ECHÁNDOSE LA LLAVE
—¡Ahí te quedas encerrado hasta que te rindas por hambre!
Para cuando
los ejércitos inundaron con sus marciales toques de tambor casi todos los rincones
de la vieja Europa, en el verano de 1914, el zaragozano Pedro Antonio
Villahermosa y Borao era uno de los principales caricaturistas de carácter
político en España, conocido bajo el seudónimo de Sileno.
Semanalmente,
el dibujante fue recogiendo mediante caricaturas los principales acontecimientos
que jalonaron el desarrollo de la I
Guerra Mundial, que se publicaban tanto en la revista Blanco y Negro como en el
Diario ABC, dentro de las páginas de su suplemento Gedeón.
Tambores
en la Batalla nos acerca a la Gran Guerra desde un ángulo diferente,
los dibujos en tinta de un observador desde la distancia de un terreno teóricamente
neutral, España. De esta forma podemos tener una visión de los grandes momentos
de la guerra como la batalla de Verdún, el desembarco de Galípoli, la aparición
de los zepelines, la guerra en el mar, la entrada en el conflicto de los
Estados Unidos, la revolución bolchevique o la difícil neutralidad española.
Una crónica, en tono de humor, que narra con precisión y maestría todo el
conflicto.
La exposición está integrada por una selección de 100 piezas de la serie bélica que Sileno publicó semanalmente durante la guerra. Es la primera vez que estos originales se exhiben al público. Se presentan junto al chiste con el que se publicaron, más una concisa referencia histórica para situarlos en su contexto.
La exposición está integrada por una selección de 100 piezas de la serie bélica que Sileno publicó semanalmente durante la guerra. Es la primera vez que estos originales se exhiben al público. Se presentan junto al chiste con el que se publicaron, más una concisa referencia histórica para situarlos en su contexto.
Si el tambor
era el encargado de transmitir las órdenes en el combate, las viñetas de Sileno
transmitían los acontecimientos de los campos de batalla a un público distante —entonces
y ahora— que ve la mayorbarbarie jamás provocada «desde la barrera», como
señala el título de uno de sus dibujos.
EL ÁNGEL DE LA PAZ
—¡No se le ve el fin!
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