sing, and I have ears in vain
To thy high requiem become a sod.       

Thou wast not born for death, immortal Bird!
No hungry generations tread thee down;
The voice I hear this passing night was heard
In ancient days by emperor and clown:
Perhaps the self-same song that found a path    
Through the sad heart of Ruth, when, sick for home,
She stood in tears amid the alien corn;
The same that oft-times hath
Charm’d magic casements, opening on the foam
Of perilous seas, in faery lands forlorn.         

Forlorn! the very word is like a bell
To toil me back from thee to my sole self!
Adieu! the fancy cannot cheat so well
As she is fam’d to do, deceiving elf.
Adieu! adieu! thy plaintive anthem fades       
Past the near meadows, over the still stream,
Up the hill-side; and now ’tis buried deep
In the next valley-glades:
Was it a vision, or a waking dream?
Fled is that music:—Do I wake or sleep?

Para la traducción os dejo dos vídeos; el primero con el recitado en castellano; el segundo, en inglés, recitado por el actor  Benedict Cumberbatch y con subtítulos en castellano:
  



martes, 26 de mayo de 2015

PAPEL MOJADO

Ella.

Ella miraba el agua, como si le estuviera llamando desde sus remolinos. Con el deshielo, al derretirse la nieve, el caudal era mayor y más frío. Desde que ella era pequeña estaba convencida de que el agua tenía voz y en esta ocasión sus salpicaduras se mezclaban con sus lágrimas y le decían de forma intermitente "Ven, ven a mí, en mi interior descansarás, tus problemas se diluirán de forma definitiva. Ven, ven...”

Ella no quería hacerle caso, pero algo en su corazón le impulsaba a intentarlo: seguramente el hecho de sentirse la persona más desdichada dél mundo.

Para romper el momento, cogió una piedra y la contempló con detenimiento. Era una piedra bastante plana, redondeada, de color azulado. La acarició con la punta de sus dedos, la sopesó hasta estar segura de lo que iba a hacer, echó su brazo derecho hacia atrás y, tras unos segundos en los que sus ojos se clavaron en la corriente suave del río, la impulsó con fuerza contra el agua.

Era un juego en el que se sentía muy hábil. De veinte intentos, solo uno la piedra se sumergía en el fondo sin rebotar varias veces sobre la superficie, como un pequeño animal saltarín que obedecía sus órdenes.

Pero en aquella ocasión, la piedra se hundió como si acabara de caer de lo más alto. Adiós, hasta nunca jamás.

Ella apretó los dientes. Aquel día todo le salía mal. En realidad todo le salía mal desde que sus relaciones con el chico al que amaba habían enfermado, obligándola a pasar más de una noche en blanco.

Él la había ninguneado, alardeando de que tenía a sus pies a todas las chicas que quisiera. Y, lo que era peor, contándole a todo el mundo lo que había hecho con ella, cómo la había utilizado para su satisfacción.

Decididamente, en todo el planeta Tierra no había mujer más desdichada que ella. Con dieciocho años estaba experimentando la profundidad abismal de la amargura. ¿Qué hacer? ¿Continuar allí sentada, lamentándose? ¿Regresar en casa, echarse en la cama y ahogar sus lágrimas con la almohada? ¿Llamarle por teléfono? ¿Escribirle una carta? Si ella supiera de verdad escribir, como los grandes autores de los libros que tanto le gustaban...

Algo llamó su atención, aliviando el vértigo de sus pensamientos. Se trataba de una cuartilla que avanzaba flotando como hoja recién caída de un árbol. En primavera no solían caer hojas de los árboles, pero sí partirse los corazones.

La hoja se dejaba llevar por la corriente con mansedumbre. Papel mojado, se dijo ella. Su padre solía decir que las cosas que no valían para nada eran "papel mojado". En tal caso, el chico que la había abandonado por otra, o por otras, era papel mojado.

Lo malo es que ella, en toda su pena, también se sentía así.

Con la ayuda de una ramita, atrapó la cuartilla que no opuso la menor resistencia, como si aquel papel estuviera deseando llegar a sus manos.

Leyó lo escrito, mojado, palabras incompletas, frases sin aparente sentido.

"...Tengo el alma tan llena, tan llena, tan llena de lágrimas... ¡Amenazan con ahogarme, con destrozarme!... ¡Adiós! ¡Qué tristeza!... No me olvide, no olvide nunca a su pobre...".

"¡Dios mío!", pensó, había alguien tan mal o peor que ella, alguien capaz de escribir esa carta desesperada.

¿Quién en su pueblo podía expresarse así? ¿El poeta oficial? ¡Imposible! Uno que, en el pregón de las fiestas, proclamaba que "la primavera hace burbujear los campos", confundiendo la explosión de vida con el destape de una botella de gaseosa, no podía ser el autor de aquel grito desgarrado.

¿La maestra? Tal vez en otra época, cuando era más joven, antes de haberse casado y tener tres hijos. Ahora, se limitaría a recordar, nunca a escribir aquello.

¿Quién más? No se le ocurrió ningún otro nombre. Ninguno, desde luego no de los chicos, o chicas que conocía. Nadie, tampoco de su familia.

Leyó y releyó aquel papel mojado en el que se expresaba una tormenta de dolor. Como si alguien desconocido estuviera compartiendo su pena, haciéndola su compañera, comprendiendo y apoyando su tremenda tristeza.

Ella se puso a buscar, primero fijándose bien en los rostros de sus convecinos. ¿Alguna señal de desconsuelo, de abatimiento, de desgarro?

Nada. Algunas ojeras normales, algún descuido en el vestir cotidiano, nada más.

Después de mucho pensar se dijo: "¿Y si el papel procede de otro lugar lejano, corriente arriba?".

Buscó en los alrededores de su lugar, la fábrica de harina, la pequeña poza donde a veces se bañaba de pequeña, la casa de los pastores. Nada. Imposible averiguar algo de esa manera tan imprecisa.

"Tengo el alma tan llena de lágrimas...".

Tenía que encontrar al que fuera capaz de expresarse así, para decirle que era su alma gemela, que quizás entre los dos juntos serían capaces de vencer el abatimiento, de hacer más llevadera su abrumadora soledad.

"No me olvide. No olvide nunca a su pobre...".

"Nunca te olvidaré", le dijo ella al papel mojado, mientras este se secaba pegado al cristal de
la ventana de su habitación.

Al tiempo que lo contemplaba pensó, como si su pensamiento fuera una estrella fugaz que cruzaba el firmamento, en lo hermoso que sería poder escribir un libro. Contar en él sus sentimientos, sus sensaciones, adentrarse en el corazón de los demás, compartir con unos y otros sus palabras.

Pero eso no le impidió seguir buscando al desconocido autor, primero entre las páginas atrasadas de los periódicos de la población, a un periodista, un corresponsal, un colaborador, alguien que pudiera expresarse con palabras semejantes.

Poco a poco sintió cómo su corazón cicatrizaba. Eso era muy de agradecer: que la búsqueda del anónimo escritor le hubiera devuelto la ilusión por algo. La memoria continuaba martirizando, desde luego que sí, pero ella ahora sabía cómo irse defendiendo.

Todo iba bien mientras contemplaba aquel papel, antes mojado, luego secado cuidadosamente, y que ahora guardaba entre las páginas de uno de sus libros favoritos. Pero cuando cerraba el libro, uno de poemas de Juan Ramón Jiménez, las turbulencias volvían a su corazón.

Tienes alma de agua
qué alegre cuando vienes a mí llena
qué triste cuando, exhausta te me escapas.

Decidió pensar en cosas diferentes, hacer cosas diferentes. Se metió en los chats de Internet. Tal vez allí olvidara completamente el maldito amor que le había herido.

Pero en los chats se aburría, solo escuchaba simplezas que, lejos de tranquilizarla, la devolvían a los brazos de aquel que la había abandonado.

Volvió a sentir sus besos y sus caricias, los apretujones que tanto le hacían estremecer. Y cada vez veía más claramente que necesitaba a alguien como aquel que había escrito unas páginas en una cuartilla y luego arrojado al río, como si fuera un mensaje en una botella.

Estaba a punto de apagar el ordenador cuando decidió meterse en un buscador que le ayudara en su rastreo imposible.

Y a¡lí, como si la ciencia moderna se hubiera aliado con las páginas más clásicas de la literatura universal, allí, en la pantalla apareció como un relámpago en la noche, la frase buscada, el deseado autor de la misma.

Pertenecía a un libro titulado Pobres Gentes. Pobres gentes como ella, se dijo, alguien que sin duda sabía bien lo que era el dolor del alma.

El autor tenía muchos más libros, pero el título de otro de los suyos llamó poderosamente su atención: Corazón Débil.

Tenía que encontrarlo, leerlo, sumergirse en sus páginas como en los brazos de un amigo.

Ella.

Ella encontró todos los libros de aquel autor (Humillados y ofendidos, Una historia enojosa, A propósito de la nieve derretida, Noches blancas...) y decidió escribir.

Al descubrir a aquel que le acababa de mostrar que en el mundo había mucha gente que sufría, que agonizaba más que ella, resolvió ponerse en contacto con aquel autor tiempo atrás desaparecido, como una forma de darle las gracias por su apoyo invisible. Y decidió hacerlo con su mismo lenguaje, escribiendo aunque fuera en sencillo papel mojado.

No importaba que lo suyo solo fueran pensamientos inconexos, sentimientos enfermos, rasgaduras de su corazón herido. Jamás podría escribir algo tan bueno comoaquella primera novela, Pobres Gentes, de aquel autor que, desde ese mismo día, jamás la abandonaría.

(... No me olvide, pedía a quien quisiera escucharle. No olvide nunca a su pobre... No te preocupes, nunca te olvidaré).

Decidió que iba a ser escritora, por encima de todo y de todos. Y que su primer libro se iba a titular Papel mojado, que en él iba a contar la reciente desdicha de su vida, segura de que al hacerlo iba a encontrar a lectores que comprenderían su tristeza, a experimentar un gran alivio.

Estaba convencida de que esa confesión pública a través del bálsamo de las letras le iba a dar las fuerzas que necesitaba para seguir adelante y, sobre todo, para nunca más volver a sentirse sola.

Hablaría en primera persona, sin importarle que la consideraran ingenua o egocéntrica, o incluso egoísta.

¿Acaso no hablan de sí mismos todos los autores?

Papel Mojado, capítulo primero:

"Yo.

Yo miraba el agua, como si la misma me estuviera llamando desde sus remolinos. Con el deshielo, al derretirse la nieve, el caudal era mayor y más frío.

Desde que era pequeña estaba convencida de que el agua tenía voz y en esta ocasión sus salpicaduras se mezclaban con mis lágrimas y me decían de forma intermitente...".

Carlos Puerto

lunes, 25 de mayo de 2015

CAMISETAS FRIKI-LITERARIAS

Hoy, 25 de mayo, Día del Orgullo Friki (po la conmemoración del estreno en cine de La Guerra de las Galaxias) seguimos renovando nuestro vestuario cara a este verano:


Edgar Allan Poe


José Zorrilla


Miguel de Cervantes


Julio Verne


Ramón María de Valle Inclán


William Shakespeare

Lo cierto es que no me veo con la siguiente facha y gorgueras renacentistas:

domingo, 24 de mayo de 2015

JUAN SALVADOR GAVIOTA

Envíado por Amando, S4B

Juan Salvador Gaviota es una fábula en forma de novela escrita por Richard Bach, sobre una gaviota y su aprendizaje sobre la vida y el volar, una parábola sobre el camino personal de superación.

La novela cuenta la historia de Juan Salvador Gaviota, un pájaro singular que no quiere limitarse a volar para comer y subsistir. Convierte el vuelo en un fin e intenta perfeccionar al máximo su arte de volar. Esta actitud inconformista lo aleja de la Bandada de la Comida, atenida en exclusiva al quehacer de la alimentación. Paga el precio del exilio, pero encuentra un nuevo hogar: el de la bandada de gaviotas que comparten con él el ansia de lograr la propia perfección y superar los límites impuestos por la rutina. Un instructor de esa bandada le hace ver que el perfecto e invisible principio de toda vida radica en la bondad y el amor, la solidaridad que lleva a compartir los descubrimientos que uno ha hecho y la riqueza que ha logrado atesorar. En virtud de este principio, Juan retorna a la Bandada de la Comida para instruir a las gaviotas que deseen saber por propia experiencia qué pueden dar de sí y cuál es su verdadera identidad. Tras una primera acogida hostil, Juan suscita interés en diversas gaviotas y funda una escuela de formación.

Al verdadero Juan Salvador Gaviota, que todos llevamos dentro.

Me ha impresionado mucho la dedicatoria, pienso que puedes sacarle mucho partido a esta frase. Creo que significa que tenemos que perseguir nuestros sueños y alcanzar lo que deseamos en la vida, porque la vida es muy corta y, cuando menos te lo esperas, se te ha pasado y no has llegado a tus metas, a tus propósitos.

El libro es entretenido, corto, se lee enseguida (no piensas que nunca va a acabar), te enteras bien de lo que dice. Aunque hable de gaviotas, parece que se refiere a nuestra vida.  Las fotografías que acompañan al relato e ilustran frases del texto. Por estos motivos me ha gustado. Pero lo que más me ha gustado  ha sido cuando Juan consigue lo que quiere en la vida.

Hay una película, basada en el líbro, cuya banda sonora, realizada por Neil Diamond, consiguió en 1974 el Globo de Oro y el Grammy. Os dejo con su trailer:  


LA VERDAD SOBRE SANCHO PANZA

Sancho Panza, que por lo demás nunca se jactó de ello, logró, con el correr de los años, mediante la composición de una cantidad de novelas de caballería y de bandoleros, en horas del atardecer y de la noche, apartar a tal punto de sí a su demonio, al que luego dio el nombre de Don Quijote, que éste se lanzó irrefrenablemente a las más locas aventuras, las cuales empero, por falta de un objeto predeterminado, y que precisamente hubiese debido ser Sancho Panza, no hicieron daño a nadie.

Sancho Panza, hombre libre, siguió impasible, quizás en razón de un cierto sentido de la responsabilidad, a Don Quijote en sus andanzas, alcanzando con ello un grande y útil esparcimiento hasta su fin.


Frank Kafka

jueves, 21 de mayo de 2015

LA GESTACIÓN DE UN MITO


Los rayos de sol habían empezado a entrar por la ventana del oeste. Mary Godwin dejó su pluma, apoyó la espalda en el asiento y se volvió hacia la ventana para contemplar las fachadas de las casas, los jardines y los gatos que paseaban sobre las verjas de Abbey Churchyard Lane.

[...] Mary agitó una página de su manuscrito en el aire para secar la tinta. Al parecer era la única que había recogido el guante del desafío lanzado por Byron aquella noche lluviosa hacía casi exactamente seis meses antes cuando ella, Claire, Polidori, Shelley y Byron estaban sentados en la gran sala del segundo piso de Villa Diodati, a orillas del lago Leman, después de que Shelley hubiera sufrido su ataque de nervios y hubiese salido corriendo de la estancia.

—¡Bien, creo que cada uno debería escribir una historia de fantasmas! —había dicho Byron cuando Shelley volvió a entrar en la sala y el momento de incómoda tensión se hubo desvanecido—. Averigüemos si somos capaces de hacer algo con esa criatura de barro que ha estado siguiendo al pobre Shelley de un lado para otro.

Mary había tenido una pesadilla poco tiempo después. Una silueta parecía estar inmóvil junto a su cama, y al principio creyó que era Shelley, pues se le parecía mucho, pero no había sido él y cuando el horror la hizo erguirse en el lecho la silueta se esfumó tan bruscamente como había aparecido.

Había utilizado aquella visión como base de la novela donde narraba la historia de un estudiante de ciencias naturales que creaba un hombre a partir de miembros sin vida, y lograba dotar a la criatura de una vida antinatural usando medios científicos.

Shelley había mostrado mucho interés por la historia. La animó a escribirla, y le dio plena libertad para que la ampliara utilizando incidentes de su propia vida. Mary le tomó la palabra y la historia casi había acabado convirtiéndose en una biografía de Shelley, así como en una crónica del miedo que le inspiraba la idea de estar siendo perseguido por alguna especie de doble de sí mismo, un gemelo temible que estaba destinado a terminar con las vidas de todos aquellos que amaba.

Shelley incluso le había sugerido el nombre del protagonista, una palabra alemana cuyo significado era algo así como la piedra cuya tarifa de viaje está pagada de antemano. Mary habría querido utilizar un apellido algo más inglés, pero Shelley parecía dar mucha importancia al que le había propuesto y, obedientemente, había acabado bautizando a su protagonista como Frankenstein.
La historia se desarrollaba en los lugares de Suiza donde él y Mary habían vivido, y el nombre del hermano pequeño del protagonista asesinado por el monstruo era William, el mismo del hijo que Mary había concebido de Shelley; las áreas de la ciencia relacionadas con el proceso de dar vida al monstruo eran aquellas con las que Shelley estaba familiarizado, y los libros que leía eran los que Shelley había estado leyendo por aquella época.

Mary se basó en la descripción del intruso al que había herido en su casa de Escocia el año 1813 para escribir una escena en la que el rostro del monstruo era visto al otro lado de la ventana de una posada observando a su creador, quien más tarde intentaba matarle de un disparo sin conseguirlo; aunque cuando Mary solicitó su ayuda Shelley pareció vacilar y acabó pidiéndole que omitiera ciertos detalles. La descripción física del monstruo no podía ser la de la criatura contra la que Shelley había disparado en aquella ocasión —Mary recordaba el dibujo de memoria que había hecho aquella noche en Suiza, y cómo había trastornado a Claire y Polidori—, y por alguna razón inexplicable no podía mencionar el hecho de que durante el encuentro Shelley había sufrido una luxación muscular en el costado, allí donde estaba la cicatriz que corría por debajo de sus costillas.

Albergaba la esperanza de que el libro acabaría siendo publicado, pero ya tenía la impresión de que había cumplido el objetivo principal que se propuso al escribirlo. El libro parecía haber servido para exorcizar los extraños temores de Shelley. Desde que habían vuelto a Inglaterra y había puesto la historia por escrito Shelley estaba mucho más tranquilo. Era como si Mary hubiera ido sacando uno por uno los temores de Shelley del interior de su cabeza y los hubiese transferido a la novela.

miércoles, 20 de mayo de 2015

ALICIA

Se cumplen los 150 años de la publicación por primera vez de Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll.

Para que vayáis abriendo boca os dejo con el siguiente vídeo que recoge las preciosas ilustraciones de Rébecca Dautremer, libro editado en España por la editorial Edelvives y al otro lado del charco por el Fondo de Cultura Económica:  

martes, 19 de mayo de 2015

EL CLUB DE LOS POETAS MUERTOS

Ya vimos el año pasado el final de este libro al comentar la muerte del actor Robin Williams.
 Enviado por Belén, B2C:
 La novela, escrita por Nancy H. Kleinbaum, es la adaptación del guion original de la famosa película El Club de los Poetas Muertos, ganadora de un Oscar al mejor guion original,
El austero colegio Welton, perdido en las colinas de Vermont, que representa la más estricta esencia de la sociedad victoriana, se ve revolucionado con la llegada de un nuevo profesor de literatura, el señor Keating. Pedagogo poco ortodoxo, no se limitará a iniciar a sus alumnos en las sutilezas de los placeres del lenguaje, sino que los incitará a vivir plenamente sus vidas. Sin apenas darse cuenta, se convierte en el ídolo de los chicos, ya que a través de la literatura intenta enseñarles una filosofía de vida, basada en la máxima del Carpe Diem, y en los principios de buscar la felicidad dentro de uno mismo. El Señor Keating es un personaje inolvidable, extraordinariamente sensible y capaz de hacer que los chicos empiecen a tratar de llevar acabo sus sueños pese a todos los obstaculos con los que se chocan. El colegio es una muestra de la organización social y de la jerarquia reinante en el país, y cuando un miembro se revela es duramente reprimido.

Elegí este libro porque cuando vi la película me sorprendió muy gratamente y decidí escogerlo porque tenía ganas de leerlo.  Al principio pensé que me iba a cansar porque ya sabía lo que pasaba y no tendría emoción; sin embargo, me he impresionado, porque, a pesar de saber la historia, el libro me ha enganchado. Conforme vas avanzando la historia va atrayéndote, desde la descripción del primer día de colegio y la introducción de los personajes hasta la evolución de la historia del final.
En la historia podemos observar que, la institución Welton, a pesar de estar ya en el 1959, sus ideas no han evolucionado, y también las familias, con un reflejo patriarcal (lo que dice el padre, es lo que hay que hacer: a la madre no se le tiene en cuenta, ni por supuesto a los hijos), donde es el  padre el  que dirige el destino de sus  hijos, sin ni siquiera hablar con la madre ni con el hijo, sus opiniones no importa para nada. Neil denominaría a su padre como “un muro de incomprensión”.
El mensaje que da el profesor Keating es muy bonito: “Hay que luchar por lo que merece la pena”, el tiempo es corto y hay que aprovecharlo, el concepto de CARPE DIEM, quiere que sus alumnos saquen el jugo a la vida, indicándoles que aprovechen el día presente. Tienen que ver el mundo desde distintas perspectivas, por esta razón las clases se impartirán en distintos sitios, fuera del aula, usar el lenguaje para expresarse y que la poesía crea belleza para expresar muchas cosas, dice a sus alumnos que el lenguaje está hecho para seducir a las mujeres.
En el capítulo V el profesor Keating da una charla a los alumnos que me gusta mucho, les dice: “aprenderán que las palabras y las ideas tienen el poder de cambiar el mundo”, con este libro te das cuenta que la literatura, no es aburrida y que las palabras y frases no es hacer análisis de sintaxis, si no que nos permite transmitir nuestro sentimientos, nuestras ideas, ilusiones, comunicarnos, etc.  Y que cuanto mayor sea nuestro conocimiento del leguaje y practiquemos la poesía o la escritura en algunas de sus formas, seremos capaces de expresarnos mejor y transmitir nuestros mensajes mejor, como dice el profesor: “se escribe y se lee porque formamos parte de la humanidad, se escribe y se lee poesía porque los seres humanos son seres con pasión”, ”El derecho, el comercio son nobles actividades para mantenernos en la vida, pero la poesía, el amor y la  belleza es nuestra razón de ser”, la clase quedó impactada y permaneció en silencio. Este capítulo es uno de los mejores, según mi punto de vista.
El capítulo VIII también es muy bonito cuando dice “liberemos al alma de sus miserias”, el profesor Keating. 
Pero la obra también nos enseña algo triste que hay que una sociedad que impide el logro de los sueños, las ilusiones, los proyecto, las ideas, etc; es una sociedad que conduce a los individuos a un callejón sin salida, quemando interiormente a las personas y llevándolas incluso a la muerte.
Neil aprendió el mensaje de libertad y de sacar lo mejor de cada uno, pero no supo el encontrar la manera de conseguirlo, es decir,  no supo afrontar con cabeza y firmeza la defensa de su ideal ante su padre.
Como último mensaje esta que a pesar de la imposición, reglas y disciplina que haya, el ser humano es libre, sobre todo nuestra mente, aunque a veces la libertad tiene un altísimo precio.
OSCAR AL MEJOR GUIÓN ORIGINAL DE 1989 

lunes, 18 de mayo de 2015

EL ECLIPSE


Cuando Fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de Los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de ese conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.
-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se  produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.


Augusto Monterroso

domingo, 17 de mayo de 2015

JURAMENTO DE LA GUARDIA DE LA NOCHE


Escuchad mis palabras,
sed testigos de mi juramento.
La noche se avecina, ahora empieza mi guardia.
No terminará hasta el día de mi muerte.
 No tomaré esposa, no poseeré tierras, no engendraré hijos.
No llevaré corona, no alcanzaré la gloria.
Viviré y moriré en mi puesto.
Soy la espada en la oscuridad.
Soy el vigilante del muro.
Soy el fuego que arde contra el frío,
la luz que trae el amanecer,
el cuerno que despierta a los durmientes,
el escudo que defiende los reinos de los hombres.
Entrego mi vida y mi honor a la Guardia de la Noche,
durante esta noche y todas las que estén por venir.

Para el que se atreva en inglés:

Night gathers, and now my watch begins.
 It shall not end until my death.
 I shall take no wife, hold no lands, father no children.
 I shall wear no crowns and win no glory.
 I shall live and die at my post.
 I am the sword in the darkness.
I am the watcher on the walls.
I am the fire that burns against the cold,
the light that brings the dawn,
the horn that wakes the sleepers,
 the shield that guards the realms of men.
I pledge my life and honor to the Night’s Watch,
for this night and all the nights to come.


G.R.R. Martin, Juego de Tronos