En una ciudad se está celebrando un partido de fútbol anunciado
como el partido del siglo, pero su duración excede lo habitual, ya que los
asistentes llevan una semana en el estadio, sin intención de salir.
Fisco y Jaiko, dos amigos, preocupados por la situación de sus
familiares y por la extrañeza del caso deciden acudir a su librería preferida
“El Pozo y el Péndulo” en busca de consejo, y el propietario les propone que
vayan a buscarlos.
La gente parece hipnotizada y no quiere salir, olvidándose de lo
que han dejado fuera. En el estadio conocen a dos hermanos, Sara y Arno, que
también pretenden buscar ayuda, entonces una vendedora ambulante les da una
cajita metálica para que la rellenen con ocho letras que serán las que abran la
puerta principal y liberarán a la gente atrapada. Consiguen escapar del campo
de fútbol y vuelven a la librería.
El librero les relata una extraña historia sobre un habitáculo de
la librería que llama “El laberinto de las sirenas”, y que a Fisco y Jaiko les
había llamado siempre la atención. Tenía un gato que se metió allí y volvió con
una rosa en la boca y no se sabe de dónde procedía, animándoles así a buscar
las letras en el laberinto para poder salvar a sus familiares.
A través del “laberinto de las sirenas” emprenderán diversos
viajes por el espacio, el tiempo y la literatura y conseguirán las letras con
ayuda de personajes como Don Quijote, Sherlock Holmes, Frankestein,
Leonardo da Vinci, Oscar Wilde, Jan Patocka, etc...
En esta novela el filósofo y escritor Fernando Savater nos
habla de la libertad y de las
facultades que sirven para alcanzar la felicidad
del alma. Para ello, se va a servir de los viajes que realizan los muchachos,
abarcando su arco temporal desde el siglo V a. C, donde encuentran una caravana
con el pensador Lao Zi, hasta el siglo XX con el filósofo Jan Patocka, aunque el
orden de estos viajes no responde a ningún criterio de tipo cronológico. El
librero Don Pantaleón y la vendedora ambulante serán los guías de los
muchachos, además de los personajes que van encontrando en los distintos
viajes.
La novela se rige por un lenguaje sencillo, de fácil lectura, a
excepción de algunos cultismos y léxico especializado. La voz del narrador
intenta llegar al lector sin ninguna dificultad con el fin de que este no
abandone la lectura. El estilo, aunque sencillo, cambia en conforme los personajes
que surgen a lo largo de la novela: cervantino en los diálogos de Don
Quijote y Sancho; un estilo típico de Conan Doyle con Holmes.
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