domingo, 13 de mayo de 2018

GREGUERÍAS ILUSTRADAS


Hasta mitad de junio pomos ver en el Museo ABC, de Madrid esta exposición dedicada a Ramón Gómez de la Serna. En ella, se recogen cien greguerías ilustradas por el propio autor, que fueron publicadas en la revista Blanco y Negro entre 1930 y 1935.

 Tenemos que recordar que la greguería es el trabajo literario más personal de Ramón Gómez de la Serna. Uniendo humor y metáfora, encuentra la fórmula literaria que le permite describir el mundo que le rodea, el mundo agitado de las vanguardias europeas. Sus greguerías son ingeniosas imágenes que iluminan los aspectos más contradictorios del escenario que le tocó vivir.

Veamos algunas que aparecieron en diversos libros:





En los museos de reproducciones escultóricas es donde los papás oyen a los niños las cosas más insólitas:
—¡Papá, a mí no me ha salido aún la hoja!



El gesto que hacen los elegantes al sacarse el pañuelo del faldón del frac es un gesto ignominioso e indecente.



La muchacha que lleva la pelota del niño en la red parece que pasea un pequeño montgolfier.



Los poetas del pasado ya parecían haberse adelantado a los que hablan por radio, porque leían sus poesías ante el micrófono de una rosa en el búcaro



El 4 tiene la nariz griega.



Hay un momento en que al bandoneón parece que se le cae una pila de libros que no ha podido abarcar con las dos manos.


Uno de los contrastes más graciosos de los espectáculos modernos es cuando en el boxeo el hombre pequeño en mangas de camisa y con corbata ayuda a levantar el brazo al atleta triunfador. ¡Qué trabajo le cuesta!



La arquitectura árabe es el agrandamiento del ojo de la cerradura.


El beso es una nada entre paréntesis.



No conviene pintar ya a las brujas montadas en una de aquellas escobas ordinarias que, generalmente, eran escobas que habían barrido mucho. Las brujas modernas deben ser representadas sobre una escoba aviónica, con el volante de la dirección en el mango y la hélice al final.

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