domingo, 21 de agosto de 2016

FUENTEOVEJUNA


Esta semana en la plaza principal de la localidad cordobesa de Fuente Obejuna se ha representado la obra 'Fuenteovejuna', que protagonizan los vecinos del desde 1992 y con la que conmemoran el 540 aniversario de los hechos que inspiraron a Lope de Vega para escribir uno de los clásicos de la literatura del Siglo de Oro: el levantamiento de la villa de Fuente Obejuna contra el comendador Fernán Gómez de Guzmán en 1476. La “compañía” cuenta con más de 250 actores y figurantes, y los vecinos también se encargan de la escenografía, vestuario y atrezzo.

                Os dejo con las escenas finales de la obra:

MANRIQUE: Señor, el pesquisidor
 que a Fuenteovejuna ha ido
 con el despacho ha venido
 a verse ante tu valor.
REY: Sed juez de estos agresores.
ISABEL: Yo confieso que he de ver
 el cargo en vuestro poder,
 si me lo concede Dios.
JUEZ: A Fuenteovejuna fui
 de la suerte que has mandado
 y con especial cuidado
 y diligencia asistí.
 Haciendo averiguación
 del cometido delito,
 una hoja no se ha escrito
 que sea en comprobación;
porque conformes a una,
 con un valeroso pecho,
 en pidiendo quién lo ha hecho,
 responden: "Fuenteovejuna."
 Trescientos he atormentado
 con no pequeño rigor,
 y te prometo, señor,
 que más que esto no he sacado.
 Hasta niños de diez años
 al potro arrimé, y no ha sido
 posible haberlo inquirido
 ni por halagos ni engaños.
 Y pues tan mal se acomoda
 el poderlo averiguar,
 o los has de perdonar,
 o matar la villa toda.
 Todos vienen ante ti
 para más certificarte;
 de ellos podrás informate.
REY: Que entren pues viene, les di.
LAURENCIA: ¿Aquestos los reyes son?
FRONDOSO: Y en Castilla poderosos.
LAURENCIA: Por mi fe, que son hermosos;
 ¡bendígalos San Antón!
ISABEL: ¿Los agresores son éstos?
ESTEBAN: Fuenteovejuna, señora,
 que humildes llegan agora
 para serviros dispuestos.
 La sobrada tiranía
 y el insufrible rigor
 del muerto comendador,
 que mil insultos hacía
 fue el autor de tanto daño.
 Las haciendas nos robaba
 y las doncellas forzaba,
 siendo de piedad extraño.
FRONDOSO: Tanto, que aquesta zagala,
 que el cielo me ha concedido,
 en que tan dichoso he sido
 que nadie en dicha me iguala,
 cuando conmigo casó,
 aquella noche primera,
 mejor que si suya fuera,
a su casa la llevó;
 y a no saberse guardar
 ella, que en virtud florece,
 ya manifiesto parece
 lo que pudiera pasar.
MENGO: ¿No es ya tiempo que hable yo?
 Si me dais licencia, entiendo
 que os admiraréis, sabiendo
 del modo que me trató.
 Porque quise defender
 una moza de su gente,
 que con término insolente
 fuerza la querían hacer,
 aquel perverso Nerón
 de manera me ha tratado
 que el reverso me ha dejado
 como rueda de salmón.
 Tocaron mis atabales
 tres hombres con tan porfía,
 que aun pienso que todavía
 me duran los cardenales.
 Gasté en este mal prolijo,
 por que el cuero se me curta,
 polvos de arrayán y murta
más que vale mi cortijo.
ESTEBAN: Señor, tuyos ser queremos.
 Rey nuestro eres natural,
 y con título de tal
 ya tus armas puesto habemos.
 Esperamos tu clemencia
 y que veas esperamos
 que en este caso te damos
 por abono la inocencia.
REY: Pues no puede averiguarse
 el suceso por escrito,
 aunque fue grave el delito,
 por fuerza ha de perdonarse.
 Y la villa es bien se quede
 en mí, pues de mí se vale,
 hasta ver si acaso sale
 comendador que la herede.
FRONDOSO: Su majestad habla, en fin,
 como quien tanto ha acertado.
 Y aquí, discreto senado,
 Fuenteovejuna da fin.

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