jueves, 31 de marzo de 2016

EL COMEDIDO HIDALGO


A finales del siglo XVI llega a Sevilla, para resolver ciertos asuntos jurídicos en relación a turbias acusaciones de malversación de fondos en sus negocios para la corona, un hombre llamado Alonso de Quesada, escritor manco que luchó en la batalla de Lepanto, y cuyas circunstancias biográficas coinciden con las de Miguel de Cervantes. En la ciudad reanuda sus relaciones con una antigua enamorada que es viuda, despierta sentimientos amorosos en la criada Aldonza y conoce a unos pícaros de los bajos fondos... Tras mil peripecias narradas a ritmo de aventura, el escritor conocerá la cárcel de la calle de las Sierpes, y al fin saldrá de la ciudad con el propósito de escribir una gran novela que le haga famoso.

                A lo largo de las páginas de esta novela de Juan Eslava Galán, encontramos aventuras, amor, picaresca, sexualidad, humor, guardando fidelidad a la historia. Todo ello escrito de una forma que recuerda el estilo del siglo XVII.

El autor comentó: "He construido una novela bizantina, como le gustaba a Cervantes, partiendo de hechos reales. El protagonista es un escritor que llega a Sevilla y reanuda sus relaciones con una antigua enamorada y -como el autor de Rinconete y Cortadillo- va a parar a la cárcel donde conoce a los más pintorescos personajes".

PREMIO ATENEO DE SEVILLA 1994

miércoles, 30 de marzo de 2016

SUPERHÉROES CON Ñ


LOS DIBUJANTES ESPAÑOLES QUE TRIUNFAN EN ESTADOS UNIDOS

Esta exposición, que podemos ver en el Museo ABC hasta el 12 de junio, recoge el trabajo silencioso, discreto y desconocido de una serie de ilustradores que, desde nuestro país, ha conseguido emocionar a todo el planeta con sus viñetas y convertir la creación local en una referencia mundial.

Superman, Spider-Man, Batman, Wonder Woman, Los Vengadores, La Liga de la Justicia, Los Cuatro Fantásticos, Flecha Verde o La Patrulla-X. Los grandes superhéroes del cómic estadounidense son reconocidos en todo el mundo. Lo que muchos ignoran es que algunos de sus más destacados dibujantes proceden de España, país que ha nutrido de prodigiosos artistas a la industria del superhéroe desde comienzos de los años noventa. Marvel Comics y DC Comics, los grandes gigantes de esta clase de entretenimiento, ya no solo acogen talento de Estados Unidos, sino que buscan más allá de sus fronteras, y en España han encontrado uno de sus más grandes yacimientos de ingenio.


En Superhéroes con Ñ, podemos encontrar cerca de doscientas obras de cómic realizadas por cuarenta y siete significativos artistas de nuestro país. Se ofrece un recorrido novedoso por más de veinticinco años de historia del cómic a través de varias generaciones de artistas que, desde España, ilustran las hazañas imposibles de estos prodigiosos iconos.

La exposición sigue un hilo narrativo cronológico con el fin de conducir al visitante a través de la historia del cómic americano producido por españoles. Comienza con una breve mención a «Los pioneros»: autores españoles que consiguieron trabajar para Marvel o DC Comics antes de que tal opción se popularizara. Aquí se han incluido algunas de las míticas portadas de Rafael López Espí para Ediciones Vértice —la primera editorial en publicar los superhéroes de Marvel en España—.  A continuación, se descubre «El gran desembarco» de los años noventa, en que Carlos Pacheco, Salvador Larroca, Pasqual Ferry y unos cuantos consiguieron un billete de ida a la industria estadounidense, a través de la filial de Marvel en el Reino Unido y después de haberse dado a conocer entre nosotros. Después se exhibe obra de la llamada «Generación Laberinto», conformada por artistas que participaron de esta iniciativa editorial. Pese a su fracaso comercial, se demostró como una formidable cantera desde la que acometer el ascenso a las grandes editoriales americanas. Ahí figuran, entre otros, Jesús Merino, Ángel Unzueta o Ramón F. Bachs. Las generaciones posteriores, sin una adscripción clara a ningún grupo concreto, conforman el grueso de la exposición, «Representados, iconoclastas y outsiders», con nombres como Miguel Ángel Sepúlveda, Jesús Saiz, David Aja, Pepe Larraz, e incluso Natacha Bustos, la más reciente incorporación a Marvel Comics. Como apéndice, en la sección «Al margen», se pueden contemplar algunos imprescindibles del mundo del cómic que forman parte de la memoria colectiva de generaciones de lectores, como las parodias que hicieran famosos a Sergio Aragonés o Enrique Vegas; obras de Pere Olivé —el alma de la editorial Cómics Forum—, o un proyecto inédito del célebre Paco Roca —la propuesta de Los Cuatro Fantásticos que realizó para Marvel Comics pero que nunca llegó a editarse—.


La exposición se completa con unos vídeos producidos por el Museo ABC que muestran el proceso de trabajo en la creación de los cómics, las nuevas técnicas de dibujo mediante tableta gráfica, los secretos de los representantes de los artistas, las confidencias de uno de los mayores coleccionistas de originales de nuestro país o la lectura de un cómic a través de los ojos de su dibujante: ¡Salvador Larroca nos descubre los secretos de Darth Vader! A modo de cierre, el comisario de la muestra, Julián Clemente, propone la lista de cómics de superhéroes imprescindibles que están firmados por autores españoles y que todo aficionado debe leer.

martes, 29 de marzo de 2016

APETITO DE HISTORIAS


Como los niños, deseamos sumergirnos en la magia de la narración, perdernos en el universo que nos propone el autor, sufrir y gozar con los personajes, que en algunos casos llegan a ser más importante que los miembros de nuestra propia familia. No podemos vivir sin libros: los compramos, los pedimos prestados y no los devolvemos, los robamos si es necesario, los coleccionamos.

Permítanme contarles cómo y por qué escribo.

El vicio de contar se manifestó muy temprano en mi vida. Tan pronto aprendí a hablar empecé a torturar a mis dos hermanos con cuentos tenebrosos que llenaban sus días de terror y sus sueños de pesadillas. Recuerdo una escena en la habitación que los tres compartíamos: la lámpara está apagada y la única luz viene del pasillo, por la puerta entreabierta; mis hermanos están sentados en la cama, pálidos, con los ojos desorbitados, temblando, mientras les cuento una historia de fantasmas. La casa de mi abuelo, donde vivíamos, era grande y sombría, perfecta para convocar espectros. Más tarde en mi vida, mis hijos tuvieron que soportar el mismo martirio de los relatos espeluznantes. En mi etapa adulta, sin embargo, los cuentos me han servido para seducir hombres: no hay nada tan sensual como una historia contada con pasión entre dos sábanas recién planchadas.

Isabel Allende, El Oficio de Contar

lunes, 28 de marzo de 2016

MENTIRA

             
  Enviado por Marta (S3C)

            Xenia, intentando sacar mejores notas, va a leer El Guardián entre el Centeno; por la lectura del libro de J. D. Salinger, Xenia entra en un foro y allí encuentra la opinión de otro lector, Marcial, con el que va a comenzar una relación por email, ya que ambos comparten la pasión por la lectura.

            Poco a poco esas palabras le van atrayendo y, como Xenia es decidida y su amor virtual se niega a una cita, se propone sorprenderlo, de modo que inicia sus averiguaciones con los pocos datos de que dispone. Y todo resulta ser falso, una mentira, ni la foto ni el nombre son reales. ¿Quién es en realidad su alma gemela?

            Arrepentida por el abandono de sus estudios confiesa todo a sus padres, segura de haber sido víctima de algún desaprensivo. Pero pronto un paquete inesperado va a revelarle la identidad del muchacho con el que compartió sus más íntimas emociones. Proviene de la cárcel de menores y contiene la historia de un asesino.

                Al principio, cuando habla Xenia, no estaba del todo segura de si el libro de Care Santos me iba a gustar, porque la protagonista no era de mi agrado, me parecía una persona bastante tonta e inmadura. Pero mejora muchísimo cuando Eric comienza a narrar. Nos hace pensar en cosas como en qué medida te afecta el entorno en que vives, o en si Ben es buena o mala persona, o ninguna de las dos opciones;  o en cómo se tiene que vivir en un centro de menores.

                Vamos un momento con los protagonistas.

                Xenia es impaciente, decidida, obsesiva, un poco tonta, en mi opinión, ingenua (aunque ella diga que es por amor). Al principio del libro opina, como muchos adolescentes, que no soporta a sus padres, aunque al final se da cuenta de que no son monstruos. También me perece un poco estúpido que no hable con su amiga por envidia del novio que tiene.

                Eric es una persona que ha sufrido mucho y no ha crecido en un entorno adecuado, con una madre prostituta que le abandona, un padre que pasa de él, y un primo, que, a pesar de no ser una buena influencia, le ha ayudado a sobrevivir, y por el cual sacrificará todo.  Es callado, le gusta el silencio y estudiar. No es como los que le rodean. No le importa nada (excepto los libros, quizá), antes de conocer a Xenia. Ahora, gracias a ella, quiere luchar. No habla casi con nadie ni le interesa que nadie le diga nada, excepto Xenia. Es un personaje, en mi opinión, bien construido y bastante interesante.

                En definitiva, me ha gustado la novela, y, sobre todo, la evolución que tienen los personajes.

PREMIO EDEBÉ DE LITERATURA JUVENIL 2015

domingo, 27 de marzo de 2016

EL TELÓN NUNCA CAERÁ


El equipo creativo de GYCN (Guionycuentanueva), para celebrar el Día Mundial del Teatro,  ha querido con este video, y a través de una de las canciones más reivindicativas de su musical de éxito “Esos Locos Fantasmas” hacer un llamamiento a nuestra sociedad actual, para defender la cultura, un bien preciado que debemos inculcar desde pequeños y el eje central de su espectáculo. Para ello, ha contado con la colaboración de los artistas de musicales que más trabajan en nuestra cartelera.

Como dice la propia canción, nuestra misión es defender la libertad, juntos venceremos la función va a continuar, y porque queremos que no caigan más telones, que no cierren más teatros, que no se acabe la cultura es que hemos hecho este videoclip, aunando el talento y el corazón de todos los artistas en un verdadero “canto” al Día Mundial del Teatro.


A continuación os dejamos el Mensaje del Día Mundial del Teatro 2016,

¿Necesitamos al teatro?
Esa es la pregunta que miles de profesionales decepcionados del teatro y millones de personas que están cansados de él se preguntan.
¿Qué necesitamos del teatro?
En estos años en que la escena es tan insignificante, en comparación con las plazas de las ciudades y los tierras de los países, donde se están jugando las tragedias auténticas de la vida real.
¿Qué pasa con el teatro?
Galerías y palcos chapadas en oro en las salas de teatro, sillones de terciopelo, alas sucias en escenarios, bien pulidas voces de los actores, - o viceversa, algo que puede tener un aspecto aparentemente diferentes: cajas negras, manchadas de barro y sangre, con un montón de cuerpos desnudos rabiosos en el interior -.
¿Qué es capaz de decirnos?
¡Todo!
El teatro nos lo puede decir todo.
Como los dioses habitan en el cielo, o cómo los presos languidecen en cuevas olvidadas bajo tierra, o cómo la pasión nos pueden elevar, o cómo el amor nos puede arruinar, o cómo nadie necesita una buena persona en este mundo, o como reina el engaño, o cómo la gente vive en apartamentos, mientras los niños se marchitan en campos de refugiados, o las formas en que todos tienen que volver de nuevo al desierto, o cómo día tras día nos vemos obligados a desprendernos de nuestras personas queridas, el teatro puede decirlo todo.
El teatro siempre ha sido y seguirá siendo siempre.
Y ahora, en estos últimos cincuenta o setenta años, es particularmente necesario. Porque si usted lanza un vistazo a todas las artes públicas, se puede ver de inmediato lo que sólo el teatro nos da, una palabra de boca en boca, una mirada de ojo a ojo, un gesto de mano en mano, o de cuerpo a cuerpo. No se necesita ningún intermediario para trabajar entre los seres humanos, que constituya el lado más transparente de la luz, que no pertenezca a ningún sur o norte o este u oeste, oh no, es la esencia de la propia luz, que brilla en todos los rincones del mundo, inmediatamente reconocible por cualquier persona, ya sea hostil o amigable hacia ella.
Y necesitamos al teatro que permanece siempre diferente, necesitamos teatro de muchos tipos diferentes.
Aún así, creo que entre todas las formas y formas de teatro posibles, sus formas arcaicas ahora resultan ser la mayoría en la demanda.
Teatro de las formas rituales, no hay que oponerse artificialmente a las de las naciones "civilizadas".
La Cultura secular está siendo cada vez más castrada, la llamada "información cultural" sustituye gradualmente y empuja a entidades simples, casi como nuestra esperanza de que con el tiempo se acabe el día.
Pero puedo verlo claramente ahora: el teatro está abriendo sus puertas ampliamente. Entrada gratuita para todos y para todo el mundo.
Al diablo con aparatos y equipos;- sólo tienen que ir al teatro, ocupar filas enteras en el patio de butacas y en las galerías, escuchar la palabra y mirar las imágenes vivir!
 Es el teatro que está delante de usted, no se descuide y no se pierda la oportunidad de participar en él, tal vez la oportunidad más preciosa que tenemos en nuestras vidas vanas y apresuradas.
Necesitamos cada tipo de teatro.
Sólo hay un teatro que seguramente no es necesitado por nadie, me refiero a un escenario de juegos políticos, un teatro de políticas "ratoneras", un teatro de políticos, un teatro inútil de la política.
Lo que sin duda no necesitamos es un teatro de terror cotidiano - ya sea individual o colectivo, lo que no necesitamos es el teatro de cadáveres y sangre en las calles y plazas, en las capitales o en las provincias, un teatro falso de los enfrentamientos entre religiones o grupos étnicos ...

Anatoli Vassiliev

jueves, 24 de marzo de 2016

LA ÚLTIMA CENA


—¿Me juráis, pues, que habéis escondido un secreto en este muro?
Marco d'Oggiono se rascaba la barbilla, perplejo, mientras echaba un nuevo vistazo al mural que pintaba el maestro. Leonardo da Vinci se divertía con aquellos juegos. Cuando estaba de buen humor, y ese día lo estaba, era difícil encontrar en él al afamado pintor, inventor, constructor de instrumentos musicales e ingeniero, favorito del Moro y aplaudido en media Italia. Aquella fría mañana, el maestro tenía mirada de niño travieso. Aun a sabiendas de que contrariaba a los frailes, había aprovechado la calma tensa que vivía Milán tras la muerte de la princesa parainspeccionar su trabajo en el refectorio de los padres dominicos.
Estaba allá arriba, satisfecho entre apóstoles, encaramado en un andamio de seis metros de altura y saltando de tabla en tabla como un chaval.
—¡Desde luego que hay un secreto! —gritó. Su risa contagiosa retumbó en las bóvedas vacías de Santa Maria delle Grazie—. No tenéis más que mirar con atención mi obra y tener en cuenta los números. ¡Contad! ¡Contad! —rió.
—Pero maestro…
—Está bien. —Leonardo sacudió la cabeza, condescendiente, arrastrando la última sílaba a modo de protesta—. Veo que enseñarte será difícil. ¿Por qué no tomas la Biblia que hay ahí abajo, junto a la caja de pinceles, y lees el capítulo trece de Juan, a partir del versículo veintiuno? Tal vez así encuentres la iluminación.
Marco, uno de los jóvenes y apuestos discípulos del toscano, corrió en busca del libro sagrado. Lo tomó del atril que estaba arrinconado junto a la puerta y lo sopesó. Debía de pesar varias libras. Marco, con esfuerzo, hojeó aquel ejemplar impreso en Venecia, de pastas de cuero negrísimo y repujado en cobre, hasta que el Evangelio de Juan se abrió frente a él. Era una edición hermosa, con grabados florales en el encabezamiento, cuajado de letras góticas grandes y negras.
—«Dicho esto —comenzó a recitar—, se turbó Jesús en su espíritu y lo demostró diciendo: "En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me traicionará". Se miraban los discípulos unos a otros, sin saber de quién hablaba. Uno de ellos, el amado de Jesús, estaba recostado en Su seno. Simón Pedro le hizo señal diciéndole: "Pregúntale de quién habla".»
—¡Ya! ¡Ya está bien! —tronó Leonardo desde el andamio—. Mira ahora hacia aquí y dime: ¿aún no entiendes mi secreto?
El discípulo negó con la cabeza. Marco ya sabía que el maestro tenía listo algún truco:
—Meser Leonardo —un tono de franca decepción presidió su reproche—, ya sé que estáis trabajando en este pasaje evangélico. No me reveláis nada nuevo mandándome leer la Biblia. Lo que yo quiero es saber la verdad.
—¿La verdad? ¿Qué verdad, Marco?
—En la ciudad se rumorea que tardáis tanto en terminar esta obra porque queréis ocultar algo importante en ella. Habéis rechazado la técnica del fresco por otra nueva y más lenta. ¿Por qué? Yo os lo diré: porque así podéis pensar mejor lo que queréis transmitir.
Leonardo no pestañeó.
—¡Conocen vuestro gusto por los misterios, maestro, y yo también quiero conocerlos todos…! Tres años a vuestro lado, preparando mezclas y auxiliando vuestras manos con los bocetos y los cartones creo que deberían darme alguna ventaja sobre los de ahí fuera, ¿no?
—Ya, ya. Pero ¿quién dice todas esas cosas, si puede saberse?
—¿Quién, maestro? ¡Todos! ¡Hasta los monjes de esta santa casa paran a menudo a vuestros discípulos y les preguntan!
—¿Y qué comentan, Marco? —volvió a bramar desde lo alto, cada vez más divertido.
—Que si vuestros Doce no son verdaderos retratos de los apóstoles, como los pintaría fray Filippo Lippi o Crivelli, que si reflejan las doce constelaciones del zodiaco, que si habéis escondido en los gestos de sus manos las notas de una de vuestras partituras para el Moro… Dicen de todo, maestro.
—¿Y tú?
—¿Yo?
—Sí, sí, tú. —Otra sonrisa picara volvió a iluminar el rostro de Leonardo—. Teniéndome tan cerca, trabajando todos los días en una sala tan magnífica, ¿a qué conclusión has llegado?
Marco alzó la vista hacia la pared en la que el toscano daba algunos retoques con un pincel de cerdas finísimas. El muro norte acogía la representación de la Última Cena más extraordinaria que Marco hubiera visto jamás. Allí estaba Jesús, presente en carne y hueso, en el centro exacto de la composición. Tenía la mirada lánguida y los brazos extendidos, como si estudiara de reojo las reacciones de sus discípulos a la revelación que acababa de hacerles. A su lado estaba Juan, el amado, que escuchaba a Pedro susurrarle. Si se afinaban los sentidos, casi podía vérseles mover los labios. ¡Eran tan reales!
Pero Juan ya no estaba recostado sobre el maestro como decía el Evangelio. Incluso daba la impresión de no haberlo estado jamás. Al otro lado de Cristo, Felipe, el gigante, se mantenía en pie hundiendo sus manos en el pecho. Parecía interrogar al Mesías: «¿Acaso soy yo el traidor, Señor?». O Santiago el Mayor, que sacaba pecho cual guardaespaldas, jurándole lealtad eterna. «Nadie te hará daño mientras yo esté cerca», fanfarroneaba.
—¿Y bien, Marco? Aún no te has pronunciado.
—No sé, maestro… —titubeó—. Esta obra vuestra tiene algo que me desconcierta. Es tan, tan…
—¿Tan…?
—Tan próxima, tan humana, que me deja sin palabras.
—¡Bien! —aplaudió Leonardo, secándose las manos en el mandil—. ¿Lo ves? Sin pretenderlo, ya estás más cerca de mi secreto.
—No os entiendo, maestro.
—Y tal vez no lo logres nunca —sonrió—. Pero escucha lo que voy a decirte: todo en la naturaleza guarda algún misterio. Las aves nos ocultan las claves de su vuelo, el agua encierra a buen recaudo el porqué de su extraordinaria fuerza… Y si lográsemos que la pintura fuera un reflejo de esa naturaleza, ¿no sería justo incorporar en ella esa misma y enorme capacidad para custodiar información? Cada vez que admires una pintura recuerda que te adentras en la más sublime de las artes. No te quedes nunca en su superficie: penetra en la escena, muévete entre sus elementos, descubre los ángulos inéditos, husmea en la trastienda… y así alcanzarás su verdadero significado. Pero, te lo advierto: se necesita valor para ello. No pocas veces lo que encontramos en un mural como éste dista mucho de lo que esperábamos hallar. Dicho queda.

Javier Sierra, La Cena Secreta

miércoles, 23 de marzo de 2016

EL ÚLTIMO CATÓN

                
                 Enviado por Julio (B2H):

           Desde el archivo secreto de la ciudad del Vaticano, la hermana Ottavia Salina, paleógrafa de prestigio internacional, se enfrenta a un extraño enigma: descifrar los tatuajes aparecidos en el cadáver de un etíope. Con la ayuda de un capitán de la guardia suiza, Kaspar Glauser-Röist (encargado de lavar los trapos sucios del Vaticano), y un arqueólogo de Alejandría, Farag Boswell, Ottavia tendrá que descubrir quiénes son los staurofilakes, que están detrás del robo en las iglesias de todo el mundo de las reliquias de la Vera Cruz, la cruz de Cristo.

Descubrirán que siete pruebas basadas en el purgatorio de la Divina Comedia de Dante Alighieri tienen las llaves para abrir las puertas del misterio que se esconde tras los robos. La expiación de los siete pecados capitales se realizará en las siete ciudades que ostentan la fama de practicarlos: Roma por su soberbia, Rávena por su envidia, Jerusalén por su ira, Atenas por su pereza, Constantinopla por su avaricia, Alejandría por su gula y Antioquía por su lujuria.

                La novela de Matilde Asensi, en general, me ha gustado, sobre todo por su misterio y acción.  Las fuentes históricas, la descripción de las ciudades y sus ambientes, la forma en la que la autora enlaza la Divina Comedia de Dante con su propia trama , han hecho que me meta de lleno en la historia. Además es una obra con mucha acción y que apenas tiene partes aburridas. Lo ünico que me ha decepcionado un poco es la parte final, pues veía un poco extraño ese “paraíso terrenal”.  Se agradece que el final de la historia quede en cierta forma abierto, para dar pie a una continuación como ha sucedido (El Regreso del Catón). 

martes, 22 de marzo de 2016

REPULSA


A la memoria de los fallecidos esta mañana por las bombas en Bruselas

Durante aquellos días recibimos, además, una noticia que nos conmocionó: el EI, o ISIS, el Estado Islámico terrorista recientemente aparecido y que ocupaba territorios de Irak y Siria, había destruido, en Mosul, de manera irracional y sin dar explicaciones, la tumba de Ibn al-Athir, el gran historiador árabe del siglo XII que había escrito al-Kamil fï al-Tarïkh, «La Historia Completa», y que nos había contado las negociaciones entre Saladino y Sinan, el Viejo de la Montaña, para matar a Conrado de Montferrato y a Ricardo Corazón de León. Los brutales asesinatos perpetrados por los terroristas yihadistas no iban sólo contra los vivos. También contra la cultura y la historia. A veces, la estupidez, la ignorancia y la demencia se abanderan de religión para crear monstruos.

Matilde Asensi, El Regreso del  Catón

       Os dejo con la siguiente viñeta gráfica publicada en el diario El Mundo, donde la paloma de la paz es un fósil más:


lunes, 21 de marzo de 2016

CALIGRAFÍA MEDIEVAL Y QUIJOTE CON SATURNINO CORTÉS

               
              El pasado 17 de marzo, con motivo del Día de Actividades Extraescolares, D. Saturnino Cortés Hergueta nos ofreció un magnífico Taller de Caligrafía Medieval. Nos contó de dónde le viene esta afición por el arte de escribir bien, cuáles son los materiales y utensilios que emplea, sus tipos de letra preferido, (gótica, redondilla, inglesa, etc…), qué plumilla era la mas adecuada para cada tipo de letra, y, lo más importante, que para conseguir unos buenos resultados debíamos tener paciencia, pulso y tiempo para depurar nuestra técnica.

                Primero nos escribió nuestros nombres y luego nos dio libertad para practicar.



                También nos enseño sus últimos trabajos con motivo del IV Centenario de la pubicación de la Segunda Parte del Quijote: los epitafios del Quijote, Sancho y Dulcinea.





                Ganas me dieron de subir alguno de la oreja, para que mejorara su letra, que parece un encefalograma plano, y en sus exámenes supones más que lees. 

  

domingo, 20 de marzo de 2016

ERA LA ESTACIÓN FLORIDA DEL AÑO

 

          ¡Tranquilos, que no vamos a seguir con Gongora! Pero es que hoy comienza la primavera, y, con eso de las vacaciones, nos sentimos un tanto festivos. Vamos a ver como han reflejado la primavera tres poetas diferentes:


La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil…
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.
Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recordé-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar…
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!
Antonio Machado



Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.

Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.

Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.

Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!
Gustavo Adolfo Bécquer



¡Toda la primavera dormía entre tus manos!
Iniciaste en un gesto la fiesta de las rosas
y erguiste, enajenada,
esa flecha de luz que impregna los caminos.
¡Toda la primavera!
Fervores del instante transido de capullos,
gracia tímida y leve del perfume sin rastro,
caricias que despiertan el sexo de las horas.
Brotaron de tus palmas en éxtasis gozoso
los trinos y las brisas. Y tu ademán secreto
despertó en rubores la pubertad del mundo.
¡Todo vino por ti! Porque tus manos lentas
ciñeron brevemente mi carne estremecida,
porque al rozar mi cuerpo
despertaste una flor que trae la primavera.

Ernestina de Champourcin

                Os dejo con una curiosa versión de la Primavera de Vivaldi

viernes, 18 de marzo de 2016

LAS GRANDES PREGUNTAS DE LOS NIÑOS

 Y LAS SENCILLAS RESPUESTAS DE LOS GRANDES EXPERTOS

Enviado por Julia

«¿Por qué el espacio es tan brillante?», «¿Quién tuvo la primera mascota?». «¿Puede una abeja picar a otra?». «¿Cómo se hace la electricidad?». «¿De dónde vienen los océanos?». «¿Por qué hay guerras?», «¿Cómo se enamora la gente?». «¿De dónde viene el bien?».

Todas estas preguntas y muchas más, realizadas por niños de todas las edades, inspiran este maravilloso libro en el que han participado los mayores expertos del mundo para responder a la curiosidad de los más pequeños de la casa y también a la de los adultos. De forma entretenida y divertida, la escritora Gemma Elwin Harris ha recopilado grandes preguntas de alumnos de educación primaria y ha reunido a un extraordinario equipo de científicos, especialistas, filósofos y escritores para que las respondan.

Expertos como Richard Dawkins, Noam Chomsky, Sir David Attenborough, Marcus de Sautoy, Alain de Botton y Phillip Pullman, entre otros, nos ofrecen sencillas e ilustrativas explicaciones sobre las cuestiones más diversas y nos ayudan a comprender mejor el mundo que nos rodea.

Las preguntas fueron recabadas por la compiladora tras rastrear diez escuelas de primaria. Miles de niños entre cuatro y doce años enviaron sus preguntas. Las 100 mejores preguntas fueron publicadas aquí con una respuesta sencilla de una o dos páginas. Una forma idónea de introducir a los niños en las grandes pequeñas preguntas, o las pequeñas grandes preguntas. Y, también, una forma de introducción en el pensamiento de todos los autores seleccionados.

jueves, 17 de marzo de 2016

HASTA QUE EL CUERPO AGUANTE

           

          Vaya semanita: hasta ayer evaluaciones todas las tardes; esta mañana actividades extraescolares (a lo largo de los próximos días os iré subiendo algunas de ellas; no han sido las más concurridas, pero han sido llamativas y preciosas: el taller de caligrafía medieval, los cuadros vivientes, los comics…); y, mañana, entrega de notas con los consiguientes disgustos o alegrías, según el caso.

            Así que mientras el cuerpo aguanta os dejo con la siguiente canción de Mago de Oz, letra y vídeo incluidos:

Puedes arrancarme el corazón del pecho
y convertir en murmullo tenue mi voz,
reducir toda una vida sólo a un renglón.
Puedes sobre mí dar opinión sesgada,
criticar mi oficio ¡que no es porvenir!,
que alimento la hoguera de la imaginación.
Puede que la lluvia caiga sobre el cielo,
que el mar, confundido, vaya a un río a morir,
que en la noche cante el gallo a la mañana,
que con las ánimas se fue a divertir.
Vivo con la pasión a flor de piel,
entre estrofas encontraras mi hogar,
ella espera a que regrese
y mientras yo guardo sus besos y su voz
en mi corazón.
Busco en el camino todas las respuestas
y me he dado cuenta que están en mi,
comunicador de sueños quiero ser...
Músico soy, músico seré,
conductor de sensaciones a tu piel,
fabrico recuerdos que atas con nostalgia a mi canción.
Jamás podré dejarla,
mi vida es una canción,
soy escultor del alma,
soy músico y amo en clave de sol
hasta que aguante mi voz.
Estamos locos de atar,
somos trovadores que en tu ciudad
damos pinceladas de color
a tu gris realidad.
somos mitad caballeros,
mitad bohemios y embusteros,
no somos lo que un padre quiere
para su hijita bebe.
Hasta que el cuerpo aguante,
hasta que quiera mi voz,
hasta que el cuerpo aguante
seguiré viviendo tal como soy.


martes, 15 de marzo de 2016

ME GUSTARÍA SABER...

—¿Sí? —Agatha lo animó con una sonrisa.
—Bueno, verá, he leído El Misterioso Caso de Styles y El Asesinato de Roger Ackroyd —confesó al fin Lloyd—, y me han encantado. Pero me inquieta acompañar en una excursión a la dama capaz de idear asesinatos semejantes. ¿De dónde saca usted esas ideas?
Agatha rompió a reír y tardó bastante en recomponerse para responder.
—Si piensa que soy capaz de matar a alguien, está equivocado —aclaró—. Es un género literario, nada más.
—Pero ¿en qué se inspira?
—Bueno, la verdad es que todo se debió a un reto que me planteó mi hermana Margaret —explicó—. Ella escribía muy bien y me desafió a escribir una novela policiaca porque sabía que me gustaba el género.
—¿En serio?
—Sí. Cuando era niña, Madge, como yo la llamo familiarmente, me habló por vez primera de las historias de Sherlock Holmes. Gracias a ella leí La Aventura del Carbunclo Azul, que siempre ha sido mi preferida junto a Las Cinco Semillas de Naranja y La Liga de los Hombres Pelirrojos. —Agatha se abstrajo durante unos segundos evocando aquellos días lejanos en los que devoraba los relatos escritos por Arthur Conan Doyle—. El caso es que durante la guerra trabajé en el hospital de Torquay y me destinaron al dispensario. Allí, entre tantos venenos, se me ocurrió la primera novela.
—¿Y Poirot?, ¿cómo se le ocurrió un tipo semejante? Le confieso que en ocasiones me resulta odioso —se sinceró Lloyd.
Agatha sonrió.
—No crea que es el tipo de hombre con quien me gustaría compartir la vida —confesó—. Pero como yo estaba tan influenciada por Sherlock, a quien considero sinceramente el más grande de todos los detectives de novela, me entregué a la tarea de inventar uno de mi propia cosecha. Tenía que ser muy diferente a Holmes, para que nadie pensara que copiaba a sir Arthur Conan Doyle. Pero cedí a la tentación de permitir que tuviera un amigo que sirviera de narrador de las historias.
—El capitán Hastings —dijo Lloyd, animado.
Agatha asintió.
—Aunque no tengo claro qué hacer con él —admitió—. No creo que en el futuro aparezca siempre junto a Poirot, al contrario que Watson con Sherlock.
—¿Y por qué un belga? (…)
—Me inspiré en los refugiados belgas que habían huido de su país por la guerra y se instalaron en Torquay. Casi siempre una se inspira en personas que conoce. Había un grupo abundante de belgas asentados en la parroquia de Tor y la gente se volcó con ellos proporcionándoles muebles y enseres para que se sintieran cómodos.
—Lo mismo aparezco yo un día en uno de sus libros —aventuró el médico. Parecía encantado con la idea.
—Nunca se sabe —deslizó Agatha, socarrona.
—Espero no servir para dar vida a un asesino.
—Nunca se sabe —repitió la escritora, irónica.
El doctor alzó una ceja y adoptó una expresión verdaderamente divertida. Llevaba los cabellos pelirrojos despeinados y la brisa y el sol habían enrojecido, más que bronceado, su piel blanca moteada de pecas.
—¿De manera que los personajes no son exactamente fruto de su imaginación, sino que se basa en personas que se cruzan en su camino?
—Bueno, no siempre es así —precisó Agatha—. Pero, para que se haga una idea, me pasé bastante tiempo imaginando cómo sería el asesino de El misterioso caso de Styles. Me parecía que debía ser un tipo aterrador, tal vez con barba negra, un detalle que, no sé por qué motivo, me parecía entonces terriblemente siniestro. Y se dio la casualidad de que no hacía mucho tiempo que se había instalado cerca de Ashfield un matrimonio formado por un hombre que lucía una abundante barba negra y su rica esposa, mayor que él.
—¡Los señores Inglethorp! —Se maravilló el doctor, recordando el apellido de dos de los personajes principales de la ópera prima de Agatha.
—No del todo, no se crea —matizó Agatha—. Cualquiera que conociera a mi vecino se daría cuenta de que era incapaz de matar a una mosca. De modo que decidí que no se puede uno basar en personas que conozcas, sino más bien en modelos que te encuentras casualmente en el tren o en un autobús, como así ocurrió con mi asesino.
—¿Bromea?
—En absoluto. Realmente, sucedió que un día, en el tranvía, observé a un hombre de barba negra sentado junto a una dama de edad avanzada y supe que acababa de encontrar al asesino que buscaba. En cambio ella no me satisfacía. Pero un poco más lejos ocupaba otro asiento una mujer voluminosa que hablaba en voz alta sobre los bulbos de primavera y decidí incorporarla a mi futuro elenco de personajes. A la charlatana le adjudiqué un papel secundario; tal vez, pensé entonces, podría ser una acompañante o una pariente lejana. Y así, poco a poco, fueron naciendo todos, porque necesitaba a unos cuantos para que hubiera muchos sospechosos. (…)
—¿Y cómo se le ocurrió la genial idea de que el narrador de la historia fuera en realidad el asesino? Fue un final increíble.
—Me temo que la idea no fue mía —reveló—. Realmente nació a partir de un comentario que, con muy mala uva, un día escuché a mi cuñado James. A su juicio, resulta monótono que en las novelas de detectives haya muchos sospechosos, y que lo que a él le resultaría realmente sorprendente sería que el narrador, que el mismísimo Watson de aquella historia, fuera el verdadero criminal.
—Increíble —opinó el doctor, fascinado.
—El problema residía en que yo veía incapaz de cometer un asesinato al pobre capitán Hastings. Si me atrevía con una historia así, el narrador debía ser otra persona.
—Menudo pájaro el doctor Sheppard —juzgó el doctor.
—¿Y qué le parece el personaje de su hermana? —sondeó Agatha.
—¿La cotilla? Un personaje odioso, la típica solterona que hay en todos los pueblos, que todo lo sabe y todo lo oye. —Miró intrigado a la escritora—. ¿Por qué lo pregunta?
—Porque estoy dándole vueltas a una idea para el futuro. ¿Cree que tendría gancho una viejecita metomentodo capaz de desenmascarar a criminales?

Mariano F. Urresti, Agatha Escribía con Sangre

lunes, 14 de marzo de 2016

¿DE DÓNDE SACA USTED SUS ARGUMENTOS?

Ésta es la pregunta que suele hacérsele a todo escritor.

Para contestarla, el autor corriente puede acudir a una explicación sencilla y plausible; como por ejemplo, diciendo que es «un observador de la vida diaria», o «un interesado en la naturaleza humana», o bien, que tiene afición a la investigación histórica… o que se basa en su propia experiencia.

En contraste, el que escribe otras de tipo «fantástico» no puede fundamentar sus argumentos en hechos de la vida real, puesto que se ocupa de asuntos relativos al más allá. Tampoco puede afirmar que se interesa exclusivamente en la naturaleza humana, ya que la naturaleza «inhumana» es objeto, muy a menudo, de su atención y consideración. Y en cuanto a sus investigaciones históricas, quedan casi siempre relegadas a lo referente a la leyenda y a la mitología.

El prólogo normal de una colección de cuentos de ficción consiste en una disertación sobre literatura imaginativa; con abstracción de cualquier consideración sobre los motivos que impulsan al autor para crear sus propias obras. En efecto: tan reacio es el autor de cuentos fantásticos a explicar el origen de su inspiración, que nunca he tenido ocasión de leer una explicación sobre tal tema. Por eso se me ocurre sugerirle al lector la idea de que un autor de relatos de fantasía puede ser considerado como si estuviera representando el doble papel del doctor Jekyll y míster Hyde.

El doctor Jekyll, o sea, el autor en su vida corriente, es un hombre completamente normal. Su esposa no le teme, sus hijos no chillan, horrorizados, cuando él entra en casa, y sus amigos y compañeros de trabajo no tiemblan nunca en su presencia; pero cuando este apacible individuo se recluye en la intimidad de su estudio y empieza a escribir… entonces, y al conjuro del papel y de la máquina de escribir, se transforma en una especie de monstruoso «míster Hyde». Al igual que ocurría en el famoso relato de Stevenson, desaparece la máscara de humanidad con que se envuelve diariamente, para mostrar otro aspecto muy distinto de su personalidad. Y allí, encerrado a solas en su gabinete de trabajo, se olvida del mundo exterior, del que le rodea constantemente, y piensa tan solo en los mundos que existieron, en los que existirán… y en los que podrían coexistir con el verdadero y actual.

Pavorosa sabiduría, en verdad, la del autor de cuentos fantásticos, que está enterado de a favor de qué vientos cabalgan las brujas sobre sus escobas, y de qué artes se valen los hechiceros para maquinar sus encantamientos; que ha tenido tratos con los inquilinos de las tumbas, y que ha yacido en un sepulcro, junto al horrendo Vampiro. El cráneo de un demente no encierra ningún secreto que él no conozca. Sus ojos pueden mirar de frente y sin pestañear a la terrible Medusa; sus oídos perciben el rumor que producen las larvas en sus festines; sus fosas nasales están saturadas del hediondo olor procedente de las cárcavas; y su boca se halla conformada para dar satisfacción a muy extraños apetitos.

Esencialmente, el autor de cuentos fantásticos está empeñado en la composición de una especie de conferencia ilustrada con proyecciones: la historia de un viaje en los dominios de la imaginación; algo así como una incursión en los entresijos de un cerebro. Y cada uno de sus relatos viene a ser un capítulo de su interminable odisea.

Es posible que todo esto parezca muy pueril, e incluso excesivamente melodramático. En caso de que así suceda, acháquese a la falta de franqueza que hace tiempo se advierte en las declaraciones del autor con destino al lector. De modo particular, el creador de obras fantásticas procura ocultar enteramente el fundamento emotivo de su impulso literario. Recuérdese que el doctor Jekyll trataba de negar, también, la existencia de míster Hyde; pero a pesar de su empeño, éste existía.

Por lo tocante a mí mismo, he de decir que mi vida como Jekyll ha sido y es extremadamente vulgar. Tengo hogar, familia, amigos, y un trabajo constante y regular, así como un conjunto de distracciones y entretenimientos nada diferentes de los de cualquier otro hijo de vecino; pero hay que tener en cuenta que pese a la delatora evidencia de un sentido del humor un tanto extraño, sigo convencido de que los que conocen al doctor Jekyll lo consideran como un tipo más bien insulso y prosaico.

Por el contrario, míster Hyde es muy listo, muy activo. Su asociación con Jekyll ha resultado, a la vez, grata y provechosa. Y sería yo muy injusto si permitiese que el segundo recibiera todos los honores, todo el mérito que se deriva de sus obras, sin agradecérselo deriva de sus obras, sin agradecérselo a su «alter ego».

En la mayoría de los cuentos seleccionados en este libro, Jeckyll desempeña el papel de narrador consciente. Su estilo es a menudo seudoculterano; y sus productos de su imaginación, espeluznantes y artificiosos. Es un apasionado de las palabras polisílabas; y su técnica narrativa debe mucho a la influencia y dirección del difunto H. P. Lovecraft; pero la inspiración proviene de míster Hyde. Éste es el verdadero responsable del tema básico de todos los relatos… y de las ingratas consecuencias que acechan a todo aquél que hurga en asuntos que deberían asuntos que deberían dejarse sin remover.

De cualquier forma que sea, temo que Hyde pueda ser objeto de reproches, a causa de errores de juicio o de muestras de mal gusto. Con su prisa para efectuar algunas revelaciones particularmente espantosas, ha pasado por alto muchas amenidades literarias. Sobre esto, sólo puedo decir que se trata de una cuestión ajena a mi control. Si alguna vez escribo un cuento que sea dictado enteramente por la consciente personalidad del doctor Jekyll, el resultado será, sin duda, muy diferente del que se registra en los relatos que aquí se presentan; pero aparte esta posibilidad, los trabajos que se publiquen con mi firma llevarán siempre la hórrida impronta de Hyde.

Y cuando alguien me pregunte de dónde obtengo los temas para mis narraciones, sólo me quedará el recurso de encogerme de hombros y responder: «De mi colaborador… míster Hyde».

Robert Bloch

domingo, 13 de marzo de 2016

UNA CORONA EN LA CALIZA

        

           Ayer se cumplió un año de la muerte de Terry Pratchett; os dejo con el comienzo de su última obra que se acaba de publicar en castellano. Por cierto, ¿guapa la camiseta, no?

Nació en la oscuridad del mar Circular, al principio solo como una sustancia blanda que flotaba, empujada adelante y atrás por una marea tras otra. Desarrolló un caparazón, pero en su mundo vertiginoso había criaturas enormes que podrían haberlo partido en un instante. Pese a todo, sobrevivió. Su tenue vida quizá hubiera seguido transcurriendo del mismo modo hasta que los peligros del oleaje y las otras cosas que flotaban en el mar le hubieran puesto fin, de no ser por la charca.

Era una charca cálida, en lo alto de una playa, que de vez en cuando se rellenaba con alguna tormenta llegada del Eje, y en ella la criatura se alimentó de cosas incluso más pequeñas que ella y creció hasta reinar. Habría crecido más si un verano caluroso la mirada iracunda del sol no hubiera evaporado toda el agua.

Y así la pequeña criatura murió, pero dejó su caparazón, que albergaba la semilla de algo afilado. La siguiente marea tormentosa se lo llevó de la charca y lo dejó encajado en el litoral, donde fue rodando arriba y abajo con los guijarros y demás restos de las tormentas.

El oleaje marcó el ritmo de las eras hasta que el mar se secó y se retiró de la tierra, y el pinchudo caparazón de aquella criatura, muerta tanto tiempo atrás, se hundió bajo las capas de cascarones de otras pequeñas criaturas que tampoco habían sobrevivido. Y allí permaneció, con un núcleo afilado que crecía poco a poco en su interior, hasta el día en que lo encontró un pastor que cuidaba de su rebaño en las colinas que habían pasado a conocerse como la Caliza.

El pastor recogió aquel objeto extraño que le había llamado la atención, lo sostuvo en la mano y le dio vueltas. Era basto pero a la vez no lo era, y le encajaba en la palma de la mano. Tenía una forma demasiado regular para ser sílex, y sin embargo tenía corazón de pedernal. La superficie era gris como una piedra, pero con un atisbo de oro por debajo. Tenía cinco rugosidades a intervalos regulares, casi como franjas, que se alzaban desde una base más o menos lisa hasta la periferia elevada. El pastor ya había visto antes cosas semejantes, pero aquella parecía distinta… y casi le había saltado a la mano.

Se le cayó mientras le daba vueltas y más vueltas, y tuvo la sensación de que intentaba decirle algo. Era una bobada, lo sabía, y aún no había tomado ninguna cerveza, pero aquel objeto extraño parecía llenar su mundo. Se reprendió por ser tan zopenco, pero aun así lo recogió del suelo y se lo llevó a la taberna para enseñárselo a sus amigos.

—Mirad —les dijo—, ¿a que parece una corona?

Por supuesto, un amigo suyo rió y respondió:

—¿Una corona? ¿Y para qué quieres tú una corona si no eres rey, Daniel Dolorido?

Pero el pastor se llevó a casa su hallazgo y lo dejó con delicadeza en la repisa de la cocina, donde guardaba las cosas que le gustaban.

Y allí, con el tiempo, cayó en el olvido y se descolgó de la historia.

Pero no para los Dolorido, que fueron transmitiéndolo de generación en generación…

Terry Pratchett, La Corona del Pastor

viernes, 11 de marzo de 2016

LEAL

           
    Enviado por Mª Jose:

Allegiant, en español Leal, es la tercera y última novela de la trilogía distópica Divergente de la autora estadounidense Veronica Roth. A diferencia de la dos primeras novelas, Allegiant está escrita desde el punto de vista de Tris y Tobias.

En el Chicago distópico en el que vive la joven Beatrice “Tris” Prior, protagonista de estas novelas, la sociedad está dividida en cinco facciones, cada una de ellas dedicada a cultivar una virtud concreta: Verdad (los sinceros), Abnegación (los altruistas), Osadía (los valientes), Cordialidad (los pacíficos) y Erudición (los inteligentes). Tras una lucha fraticida que amenaza con destruir esta estructura social, Tris deberá explorar el mundo más allá de los límites que ella conoce.

Cuando tiene la oportunidad de ver y experimentar el mundo más allá de las paredes de su distópica Chicago, está lista para eso. Tal vez, ella y Tobias encuentren una vida que es mucho más fácil y simple, libre de dolores, mentiras y traiciones.

 Pero la nueva realidad de Tris es aún más alarmante que la que había dejado atrás. Antiguos descubrimientos se vuelven rápidamente sin sentido. Nuevas verdades cambian a aquellos a quienes ama. Y una vez más, Tris debe luchar para comprender las complejidades de la naturaleza humana -y de sí misma- mientras se enfrenta a decisiones imposibles sobre el coraje, la lealtad, el sacrificio y el amor.

El 18 de julio de 2013, en la Convención Internacional de Cómics de San Diego, Roth reveló que Leal está escrito desde el punto de vista de Tris y Tobias, declarando: "he intentado escribir Allegiant tan sólo en la voz de Tris varias veces, pero no funcionó. Su punto de vista, su forma de ver las cosas, era demasiado limitado para la historia que necesitaba contar, así que quise hacer dos cosas con ello: Dejar a dos personajes experimentar cosas diferentes, y dejar que reaccionaran de manera diferente a las mismas cosas, así que yo (y, eventualmente, el lector) tendría una idea más clara de toda la historia, de todo el panorama". Además declaró: "Ya he dicho antes que para mí, Tobias nunca ha sido solamente el interés amoroso de Tris o una manera para que la tensión sexual entre en la historia. Él siempre ha sido una persona completa con una historia que lo afecta (y a Tris) de manera significativa y motor de la trama junto a Tris por lo que fue la elección obvia para el segundo punto de vista (aunque no el único que intenté). Explorándolo a él, sus elecciones y sus suposiciones sobre el mundo fue increíblemente interesante para mí"

Os dejo con el trailer de la película basada en el libro que se estrena este fin de semana:


jueves, 10 de marzo de 2016

HUESOS // BONES

Cervantes encendió el televisor y supo que sí, esta vez los habían encontrado. En cuestión de días el ADN le delataría. La partida se había acabado. Sonó el móvil.

Aceptó la llamada:

-Te echaré de menos.

-Siempre te quedará Cleopatra.

Will no era mal tipo pero era pésimo fingiendo ser humano. Aquel bardo seguiría vagando mucho tiempo más por aquí mientras que él, una vez certificados que esos huesos son los suyos, deberá desaparecer de entre los vivos. Al principio Cervantes trató de vivir como un hombre de acción pero ¿para qué engañarse? fue leyendo y escribiendo cuando fue feliz. Durante un tiempo siguió con lo del teatro -“El gran galeote” fue otra vez incomprendida- y con Will hicieron buenas cosas -ese Capitán Ahab mitad Quijano mitad Lear- hasta que las teleseries los separaron. Al inglés le iban más los culebrones de matones y a él las sitcoms. Pero no dejaba de ser mala suerte que ahora que le renovaban con True Detective, sus compatriotas, hayan encontrado los puñeteros huesos.

Carlos Zanon