Advertencia,
no me he equivocado con el titular de la entrada.
Hoy estrenan
en pantalla grande la película Florence Foster Jenkins, de Stephen Frears, con Meryl
Streep, Hugh Grant y Simon Helberg (Howard, el ingeniero de Big Bang Theory), una
película biográfica.
Hace unos
años, producida por Yllana, vi en Madrid, Glorious, de Peter Quilter, una
representación bastante divertida sobre esta excéntrica “cantante”, que no
sabía cantar, pero que fue uno de los personajes más populares de su época y
llegó a llenar el mítico Carnegie Hall de Nueva York.
Su
sipnosis (Internet es Dios) es la siguiente
Dicen que Florence Foster Jenkins
comenzó su carrera como cantante en el año 1912, el año en que se hundió el
Titanic. La tragedia del Titanic, como todos ya sabemos, fue por culpa del
hielo, y la de Florence… pues que no había quien le afinara.
Aun así, la historia de Florence
está lejos de ser una tragedia. Florence consiguió desembarcar contra viento y
marea en uno de los ‘puertos’ musicales más importantes del mundo; el Carnegie
Hall de Nueva York. Ahí dió todo un recital con el teatro abarrotado. Una
gloriosa hazaña, teniendo en cuenta que no sabía cantar.
Con tres
actores, y un piano, se desarrollaba toda la trama. Llum Barrera interpretaba a
Florence, obsesionada con cantar, creyendo tener una voz es maravillosa, pero
sin oído musical y con más moral que el Alcoyano, y, finalmente, alcanzará el
triunfo, aunque no por cantar bien. Le acompañaba Ángel Ruiz como el pianista
Cosme Mcmoon (juraría que los actores pronunciaban el apellido como Mamón);
este personaje fue transformado por Peter
Quilter, pues el personaje real intentó aprovecharse de Florence,
mientras que en la obra pasa de reírse de ella a ser su mayor defensor (ignoro
en qué línea lo representará Howard). El trío lo cerraba Alejandra Jiménez-
Cascón, quien desempeñaba varios papeles
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