Béjar, 2 de
febrero de 1532.
Don Francés de
Zúñiga, antiguo bufón del emperador Carlos V, es acuchillado en plena noche por
varios desconocidos. La emperatriz le encarga las pesquisas del caso a Fernando
de Rojas, que está cerca de cumplir sesenta años. A través de su investigación,
iremos conociendo la vida del controvertido e irreverente Don Francés, así como
los entresijos de una época tan fascinante como escandalosa.
Para resolver
este caso, Rojas contará con la ayuda de Alonso, un joven estudiante; con él
tendrá que enfrentarse a numerosos obstáculos y a diversos retos, como el de
buscar un manuscrito muy misterioso o intentar descifrar una de las obras más
enigmáticas del arte y la arquitectura europeas: la fachada de la Universidad
de Salamanca.
Partiendo
de unos hechos reales, Luis García Jambrina retoma en esta novela
el personaje de Fernando de Rojas, que volverá a hacer de detective en una
España convulsa: la revuelta de los comuneros, los humanistas, la inquisición,
un rey que piensa más en un imperio que en su pueblo… A lo largo de su
investigación, Rojas no sólo nos ofrecerá una semblanza de Francesillo y de su
vida en la corte (cómo entró en ella, los odios y enemigos que se creó, cómo
perdió el favor de Carlos I…), sino también nos muestra su Crónica, una obra
burlesca donde demuestra ser una persona instruida y amante de las letras y no
deja títere con cabeza. Además buscará un “manuscrito de fuego”, texto que
Rojas no sabe si “es una obra destinada a
provocar incendios, ya fueran reales o figurados? ¿O se trataría más bien de un
escrito tan brillante y cegador como el sol o tan ardiente y abrasador como el
propio fuego? ¿O sería simplemente un texto peligroso o dañino para la Corona o
para la fe católica y, por tanto, susceptible de acabar en la hoguera
inquisitorial?”. Sólo sabe que su clave se esconde tras las siguientes
cuartetas:
El manuscrito de fuego
no ha sido escrito con tinta,
ni su cuerpo es de papel,
ni se cubre con piel lisa.
En un lugar del Estudio
está oculto y a la vista.
Cuando el sol desaparece
es cuando su luz más brilla.
Si algún día alguien descubre
qué es lo que esto significa,
a unos moverá a la cólera,
a otros causará gran risa.
El manuscrito de fuego
nunca podrá ser quemado,
ni tampoco ser prohibido,
ni siquiera censurado.
Aunque es un libro muy docto,
por el Estudio aprobado,
cualquiera puede leerlo,
incluso los iletrados.
Si es que quieres conocer
la clave para encontrarlo,
no la busques en los libros,
la hallarás en lo más alto.
Personajes
reales aparecerán en las pesquisas de Rojas (que ya es conocido por La
Celestina y la mayoría le pregunta por qué no ha vuelto a escribir): la
emperatriz Isabel de Portugal, la duquesa de Béjar, don Pedro de Robles, fray
Antonio de Guevara, el duque de Alba, Hernán Núñez de Toledo el Pinciano (que
dará mucho juego en la novela). Algunos de ellos son sospechosos del asesinato
de Francesillo, que no se resolvió (hecho que nos recuerda a otra novela:
Decidnos, Quién Mató al Conde, de Néstor Luján, sobre la muerte del
conde de Villamediana). Otros ficticios: Sabela, el gran amor de Fernando de
Rojas, que ya apareció en El Manuscrito de Piedra. Alonso, el gran acierto de
la novela, pues todo investigador que se precie debe tener un buen ayudante, y
que esconde algunos secretos como podremos comprobar.
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