En los
márgenes del río Baztán, en el valle de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de
una adolescente en unas circunstancias que lo ponen en relación con un
asesinato ocurrido en los alrededores un mes atrás. La inspectora de la sección
de homicidios de la Policía Foral, Amaia Salazar, será la encargada de dirigir
una investigación que la llevará de vuelta a Elizondo, una pequeña población de
donde es originaria y de la que ha tratado de huir toda su vida. Enfrentada con
las cada vez más complicadas derivaciones del caso y con sus propios fantasmas
familiares, la investigación de Amaia es una carrera contrarreloj para dar con
un asesino que puede mostrar el rostro más aterrador de una realidad brutal.
Este es el argumento
de la primera novela de la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo. A partir
de ella, la Editorial Planeta sacó primero un cómic, acerca del cual os dejo la
opinión de la autora, y hoy acaba de estrenar película (genial Marta Etura)
Confieso que la propuesta de convertir en
cómic El Guardián Invisible me pilló
por sorpresa y no quise o no supe imaginar lo que iba o encontrarme. Pero
cuando hace unos meses tuve por primera vez la ocasión de ver los bocetos que Ernest Sala había creado para los
lugares, las personajes, y las situaciones que yo había visto en mi mente mil
veces, quedé fascinada. La riqueza, el cuidado, el detalle con que los
elementos que forman parte de la novela original han sido plasmados en el cómic
son extraordinarios.
Esta nueva versión de El Guardián Invisible, de dibujo, color y texto, consigue captar lo
esencial de la novela, el espíritu del Baztán, la humedad del río, el rumor de
los pasos o el empedrado, el olor mineral del agua bajando desde la montaña.
Consigue que el lector pueda sentirse pequeño bajo una tormenta en el valle,
respirar la densidad de la niebla, percibir en el bosque la presencia innegable
del señor de esos dominios. Y lo hace con toda la velocidad y el dinamismo de
una obra de acción, de una investigación policial. Eran precisamente los dos
retos que yo me había planteado en esta novela: trazar en un paisaje como el
del Baztán una historia criminal compleja, cuyo planteamiento y resolución
requieren tiempo y detalle. No imaginaba que un lenguaje que yo Ignoraba, el
del cómic, pudiera lograr una versión tan nueva y al mismo tiempo tan fiel a mi visión de la historia. Atrás
quedan meses de trabajo, intercambio de correos y llamadas, conversaciones y
encuentros con Ernest Sala y David
Hernando. Mi único consejo fue que Ernest visitara el valle y viviera de
primera mano lo que yo le relataba.
Y llegó por fin: reconozco los paisajes, las
calles, Muniartea, Txokota, la comisaría, reconozco los senderos, el cementerio,
el ángel indolente, la lluvia perpetua. Y no puedo dejar de pensar en Ernest
mirando a través de las piedras, realizando rápidos bocetos, fotografiándolo
todo, compartiendo mesa con los amigos que una vez lo son, lo son para siempre,
empapándose de un lugar que una vez te atrapa te hace suyo para siempre. Sólo
me queda agradecérselo y, como el resto de lectores, ¡cómo iba a imaginarlo!,
esperar una nueva entrega.
No hay comentarios:
Publicar un comentario