Esta mañana ha
fallecido Leonard Cohen, poeta y cantautor canadiense. Como músico
desarrolló una carrera con una continua exploración de temas como la religión,
la política, el aislamiento, las relaciones personales y la sexualidad, siendo
definido como «uno de los cantantes y compositores más fascinantes y
enigmáticos de finales de los 60».
En octubre del
2011, recogió en Oviedo el PREMIO
PRÍNCIPE DE ASTURIAS DE LAS LETRAS. En su discurso al recibir el premio,
Cohen hizo referencia a la influencia en su obra de Federico García Lorca.
Tras aceptarlo, el músico donó el dinero del premio a la Universidad de Oviedo
para impulsar una cátedra en su nombre: este proyecto, singular y único en
España, ha sido concebido como "un lugar de encuentro entre la poesía y la
música, entre los creadores y su público, entre el arte y la sociedad",
En el álbum OMEGA, de Enrique Morente y Lagartija
Nick, del que vamos a hablar a continuación y del que ya ofrecimos un par de temas, se interpretan cuatro canciones de
Leonard Cohen: "First we take Manhattan", "Priests",
"Hallelujah" y "Take this waltz"
Dejadme vivir mi vida / que yo no le pido a nadie / siquiera los buenos
días".
Enrique
Morente (Granada, 1942-Madrid, 2010) cantaba estos tientos allá por los 70
cuando pocos imaginaban que terminaría lanzando la última y más incendiaria
bomba atómica del flamenco. Se llamó 'Omega' y pretendía ser un homenaje a
'Poeta en Nueva York', de Federico García Lorca, aunque terminó convirtiéndose
en un no se sabe bien qué de flamenco, rock, poesía y experimentación que dejó
patas arriba la música española. Morente miraba a Lorca y a otro lorcófilo,
Leonard Cohen. Y lo hacía contagiado del espíritu transgresor del viaje que
contaban esos poemas, de Granada a Nueva York, de lo antiguo a lo vanguardista.
Por eso Morente escogió al grupo Lagartija Nick, granadinos como él, para
encontrar el sonido que andaba buscando y en el que también participaron los
guitarristas Vicente Amigo, Tomatito y Cañizares. Un momento único que, con el
paso del tiempo, ha ido adquiriendo una dimensión mítica. Así lo recoge el
documental 'Omega', dirigido por José Sánchez-Montes y Gervasio Iglesias, y el
libro conmemorativo que llegan este otoño con motivo de los 20 años de la
publicación del álbum.
La película se
estrena el próximo 27 de octubre dentro del festival de documentales musicales
In-Edit y se proyectará en salas comerciales desde el 4 de noviembre. El libro
muestra, al igual que la película, numeroso material inédito sobre el proceso
de creación del disco y sus diversos participantes. Además, cuenta con textos
de los poetas Luis García Montero y Antonio Lucas, el periodista Diego A.
Manrique, el editor Borja Casani (productor y distribuidor del disco con el
sello El Europeo) o el cantaor Miguel Poveda, entre otros.
"Omega es
un milagro irrepetible", asegura Alberto Manzano, traductor al español de
Leonard Cohen, amigo del cantautor canadiense y el hombre que propició el
encuentro entre él y Morente a comienzos de los 90. Manzano se refiere así a la
"conjunción humano-astral" que hizo posible aquel milagro, "que
todas las diferentes piezas se ensamblasen con armonía", como asegura en
declaraciones a EL MUNDO. Y es que en esta historia cada uno cumple con su
papel. Así, el periodista Jesús Arias, fundador del grupo TNT, facilitó el
contacto del cantaor con la banda de su hermano Antonio, Lagartija Nick,
mientras que Manzano descubrió a Morente la música de Cohen y viceversa. "Entre
ambos existía una gran admiración y respeto mutuo. Las únicas cuatro lecciones
de guitarra que recibió Cohen a lo largo de su vida fueron de un guitarrista
español en Montreal que se terminó suicidando y que recibió a la vez que
descubría a Lorca, quien le abrió las puertas al jaleo de la poesía",
recuerda Manzano. "Con motivo de sus 60 años, en 1994, se me ocurrió
regalarle el disco que Morente había hecho con Sabicas. Se quedó muy emocionado
y entusiasmado, por lo que, cuando vino a Madrid, invité a Morente a que lo
conociera en el Hotel Palace", explica. En aquel "encuentro
mítico", en el que Manzano hizo de traductor, se produjo una extraña
energía que acabó impregnando el Omega. El propio Cohen lo evocaría después
así: "Morente se sitúa en el centro mismo de su propia tradición. Es uno
de los principales cantaores de flamenco en España. Nos reunimos en un bar en
España cuando estaba de gira por allí; para ser exactos, un bar donde Lorca
solía beber. Y nos presentamos mutuamente nuestros respetos". Con Lorca
como punto de unión, Morente empezó entonces a adaptar la música de Cohen, como
recuerda su hija Estrella, a propósito de un verano de mucho calor en la playa
en el que ella y su hermana Soleá estaban haciendo castillos de arena en la
playa. Entonces les llamó su padre para que le hiciesen el compás del Pequeño
vals vienés. "Un día se lo escuchamos a Leonard Cohen y Soleá y yo
dijimos: '¡Papa!', porque siempre le decíamos así [en átona], 'este hombre te
ha copiado el tema'".
"La
verdad, yo tenía que haber sido rockero. Me he equivocado. Pero bueno, en aquel
tiempo se hacía lo que se podía", dice Morente en unas imágenes de archivo
al comienzo del documental. "La garra que tiene el motor del rock no la
tiene ningún otro género. Es tremendo: esa fuerza de las guitarras eléctricas,
esas baterías... Eso, cuando está hecho con calidad, es sublime. Por lo menos a
mí me gusta mucho". La afirmación, realizada cuando Omega ya se había
convertido en un hito, conecta con eso otro que decía el Morente de los 70:
"Los 'ortodoxos', entre comillas, naturalmente que me llaman 'el asesino
del cante' o algo así. Estupideces de esas". Ahora que Los Planetas llenan
festivales cantando fandangos y alegrías, la apuesta no parece nada del otro
jueves, pero entonces era casi suicida. Es verdad que Camarón ya había
incorporado el bajo eléctrico a sus grabaciones, que Triana acercó el espíritu
progresivo de los 70 a los compases tradicionales y que Raimundo Amador y Kiko
Veneno también habían jugado, con éxito, con el pop y el blues. Y es verdad que
hoy es un lugar común decir que flamencos y bluesmen comparten no sólo unos
orígenes parecidos (minorías étnicas marginadas en sus respectivos entornos:
los afroamericanos en EEUU y los gitanos en el sur de España), sino también una
temática parecida en torno al dolor y al sufrimiento. Pero entonces el rock de
guitarras eléctricas y de baterías aporreadas con furia era la última frontera
que se le resistía al flamenco.
"Decidí
que iba a hacer Poeta en Nueva York. Y para abordar un poema tan
anticonvencional y anormal en la forma de escribir en habla castellana,
necesariamente no lo puedes cantar igual. En algún tema te tienes que
arriesgar", dice Morente en otro momento del documental. En esa jugada de
empezar por Lorca, seguir por lo jondo, continuar por Cohen y terminar en el
rock, él era el que más tenía que perder. Antonio Arias reconoce que se
benefició "de entrar en un mundo, el flamenco, que vendría a ser como una
habitación que tiene puertas que sólo se abren desde dentro". Aun así,
hubo momentos muy complicados, como la histórica presentación del disco en el
Teatro Albéniz de Madrid, que en su jaleo de aplausos y abucheos representó la
brecha que trajo Omega. "Nos iban a matar. Tardamos varias horas en poder
salir de los camerinos", resume Antonio Arias aquella noche. "Más que
una fusión, lo que hicimos fue un choque de caracteres", apunta el batería
Eric Jiménez sobre las sesiones de grabación. Y Arias remata: "Si se
aprende con alguien, se aprende con los maestros. Y si tienes un maestro que te
quiera enseñar, como era Enrique, tienes que abandonarlo todo".
Omega ha
dejado una huella profunda en la música española, pero como insiste Manzano,
aquello no va a volver a ocurrir. "Es muy poco probable, como cualquier
otro milagro que haya sucedido ya, que volvamos a ver algo así. Sobre todo,
porque Morente ya no está. Y no conozco a nadie en el flamenco que tenga su
dimensión". Por cierto, que Cohen le envió a Morente dos docenas de rosas
rojas tras escuchar Omega. "Nunca le llegaron", se lamenta Manzano.
Darío Prieto, El Mundo 09/10/2016
Os dejo con la
letra de la canción Hallelujah, de Leonard Cohen, en inglés, y la letra de la
versión de Enrique Morente en el disco Omega
Now I've heard there
was a secret chord
That David played,
and it pleased the Lord
But you don't really
care for music, do you?
It goes like this
The fourth, the fifth
The minor fall, the
major lift
The baffled king
composing Hallelujah
Hallelujah,
Hallelujah…
Your faith was strong
but you needed proof
You saw her bathing
on the roof
Her beauty and the
moonlight overthrew you
She tied you to a
kitchen chair
She broke your
throne, and she cut your hair
And from your lips
she drew the Hallelujah
Hallelujah,
Hallelujah…
Now, maybe there's a
God above
As for me, all I have
ever learned from love
Is how to shoot
somebody
Who outdrew you
But it's not a cry
that you hear tonight
It's not some pilgrim
who claims to have seen the light
No, it's a cold and a
very broken Hallelujah
Hallelujah,
Hallelujah…
Oh, people, I've been
here before
I've seen this room
and I've walked this floor
You see, I used to
live alone before I knew you
And I've seen your
flag on the marble arch
But listen love
Love is not some kind
of a victory march
It's a cold and it's
a very lonely Hallelujah
Hallelujah,
Hallelujah…
There was a time
you'd let me know
What's really going
on below
But now, now you
don't even show it to me, do you?
I remember when I
moved in you
And the Holy Dove,
she was moving too
And every single
breath that we drew was Hallelujah
Hallelujah,
Hallelujah…
I've done my best, I
know it wasn't much
I couldn't feel, so I
learned to touch
I've told the truth
I didn't come here to
London just to fool you
And even though it
all went wrong
I'll stand right here
before the Lord of Song
With nothing, nothing
on my tongue but Hallelujah
Hallelujah,
Hallelujah...
**********************
Conozco esta tierra,
conozco este cielo,
y aquí estaba solo
antes de conocerte.
Ahora he visto tus
banderas
por las puertas de
mármol de la gran ciudad,
pero el amor no es
una marcha triunfal
sino un frío y
solitario aleluya.
Aleluya…
En tiempos me
hablabas
lo que había dentro
de ti.
Hoy tu boca no habla,
sabes que es cierto.
Recuerdo nuestros
cuerpos vibrando juntos
con el Espíritu Santo
y cada aliento era un
frío aleluya.
Aleluya…
Quizá haya un Dios
arriba,
pero yo lo que
aprendí del amor
es a disparar a quien
te amenaza.
Pero no es un lamento
lo que oyes esta noche,
no es la risa malvada
de alguien que ha visto la luz
sino un frío y
solitario aleluya.
Aleluya…
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