Esta exposición, patrocinada por la editorial Vicens Vives y prorrogada
hasta el 25 de octubre en el Museo ABC, recoge una selección de
originales y bocetos realizados por Rébecca Dautremer para el libro
ilustrado Una Biblia, a partir de una idea de Philippe Lechermeier.
En total, se presentan 32 ilustraciones originales en las que se
aprecian ejemplos de las distintas técnicas utilizadas por la artista: gouache
sobre papel de acuarela, mina de grafito mojada y engrasada, tinta sepia sobre
papel de acuarela o un par de bocetos de personajes incluidos en el libro.
La muestra permite acercarse a la singularidad del trabajo de esta
ilustradora, que renueva su arte con algunas de las pinturas e ilustraciones
más técnicamente perfectas de su carrera. No solo ha pulido su técnica con el
gouache, sino que también ha enriquecido su trabajo con innovaciones (o nuevos
retos) que revelan su gran talento y sus numerosas habilidades.
Los relatos de la Biblia son sorprendentes, sobrecogedores, en
ocasiones, desconcertantes
pero, siempre, sugerentes Sus relatos, de estilos y
géneros muy diversos, son proféticos, históricos, filosóficos, teológicos y
poéticos. Se infiltran en nuestra vida cotidiana y circulan en nuestro
inconsciente desde nuestro nacimiento. Conocer estas historias es una de las
claves para conocer nuestra sociedad.
«Para cada uno de nosotros, seamos creyentes o no, y al margen de
cuál sea nuestra posición respecto a la idea de Dios o la religión, este texto
forma parte de los cimientos de nuestra civilización» -comenta el autor de Una
Biblia, Philippe Lechermeier.
Rébecca Dautremer nos presenta
su versión personal. En esta biblia se narran con imágenes los episodios
fundadores del texto sagrado: Adán y Eva en el Jardín del Edén, la construcción
del arca de Noé, la huida de Egipto o las bodas de Caná, entre otros. Rébecca
ha acometido la ejecución de estos pasajes con asombrosa sensibilidad y fuerza
expresiva.
Con este último proyecto, Rébecca Dautremer desafía los
límites de su arte y rompe radicalmente con la imagen tópica de La Biblia. Para
la ilustradora, estos textos fundadores no son solo religiosos, sino que forman
parte de nuestro patrimonio cultural. Por ello, aporta su propia mirada a los
célebres relatos que impregnan la historia del arte y que tanto han influido en
nuestra historia y en nuestra cultura.
«Un día, Philippe Lechermeier, me dijo que
iba a escribir las historias de La Biblia y en ese momento le propuse
ilustrarlo. No obstante, pasó un tiempo hasta que me sentí cómoda con este
trabajo. Aunque Una Biblia no es un libro religioso, mi principal preocupación
era sentirme “legítima” con este trabajo. Después de algunos meses, olvidé todo
e hice las ilustraciones con total libertad».
«Siempre he soñado con ilustrar La Biblia. Conozco todos sus
relatos desde la infancia. Para mí son una increíble fuente de imágenes. Cuando
era pequeña, tenía una edición ilustrada. Para mí, La Biblia era como un libro de
cuentos. Y los cuentos piden necesariamente ilustraciones. [...] Siempre
procuro encontrar un hilo, y tiro de él para contar mi propia versión de la
historia en imágenes».
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