¿Qué hice el domingo?
El domingo fue
un día en que hizo mucho sol y fui a pasear con papá y mamá. Mamá llevaba un
vestido beige con una rebeca de color blanco hueso, y papá un pulóver azul Raf
y unos pantalones grises y una camisa blanca, abierta. Yo llevaba un jersey de
cuello cerrado, azul como el pulóver de papá pero más claro, y una chaqueta
marrón y unos pantalones también marrones, un poco más claros que la chaqueta,
y unas wambas rojas. Mamá llevaba unos zapatos claros y papá unos negros. Por
la mañana paseamos y a media mañana fuimos a desayunar a las Balmoral. Pedimos
un suizo y una ensaimada rellena, y yo pedí cruasanes. Luego fuimos a ver las
flores, y las había rojas y amarillas y blancas y rosas, e incluso azules, que
papá dijo que eran teñidas, y plantas verdes y violetas, y pájaros grandes y
pequeños, y papá compró el periódico en un quiosco. También fuimos a mirar
escaparates, y, una vez que llevábamos mucho rato delante de un escaparate con
jerseys, papá le dijo a mamá que se diera prisa. Y luego, en una plaza, nos
sentamos en un banco verde, y había una señora mayor con el pelo blanco y las
mejillas muy rojas, como tomates, que daba pan a las palomas, y me recordaba a
la yaya, y papá leía el periódico todo el rato y yo le pedí que me dejase mirar
los dibujos y me dejó medio periódico y me dijo que no lo estropeara. Luego,
cuando ya subíamos a casa, mamá, como papá estaba todo el rato leyendo el
periódico, le dijo que siempre lo estaba leyendo y que ya estaba harta: que lo
leía en casa, desayunando, comiendo, en la calle, caminando o en el bar, o
cuando paseábamos. Y papá no dijo nada y continuó leyendo y mamá le insultó y
luego era como si lo sintiese, y me dio un beso, y luego, mientras mamá estaba
en la cocina preparando el arroz, papá me dijo no le hagas caso. Comimos arroz
caldoso, que no me gusta, y carne con pimientos fritos. Los pimientos fritos me
gustan mucho pero la carne no, que está muy cruda, porque mamá dice que así está
más rica, pero a mí no me gusta. Me gusta más la carne que dan en el colegio,
bien quemadita. En el colegio no me gustan nunca los primeros platos. En
cambio, en casa me dan vino con gaseosa. En el colegio no. Luego, por la tarde,
vinieron mis titos con mi primo, y mis titos se pusieron a hablar en la sala,
con mis papás, y a tomar café, y mi primo y yo fuimos a jugar al jardín, y allí
jugamos a madelmanes y al futbolín, a la pelota y con el camión de bomberos y a
guerras de astronautas, y mi primo se puso muy tonto porque perdía, y a mí es
que mi primo me molesta mucho, porque no sabe perder, y tuve que soltarle un
guantazo y se puso a llorar muy fuerte, y vinieron mi mamá y mi tita y mi tito,
y mamá dijo qué ha pasado y, antes de que yo le contestara, mi primo dijo me ha
pegado y mi mamá me dio una bofetada y yo también me puse a llorar y volvimos
todos a la sala, y mamá me cogía de la mano y papá leía el periódico y fumaba
un puro que le había traído el tito, y mamá le dijo los niños están en el jardín,
matándose, y tú aquí, tan tranquilo, repantigado. La tita dijo que no pasaba
nada, pero mamá le dijo que siempre era lo mismo, que a veces se hartaba. Luego
los titos se fueron y, mientras se iban, mi primo me sacó la lengua y yo
también se la saqué, y papá puso el televisor, porque daban fútbol, y mamá le
dijo que cambiase de canal, que en el segundo ponían una película y papá dijo
que estaba viendo el partido y que no.
Luego fui al
jardín, a ver la muñeca que tengo enterrada allí, al lado del árbol, y la saqué
y la acaricié y la reñí porque no se había lavado las manos para comer y luego
la volví a enterrar, y fui a la cocina, y mamá lloraba y le dije que no
llorase. Luego me senté en el sofá, al lado de papá, y vi un rato el partido,
pero luego me aburría y miré a papá, que era como si tampoco viese el partido y
como si tuviera la cabeza en otra parte. Luego pusieron anuncios, que es lo que
más me gusta, y luego la segunda parte del partido, y fui a ver a mamá, que
estaba preparando la cena, y luego cenamos y pusieron una película de dibujos
animados y las noticias, y una película antigua, de una artista que no sé cómo
se llama, que era rubia y muy guapa y muy pechugona. Pero entonces me mandaron
a dormir porque era tarde y subí las escaleras y me fui a la cama, y desde la
cama oía la película y cómo discutían mis papás, pero con el ruido del
televisor no podía oír bien lo que decían. Luego se peleaban a gritos y bajé de
la cama para acercarme a la puerta y entender lo que decían, pero como todo
estaba a oscuras no veía bien, sólo el claro de luna que entraba por la ventana
que da al jardín y, como no veía bien, tropecé y tuve que volver a la cama con
miedo por si venían a ver qué había sido aquel ruido, pero no vinieron. Yo
escuchaba cómo continuaban discutiendo. Ahora lo oía mejor porque se ve que
habían apagado el televisor, y papá le decía a mamá que no le molestara y la
insultaba y le decía que no tenía ambiciones, y mamá también le insultaba y le
decía no sé si que se fuese de casa o que se iría ella, y decía el nombre de
una mujer y la insultaba, y luego oí que se rompía alguna cosa de cristal y
luego oí gritos más fuertes, y eran tan fuertes que no se entendían, y luego oí
un gran grito, mucho más fuerte, y luego ya no oí nada. Luego oí mucho ruido,
pero flojito, como cuando para fregar arrastran los módulos del tresillo. Oí
que se cerraba la puerta del jardín y entonces volví a salir de la cama y oí
ruido fuera y miré por la ventana, y tenía frío en los pies, porque iba
descalzo, y fuera estaba oscuro y no se veía nada, y me pareció que papá cavaba
al lado del árbol y tuve miedo de que descubriese la muñeca y me castigara, y
volví a la cama y me tapé bien, incluso la cara, escondida bajo las sábanas y a
oscuras y los ojos bien cerrados. Oí que dejaban de cavar y luego unos pasos
que subían las escaleras y me hice el dormido y oí que se abría la puerta del
cuarto y pensé que debían de estar mirándome, pero yo no vi quién me miraba,
porque me hacía el dormido y por eso no lo vi. Luego cerraron la puerta y me
dormí y al día siguiente, ayer, papá me dijo que mamá se había ido de casa y
luego vinieron señores que preguntaban cosas y yo no sabía qué contestar y todo
el rato lloraba, y me llevaron a vivir a casa de los titos, y mi primo siempre
me pega, pero eso ya no fue el domingo.
Quim Monzó
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