Phileas Fogg
había dejado su casa de Saville Row a las once y media, y tras haber colocado
quinientas sesenta y cinco veces el pie derecho delante del izquierdo y
quinientas sesenta y seis el izquierdo delante del derecho, llegó al Reform
Club, amplio edificio levantado en Pall-Mall, cuyo coste de construcción no
baja de los tres millones.
Phileas Fogg
pasó inmediatamente al comedor, con sus nueve ventanas que daban a un jardín
con árboles ya dorados por el otoño. Tomó asiento en la mesa de costumbre
puesta para él. Su almuerzo se componía de entremeses, un pescado cocido
sazonado por una reading sauce de primera clase, de un rosbif escarlata
salpicado de condimentos musheron, de una torta rellena con tallos de ruibarbo
y grosellas verdes, y de un pedazo de Chester, rociado todo con algunas tazas
de ese excelente té, que se cosecha especialmente para el servicio del Reform
Club.
A las doce y
cuarenta y siete de la mañana, este gentleman se levantó y se dirigió al gran
salón, suntuoso aposento adornado con pinturas de lujosos marcos. Allí, un
criado le entregó el Times con las hojas sin cortar, y Phileas Fogg se dedicó a
desplegarlo con una seguridad tal, que denotaba la práctica más extremada en
esta operación. La lectura del periódico le ocupó hasta las tres y cuarenta y
cinco, y la del Standard, que le siguió, hasta la hora de la cena, la cual tuvo
lugar en iguales condiciones que el almuerzo, si bien con la añadidura de la
Royal british sauce.
A las seis
menos veinte, el gentleman apareció de nuevo en el gran salón y se abismó en la
lectura del Morning Chronicle.
Media hora mas
tarde, varios miembros del Reform Club entraban y se acercaban a la chimenea
encendida con carbón de piedra. Eran los compañeros habituales de juego de Mr.
Phileas Fogg, aficionados al whist como él: el ingeniero Andrés Stuart, los
banqueros John Sullivan y Samuel Fallentin, el fabricante de cervezas Tomás
Flanagan, y Gualterio Ralph, uno de los administradores del Banco de
Inglaterra, personajes ricos y considerados en aquel club, que cuenta entre sus
miembros a las mayores notabilidades de la industria y de la banca.
Julio Verne, La Vuelta al Mundo
en 80 Días
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